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Kyrie, la vacuna y el 'plan de Satán'

Un artículo de Rolling Stone incendia por completo el debate de la vacunación en la NBA. Kareem Abdul-Jabbar ataca con dureza a los que siguen optando por no recibir la vacuna.

Kyrie, la vacuna y el 'plan de Satán'
Mitchell LeffGetty Images

Después de que la pandemia haya marcado las dos últimas temporadas de la NBA de forma drástica, su efecto se seguirá notando en esta, como en todos los órdenes de la sociedad, si bien se pretende un regreso a algo ya mucho más parecido a la normalidad: calendario más convencional (82 partidos por equipo en el marco octubre-junio), público en las gradas de forma ya generalizada y menos presencia de los protocolos y los controles en la vida diaria de las franquicias. Pero esta, la 2021-22, puede ser la temporada de las vacunas.

O de las no vacunas. Y el efecto que esta decisión puede tener a nivel deportivo en una NBA que no ha obligado a vacunarse a los jugadores. Sí lo ha hecho con sus trabajadores, con los árbitros, empleados de franquicias, aquellos que hacen sus labores cerca de las pistas y los equipos (personal de las retransmisiones televisivas, por ejemplo)… Pero no con los jugadores. Y no todos se han vacunado. Y eso puede ser un problema, incluso uno muy grave, para la Liga… pero sobre todo para sus equipos.

El asunto, que ha ido ganando relevancia mediática a medida que se nos echa encima el inicio de curso, ha saltado definitivamente por los aires debido a un demoledor artículo en Rolling Stone del galardonado periodista Matt Sullivan, que ha trabajado para The Atlantic, New York Times, The Guardian y Bleacher Report, y que ha publicado un libro sobre los Nets de Kyrie Irving, Kevin Durant y James Harden. Así que tiene acceso y mucha información de las estrellas de uno de los equipos más señalados en esta crisis que viene y que Sullivan describe así en el título y el subtítulo de su excelente artículo: "Los antivacunas están tratando de imponer su agenda a la NBA... y está funcionando. Las teorías de la conspiración llegan a los vestuarios. La política de llevar mascarillas en los pabellones. Superestrellas que se niegan a vacunarse. Después de traer de vuelta la cultura de la COVID, el baloncesto se enfrenta a su propia guerra civil".

A las puertas del inicio de la pretemporada con la apertura de los training camps, un asunto que ha sido recurrente desde que terminó la pasada temporada ha saltado directamente al primer plano. Shams Charania aseguró que el 90% de los jugadores se han vacunado, y que esa cifra ha ido aumentando notablemente a medida que se ha acercado la pretemporada oficial. Y Rob Pelinka, el mandamás de los despachos de los Lakers, aseguró en su primera comparecencia pública del curso que los angelinos tendrán “al 100% de la plantilla vacunada” en la primera noche de la temporada regular, el 19 de octubre (Lakers-Warriors en el Staples Center). Pero, claro, hay otros equipos en los que la situación no es tan clara, y ese 90% está por debajo del porcentaje al que, por ejemplo, ha llegado la más conservadora NFL.

El artículo de Sullivan pone de relieve los problemas de la NBA para implantar su agenda en cuanto los jugadores han esgrimido la bandera de sus libertades individuales, algo que comenzó con el rechazo a la vacunación total obligatoria en la reunión telemática del sindicato (NBPA) del pasado 7 de agosto. Las teorías de las conspiración, la influencia ciega de la religión y la visión contracultural de algunas estrellas están maridando para crear un problema formidable, algo que preocupa en la NBA por la facilidad de propagación de la variante Delta. Sullivan habla del espanto con que ejecutivos y trabajadores de la Liga explican que Kyrie Irving, ya señalado como uno de los que han rechazado la vacuna, y otros dan cobijo a conspiranoias que apuntan a un gran diseño para controlar a la población negra a través de la vacuna y de un súper ordenador para seguir un plan de Satán. La vacuna de Moderna serviría, según ellos, para introducir microchips de control.

La tía de Kyrie Irving, Tyki, encargada de llevar su fundación y que forma parte de su círculo de máxima confianza, ha hablado con Sullivan: "Hay tantos jugadores además de él que no se quieren vacunar que creo que encontraran una forma de hacer valer su postura. Tiene que haber alguna fórmula de que la NBA y los jugadores lleguen a algún acuerdo. Tendría que haber algún modo de que los jugadores sigan interactuando y sigan en la pista pero con las limitaciones de aquellos que están tratando de oprimirte. Kyrie resolverá qué tiene que hacer. No es una cuestión religiosa, es una cuestión moral. Si es tan importante ponerse una vacuna que no está evitando los contagios, prefiero que no forme parte de eso a que te digan qeu si no te vacunas no puedes formar parte de la puta franquicia que has ayudado a construir".

El artículo también cita las palabras de Jonathan Isaac, muy conocido en la NBA por una radical postura religiosa que ya le hizo posicionarse al margen del resto de jugadores en la lucha social que se desarrolló en la burbuja de Florida. El alero de los Magic es otro de los que no quiere saber nada de la ciencia: "Al final se trata de gente, y no puedes poner toda tu esperanza completamente solo en la gente". Y cree que se está juzgando de forma injusto a los anti vacunas y que se les está marginando: "Puedes jugar en la misma pista, tocar la misma pelota, chocar pecho con pecho... pero cuando hay que subir al autobús, ¿tenemos que sentarnos en sitios separados? Para mí no tiene ninguna lógica. Si estás vacunado y tienes que llevar mascarilla, entonces para qué sirve la mascarilla. Y si Kyrie dice todo eso desde su posición de fuerza en el sindicato de jugadores, bien por él".

Enfrente, por suerte, se alzan otras voces también. El turco Enes Kanter, ahora de vuelta en los Celtics, asegura que (él es musulmán) está teniendo conversaciones con aquellos que ven con malos ojos la vacuna por razones religiosas: "El que crea que es una cuestión de religión debería pensar que es el momento para que religión y ciencia se den la mano. He hablado con mucha gente religiosa y les he dicho que la vacuna salva vida y que qué puede haber más importante que eso". "Si eres un jugador y no estás vacunado y tiene que estar una semana o dos fuera de las pistas, eso puede cambiar totalmente la temporada. Y nuestro objetivo es ser campeones". El artículo de Sullivan, además, señala a los Celtics como uno de los equipos con "varios jugadores que todavía no se han vacunado".

Kareem Abdul-Jabbar, uno de los primeros en vacunarse en público para tratar de concienciar a la población afroamericana, ha atacado con una dureza máxima a aquellos que no optan por vacunarse en la NBA: "La NBA tiene que insistir en que todos los jugadores y todo el staff esté vacunado o se aparte de los equipos. No tiene que haber espacio para los jugadores que están dispuestos a arriesgar las vidas de sus compañeros y todos los demás solo porque son incapaces de tomarse la situación con la seriedad necesaria o hacer una investigación adecuada. Lo que me parece más hipócrita de los negacionistas es su arrogancia y la forma en que no dan crédito a la inmunología y otras especialidades médicas. Pero si su hijo enferma o ellos mismos necesitan un tratamiento de emergencia, ¿cómo de rápido harán exactamente lo que esos mismos expertos les dicen que hagan? No están a la altura de su fama y su estatus. Los deportistas no están obligados a ser portavoces del gobierno, pero esto es una cuestión de salud pública. Los deportistas afroamericanos que no ayudan a que su gente se vacune están contribuyendo a las muertes que está habiendo. Y eso perpetúa el estereotipo que los señala como estúpidos que no son capaces de entender una evidencia científica y sacar conclusiones lógicas".

Un problema extra en San Francisco y Nueva York

Kyrie está ya claramente en el lote de los no vacunados, y Sullivan reconoce que no ha obtenido información clara sobre las dos grandes estrellas de los Nets, Kevin Durant y James Harden, que juegan además en Nueva York, donde las normas son específicamente más estrictas. Como en San Francisco, ciudad en la que los Warriors no saben qué hacer con un Andrew Wiggins que sigue rechazando la vacuna. Ambas ciudades obligan a que estén vacunados todos aquellos que quieran estar en recintos cerrados con alta ocupación. Por ejemplo, en los pabellones de la NBA. Eso hace que los jugadores de Warriors (San Francisco) y Knicks y Nets (Nueva York) que no estén vacunados no vayan a poder jugar los partidos que sus equipos disputen como locales, en total 41 de los 82 de la temporada. Para Wiggins, después de que la NBA haya rechazado su petición de no vacunarse por razones religiosas, supondría una pérdida de 350.000 dólares por noche ausente para un total de pérdidas que pueden llegar a los 15,8 millones. Para su equipo, sería un desarreglo tremendo contar con él unos días sí y otros no. Un problema que sería drástico en playoffs, donde además la aparición de un brote podría pone en jaque el desenlace de la temporada pasa la franquicia en cuestión.

En Fox Sports, Yaron Weitzman publicó hace un par de días un artículo en el que expresaba la preocupación que cunde entre los equipos. Un 90% de vacunados está un 15% por encima de la media de los adultos de Estados Unidos, pero sigue dejando unos 60-70 jugadores sin vacunar, una media de dos por franquicia. Y además del caso de Wiggins, están los dos equipos de la Gran Manzana que tampoco podrían tener en sus partidos en casa a los jugadores no vacunados. O uno, porque el general manager de los Knicks, Scott Perry, ha confirmado que la plantilla de los Knicks ha llegado al "100 por 100 de vacunación".

En los Nets la situación es más peliaguda porque Weitzman ya había asegurado que uno de los que no ha recibido ninguna dosis todavía es Kyrie Irving. Y con una estrella de tanto nivel en el disparadero, el asunto es muy delicado para el gran favorito al anillo. Su gestor, Sean Marks, habló de ello sin dar nombres: “Si jugáramos ahora mismo hay un par de personas que no saldrían en la foto. No entraré en quiénes, pero confiamos en que en los próximos días, antes del training camp, todo el mundo pueda estar disponible. Hemos tenido conversaciones muy sinceras, todo el mundo sabe lo que hay en juego...". Los no vacunados en San Francisco y Nueva York no podrían ni jugar ni entrenar cuando los equipos estén en sus respectivas sedes.

En el artículo, un ejecutivo explica de forma anónima la desesperación con la que ven cómo todas las estrategias fallan: se intentó dar charlas con expertos científicos a los jugadores que dudaban o rechazaban directamente la vacuna; se intentó convencerlos apoyándose en la calidad de vida: los vacunados tendrán en principio que pasar muchos menos controles, estarán sometidos a menos protocolos y menos restricciones y no tendrán que hacer cuarentena si han estado en contacto con el virus siempre y cuando den negativo en un test. Para los no vacunados, esa cuarentena será de siete días, aunque la NBA sigue trabajando en sus protocolos definitivos con el sindicato de jugadores y Sullivan asegura que la agenda de los antivacunas impondrá puntos como la no realización de test en días libres tampoco para quienes no estén vacunados o que las normas de distancia social en los viajes sean solo una recomendación y no una obligación

Y se ha intentado, por parte de los ejecutivos de las franquicias, incluso la vía económica: no estar en playoffs, por ejemplo, deja a los jugadores sin un buen extra de dinero y sin exposición en el momento cumbre del año, cuando se ganan o reclaman muchos grandes contratos. Pero nada ha funcionado con los que siguen anclados en el no. Un asunto que sigue ganando importancia y que empieza a ser de verdadera gravedad para la NBA a dos días del inicio de los training camp.