El momento de Willy
Con la extensión de contrato por tres años más, el pívot madrileño tendrá la oportunidad de asentarse en los Pelicans, donde ha ido de menos a más.
Willy Hernangómez aterrizó con fuerza en la NBA. Fue elegido en la posición número 35 del Draft por Philadelphia 76ers e, inmediatamente, New York Knicks se hizo con sus derechos. Un año después, en 2016, llegaba el desembarco. No uno cualquiera. En el Madison y con la puerta abierta para crecer, como hizo. Tras promediar 8,2 puntos y 7 rebotes en 18,4 minutos, fue elegido para conformar el mejor quinteto de rookies de la temporada. Con él, Malcolm Brogdon, Dario Saric, Joel Embiid y Buddy Hield. Un inicio difícil de mejorar que, sin embargo, pronto se convirtió en un espejismo. El protagonismo disminuyó de forma drástica y, sin terminar la campaña, llegaba a los Hornets. Abandonaba la Gran Manzana para reivindicarse en Charlotte, para demostrar que su curso de debut podía tener continuidad. No pudo ser. En su mejor campaña en la franquicia de Michael Jordan, se quedó en un 7,3+5,4 en 14 minutos. Desde sus 22 titularidades en su primer año, ahora, ha sumado 17 en total; pero algo puede cambiar.
New Orleans se presentaba como una nueva oportunidad y, aunque se resistió, lo terminó siendo. Era un reto y, a la vez, un escenario con mucho potencial. Al lado de Zion Williamson, uno de los jugadores que más miradas atrae en la NBA, pero con fuerte competencia en su posición. El propio Zion, en quintetos pequeños, podía llegar a cerrarle el paso. En la batalla natural, Steven Adams y Jaxson Hayes. El primero estaba llamado a la titularidad; el segundo, por su parte, era la apuesta joven de la franquicia para el puesto, algo que siempre es sinónimo de minutos. El plan marcado fue el que se dio, pero, como (casi) siempre, el que espera termina encontrando su hueco. Los problemas físicos del neozelandés, sumados a un Hayes que no aprovechó sus minutos, hicieron que la presencia de Willy aumentara sobre la pista sin cesar. En los primeros 18 partidos de la campaña, sólo contó con minutos en tres; en los últimos 10, promedió 25,9 minutos.
Un cambio radical que puede encontrar continuidad. De momento, lo hace. Willy ha firmado tres temporadas más con la franquicia, con contrato totalmente garantizado. Para la próxima, su sexta en el país de las oportunidades (nunca mejor dicho), las puertas están abiertas de par en par. La tendencia es positiva y, además, el contexto del equipo empuja a que el madrileño se instaure como sólido segundo pívot de la rotación. De inicio, partirá Jonas Valanciunas, recién llegado a cambio del propio Adams, y, tras él, iría el mayor de los Hernangómez. Hayes, que ya perdió terreno durante el transcurso de la pasada campaña, además, ha tenido un verano complicado en el ámbito extradeportivo, llegando a ser hospitalizado tras un grave incidente con la Policía.
Con todo ello, el internacional español tendrá la oportunidad de ir a más en una franquicia que necesita lo mismo. Con Zion como epicentro, el equipo quiere instaurarse en la aristocracia de la liga, alcanzando unos playoffs que se escapan. Y Willy está preparado, mental y deportivamente. En los Juegos Olímpicos de Tokio, promedió 6,5 puntos y 4,5 rebotes en 12,1 minutos, siendo una de las principales referencias en sus periodos sobre la pista. En los Pelicans, en ese de menos a más trepidante, llegó hasta un 7,8+7,1 que supone su mejor registro en cuanto a rebotes y su segunda mejor marca en lo referente a los puntos. Ha mejorado en defensa y hasta Tomas Satoransky, compañero en Sevilla y ahora en New Orleans, está impresionado con el nivel físico del madrileño. "El momento es bueno y la experiencia en los Pelicans también. Al final es una cuestión de trabajo, de esperar tu oportunidad y mientras tanto seguir trabajando cada día. Ahora estoy en ese momento de jugar bastantes minutos, pero si vuelve la situación de jugar menos hay que seguir con la misma mentalidad", aseguraba en marzo para AS. Sabe qué quiere, sabe cómo alcanzarlo y la próxima temporada podría ser el cuándo.