Una semana después de enfrentarse en el torneo EncestaRías en Villagarcía de Arousa, Unicaja y Obradoiro se encontraron de nuevo para abrir el telón en la Liga en un partido siempre dominado por los locales y en el que los de Santiago fueron siempre a remolque reflotando a base de arreones impulsivos. Regreso del público al Martín Carpena en partido de Liga año y medio después. La afición tenía ganas y casi se despachan las 3.300 entradas disponibles en una jornada que empezó con camisetas de solidaridad para sierra Bermeja, devastada por un incendio provocado por uno o varios indeseables.

El Obradoiro aguantó más o menos lo que le duró la puntería a Ellenson, que anotó 10 puntos en el primer parcial. En cuanto Jaime Fernández se puso manos a la obra, el Unicaja empezó a volar. Del 29-28 del minuto 14 se pasó en un suspiro a un 37-28. Jaime sumaba 15 puntos y 21 de valoración. El trabajo defensivo de los compostelanos hacía aguas. Un triple de Francis Alonso dejaba el electrónico en el descanso con 49-35.

Tras la reanudación dos triples consecutivos de Bouteille y Cole abren la brecha hasta un rotundo 55-35 y Moncho Fernández tiene que resetear. El Obradoiro mejora su defensa en el rebote y logra un parcial de 2-10 que le sirve para volver a la pelea. Okouo, exjugador del Unicaja, se hace fuerte en la zona con Scrubb muy acertado. Un triple de Robertson aprieta el marcador a 65-55. Y Jaime tiene que volver. Termina el tercer cuarto con 67-55.

En el comienzo de la recta final el Obradoiro llega a ponerse a solo nueve puntos de distancia (67-58). Pero Jaime sigue con su recital de juego y canastas. Un parcial demoledor de 16-2 y el electrónico de nuevo se dispara hasta 83-60 a falta de cuatro minutos. Unicaja no termina de romper el partido y su rival, con un parcial de 0-7 provoca un tiempo muerto reparador de Fotis Katsikaris. Es curioso ver que las reacciones de los gallegos suelen coincidir con los descansos a Jaime. El marcador vuelve a ajustarse hasta 85-77 a falta de 46 segundos. En un suspiro el parcial de 2-17 da cierto morbo a lo que queda de partido. No hubo sitio para la remontada imposible. Unicaja inició con buena onda la misión de volver a convertir su cancha en un bastión.