A Wiggins le falla la vía religiosa
La NBA rechaza la petición del alero de no recibir la vacuna por sus creencias. El tiempo se agota para los Warriors, que se enfrentan a un problema que puede acabar siendo mayúsculo.
El caso Andrew Wiggins se enreda… y el tiempo se acaba. La NBA acaba de rechazar la petición del alero de no recibir la vacuna contra la COVID-19 por razones religiosas: "Después de analizarlo, la NBA rechaza la petición de Andrew Wiggins de recibir una exepción religiosa del departamento de salud pública para no cumplir la normativa que obligará a las personas a partir de doce años a tener un patrón completo de vacunación para participar en eventos celebrados en interiores. Wiggins no podrá jugar los partidos que los Warriors disputen como equipo local hasta que no cumpla con las normas de vacunación". Al alero, que en principio tendría que seguir siendo titular en unos Warriors que quieren hacer una especie de temporada de reconquista (si Klay Thompson vuelve tras sus dos años parado por las lesiones en una versión óptima, al menos), se le cierra la última gatera, una opción que le habría permitido mantener su actividad normal con el equipo… y su actitud de rechazo frontal a la vacuna.
La NBA no ha considerado lícita la petición de Wiggins y cree que tampoco lo habrían hecho, después, las autoridades de la ciudad de San Francisco. Así que esto va ya para culebrón en los Warriors. Y veremos si para escándalo. La NBA, a la espera de sellar los protocolos definitivos para la nueva temporada, no obliga a vacunarse a los jugadores (si a otros estamentos, incluidos por ejemplo los árbitros) pero establece protocolos todavía muy estrictos para quien no lo hagan: test diarios y normas de comportamiento que recuerdan a las de la temporada pasada, y que se van a saltar los vacunados (el 90%, según Shams Charania). Además, un contacto con un positivo obligará a, en principio, una semana de cuarentena a los no vacunados (de media, unos dos por franquicia). Eso puede traer problemas a cualquier equipo… pero es un asunto absolutamente delicado en Knicks, Nets y Warriors. O en los dos últimos, porque los primeros ya han confirmado que toda su plantilla está vacunada. La razón, que en sus ciudades (Nueva York y San Francisco) hay normativas que exigen la vacunación para estar en eventos celebrados en interiores.
En los Nets tiemblan porque un artículo de Yaron Weitzman en Fox ha asegurado que Kyrie es uno de los no vacunados. En los Warriors, el problema con Wiggins ya es público. Y la normativa en San Francisco entra en Vigor el 13 de octubre, y exige que la pauta de vacunación esté completada (en Nueva York basta con la primera dosis). Eso deja los márgenes ya en mínimos, salvo que Wiggins recibiera la vacuna de una sola dosis. El alero podrá, si todo sigue así, comenzar la pretemporada y disputar cuatro de los cinco primeros amistosos. Sus problemas empezarán con el quinto y último partido de preparación, en San Francisco el 15 de octubre (contra los Blazers). El primer duelo de los Warriors en su cancha en regular season está fijado para el 21 de octubre, contra los Clippers. A partir del 13, Wiggins tampoco podrá entrenar porque los gimnasios e instalaciones deportivas están sometidos a la misma norma.
El problema apunta a mayúsculo. Una tremenda distracción fuera de la pista y un lío en ella, con un jugador titular e importante entrando y saliendo en función de dónde se jueguen los partidos. Y el riesgo de brote, un asunto que puede ser dramático ya en playoffs. Wiggins perdería unos 350.000 dólares por cada partido que no juegue en su pista durante la regular season (41 en total), lo que podría dejarle sin más de 15 millones de los 31,5 que tiene firmados en esta temporada 2021-22. Veremos si sigue en sus trece y, si lo hace, qué deciden por su parte los Warriors.