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Pablo Laso: "A Williams-Goss lo quería toda Europa"

El entrenador del Real Madrid habla con AS horas antes de iniciar en el banquillo blanco su undécima Euroliga. "No sé si llegaré a los 75 años, pero tengo el depósito lleno".

MADRID, SPAIN - SEPTEMBER 16: Pablo Laso, Head Coach poses during the 2021/2022 Turkish Airlines EuroLeague Media Day of Real Madrid at Valdebebas training ground on September 16, 2021 in Madrid, Spain. (Photo by Diego Souto/Euroleague Basketball via Getty Images)
MADRID, SPAIN - SEPTEMBER 16: Pablo Laso, Head Coach poses during the 2021/2022 Turkish Airlines EuroLeague Media Day of Real Madrid at Valdebebas training ground on September 16, 2021 in Madrid, Spain. (Photo by Diego Souto/Euroleague Basketball via Getty Images)Diego SoutoEuroleague Basketball via Getty

Pablo Laso afronta su undécima Euroliga como entrenador del Real Madrid, solo Pedro Ferrándiz, que participó en 12 Copas de Europa en sus 13 temporadas en el banquillo blanco, le supera. Hasta ahora, en seis de las nueve ediciones finalizadas, porque la de 2020 se suspendió, alcanzó la Final Four y en dos de ellas ganó el título después de disputar cuatro finales.

El Madrid empieza mañana la Euroliga a lo grande, en casa y ante el campeón de Europa. Si le dicen que perder ahora con el Efes les puede dejar sin factor pista en el ­playoff de abril, ¿lo ve exagerado?

Se menosprecian los otros 33 partidos que faltan y no veo que uno solo sea tan decisivo. Lo que sí es verdad es que la Euroliga hay que afrontarla al máximo desde el principio y que es un encuentro grande. El curso pasado nos jugamos entrar en el ­playoff el último día en el campo del ­Fenerbahçe y antes logramos victorias con las que no contábamos tanto y al revés. Ponemos el foco en el estreno, pero sin subestimar lo que es una liga de 34 jornadas.

Efes, Barça, CSKA, ­Armani, Madrid, Fenerbahçe… ¿se atreve con un tapado?

El Bayern de Múnich ha hecho una buena plantilla y el año pasado estuvo en el ­playoff. El Baskonia siempre lucha por acabar entre los ocho mejores y luego es muy competitivo. El Olympiacos ha cambiado y ha añadido jugadores determinantes, el Zenit viene de competir al máximo nivel y casi deja fuera al Barcelona… Hablar de favoritos es complicado, pero con una pistola en el pecho diría el Efes, que es el campeón y mantiene la estructura exitosa. Y luego el Barcelona, el Fenerbahçe, el Milán y... el CSKA, como siempre. ¿Y el Madrid? Me alegro de que nos metan en ese grupo. Aquí los equipos menos punteros son muy buenos.

Diez años después de su debut, ¿qué certidumbres y, al contrario, qué miedos tiene ahora que en 2011 no tuviera?

La sensación es parecida, aunque cada año hay nuevos retos. Lo que siempre me ha dado más miedo es lo que no puedo controlar, sobre todo si un jugador se lesiona, porque me obliga a cambiar cosas. Recuerdo la baja de ­Randolph en diciembre pasado en el campo del Olympiacos, que entrando en el vestuario me dicen el médico y los fisios que me olvide de él para el resto del año. ¿Qué debería haber hecho? ¿No haberlo puesto a jugar? Esas cosas dan inseguridad. Dentro de lo que sí controlo, me acuerdo que en mi primer año tenía la seguridad de que tanto Sergi Llull como Sergio Rodríguez iban a ser dos bases muy determinantes en el tiempo, y muy creadores. Necesitábamos que el equipo girara alrededor de ellos. Ahora la situación es diferente, hay cuatro novedades importantes (­Heurtel, ­Williams-Goss, Hanga y Yabusele) con distintos roles y se tienen que adaptar, un proceso con el que estoy muy contento aunque quede mucho margen.

Y quizá uno de los retos comunes con 2011 sea reenganchar a la afición, entonces porque el Madrid venía de una muy mala racha y ahora porque llevan casi año y medio sin público en las gradas.

A ver cómo reacciona la afición a todo y en todos los deportes. Durante un año y medio nos hemos acostumbrado al deporte por televisión, aunque mi sensación es que el hábito de seguir al Madrid de baloncesto se ha mantenido, pero sí que debemos recuperar el ambiente en el Palacio.

Se habla del Lasismo como de una trayectoria compacta de 10 años, pero al margen de los 65 jugadores utilizados, el Madrid ha cambiado mucho, incluso el estilo, se ha hecho más sólido pero menos desen­fadado y atrevido. No sé si está de acuerdo, ¿cree que ahora con una plantilla con más físico, defensa y rebote el Madrid va a jugar otra vez más rápido?

Cada año es diferente. El Pablo Laso entrenador conserva su idea de baloncesto, que no ha cambiado, pero que no puede prevalecer por encima de los jugadores, estaría equivocado. Hay que sacar el máximo de la plantilla y hace 10 años, por ejemplo, no tenía a Tavares, que es decisivo. Con Deck y Sergio Rodríguez, que ya no están, había que adaptarse a su estilo. Otros siguen, como Llull y Rudy, aunque ha pasado el tiempo; Reyes se ha retirado… Estoy obligado a adaptarme y, a partir de ahí, defensivamente y en el rebote el equipo es mejor que hace diez años. Quizá entonces había más talento en otros aspectos del juego. Ahora, ese talento, lo mostramos en situaciones diferentes que aún debemos explotar y mejorar. ¿Eso cambia mi idea de ver el baloncesto? No. Parece que respondo a la gallega, pero resulta obligatorio adaptar el talento al estilo de juego y el estilo a los jugadores. Una vía de dos direcciones.

¿Qué papel juega en los fichajes del Madrid? ¿Habla con el club de necesidades y luego recibe la plantilla y la entrena, decide todas las incorporaciones o hay un término medio?

Los fichajes en el Madrid no ocurren de la noche a la mañana. La primera vez que vi a ­Randolph, en Europa no lo conocía nadie. Estábamos en un hotel concentrados y vimos un partido suyo con el Lokomotiv. Llegó dos años después, pero ese día, creo que era en Valencia, nos quedó patente que era un jugador para el Real Madrid. No sabía si sería posible, si se daría la oportunidad, pero lo teníamos claro. Es un proceso que nos pasa casi con todos los fichajes y luego no todos salen bien. La idea debe prevalecer sobre el nombre, a veces te gusta mucho un jugador, investigas y ves que no va a encajar. Por eso el trabajo en el tiempo es muy importante. Si digo que quiero a ­LeBron ­James, imagino que Juan Carlos Sánchez (director de la sección) y Herreros (director deportivo) me mirarán diciendo: “Muy bien, Pablito, me alegro mucho”. En la mayoría de las ocasiones el entrenador no puede decir quiero a este tío y hoy lo ficho, sino que es el club el que te habla de que se puede acceder a un jugador por determinada situación, y más tarde se estudia si encaja o no. Eso pasa con Laso y el Madrid, pero lo viví antes en San Sebastián. Moncho Fernández en el Obradoiro (12 años seguidos) te dirá lo mismo... cada uno en su lugar.

Con la experiencia que le dan los diez veranos previos, ¿qué nota le pondría a su equipo este año en el mercado? ¿Qué verano ha sido el mejor de todos?

Para mí el mejor verano es cuando gano la Liga, mis jugadores se van con sus selecciones y consiguen medallas y luego regresan al Madrid, cambian el chip y son de nuevo competitivos. Ese sería un verano idílico, aunque después de ganar no siempre pienso que todo ha ido bien. Se puede perder la final de la Euroliga y no querer tocar nada, y llevarte el título y necesitar cambios. El baloncesto lo veo como un proceso en el que el equipo es más importante que fichar a un determinado jugador.

¿Les ha felicitado Carroll por ganar la Supercopa?

A mí, personalmente, no; pero a algún miembro del equipo sí.

Viéndolo desde fuera parece ahora un jugador retirado, ¿cuál es su sensación?

La mía es que no está aquí para entrenarse, pero entiendo la pregunta porque hasta mis hijos me enseñan fotos en las que se le ve montado a caballo. La pregunta es para él. Jaycee es un referente del madridismo, una persona a la que queremos y valoramos. Nos encantaría que siguiera, pero… no está.

Micic, Clyburn, Doncic, De Colo, Rice, Spanoulis, Diamantidis, Navarro, Langdon, Papaloukas, Jasikevicius… Es la lista de los últimos MVP de la Final Four, solo faltan Udoh y Nocioni. Exteriores de gran talento y buenos generadores de juego, ¿necesita el Madrid una primera espada de ese perfil para ganar la Euroliga? ¿Es clave ahí el fichaje de Williams-Goss?

Williams-Goss es un fichaje buenísimo, porque es un jugador al que quería toda Europa. Nos va a aportar muchísimas cosas y pienso que tanto él como Heurtel pueden ser decisivos en esa posición. Si respondo a la pregunta y digo que Nigel debe hacer lo que esos jugadores, estaría poniéndole una presión enorme y, luego, el día que perdamos, si juega mal, se afirmaría que no cumple las expectativas. Y no es cuestión de expectativas individuales, sino del funcionamiento del equipo. Si juega muy bien y perdemos tampoco nos serviría. Williams-Goss es una pieza super­importante dentro del grupo, como Tavares, Yabusele… Y como Causeur y Thompkins, que probablemente fueran los más decisivos en la final de Belgrado y el mundo habló de Doncic.

Menciona a Tavares y Yabusele, y está Poirier, los tres más valorados en este inicio de Liga, ¿qué queda de aquello de que “Laso no juega con los pívots”?

(Se ríe). Cuando llevas mucho tiempo debes aceptar que se diga de todo. Ayer contaban que somos el tercer o cuarto peor ataque de la Liga, que ni lo he mirado, ¿qué es, una crítica al equipo? Y ahora somos la mejor defensa, cuando se me ha criticado también por eso y por no jugar con los pívots. Para mí Reyes y ­Slaughter eran fundamentales. Es verdad que teníamos al ­Chacho, Doncic, ­Carroll... pero que dijeran eso era un menosprecio al resto. El equipo está por encima de bases, aleros y pívots. Ahora, tanto Tavares como ­Poirier y ­Yabusele son determinantes: dan gran seguridad defensiva y en el rebote y aprovechan las ventajas en ataque.

¿Hasta cuándo se ve en el banquillo?

Esta semana, seguro, no miro mucho más adelante. Un ministro ha dicho que lo mismo hay que trabajar hasta los 75 años, no sé si me retiraré antes o llegaré más lejos (vuelve a ­reírse). Estoy muy contento con mi trabajo, me hace feliz. Si pierdo la motivación, me daré cuenta y no engañaré a nadie, daré un paso a un lado como hice de jugador. A día de hoy vengo encantado a entrenar, me siento con el depósito lleno.