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ATLANTA HAWKS

Objetivo, seguir volando alto: las decisiones de los Hawks

Con McMillan como entrenador jefe, Atlanta deberá afrontar dos años con multitud de posibles extensiones contractuales. John Collins, primera parada.

Atlanta Hawks interim coach Nate McMillan talks with Bogdan Bogdanovic, John Collins, Lou Williams, Onyeka Okongwu and Cam Reddish, from left, during a timeout in the third quarter against the Milwaukee Bucks in Game 5 of the Eastern Conference finals in the NBA basketball playoffs Thursday, July 1, 2021, in Milwaukee. (Curtis Compton/Atlanta Journal-Constitution via AP)
Curtis ComptonAP

En Atlanta, la temporada arrancó con una consigna clara: no se quería esperar más, se quería ganar ya. En la 2019-20, el equipo sólo había sido capaz de sumar 20 victorias; este curso, en cambio, lo han despedido en las Finales de Conferencia. Objetivo cumplido. Llegaron Danilo Gallinari, Bogdan Bogdanovic, Tony Snell, Kris Dunn, Rajon Rondo y Solomon Hill, que se unían a un Clint Capela incorporado durante el transcurso de la campaña anterior. Más tarde, aterrizaba Lou Williams. Su aportación ha sido dispar, pero clave, yendo desde la salida de Rondo a los roles fundamentales de Bogdanovic o Gallinari. La fórmula ha resultado exitosa: se apostó por más talento y por una buena dosis de veteranía para rodear, fundamentalmente, a Trae Young, pero no sólo a él, indiscutible jugador franquicia. Kevin Huerter, John Collins, Onyeka Okongwu, Cam Reddish, De'Andre Hunter... El futuro parecía asegurado, pero, por méritos propios, toca hablar en presente.

Nate McMillan, de un zarpazo, se ha quitado la etiqueta de interino. Ha firmado cuatro temporadas más con la franquicia y, a sus 56 años, se ha encontrado, tal y como él mismo indica, con una oportunidad de oro, andando sobre unos cimientos que parecen muy sólidos y con mucho oxígeno para apuntar alto. "Es realmente una bendición. Se dice que cuando una puerta se cierra, se abre otra, pero no esperaba que esto sucediera... y sucedió", asegura. Tras cuatro campañas seguidas cayendo en primera ronda con Indiana Pacers, ha obrado un milagro. Cuando, a principios de marzo, sustituyó a Lloyd Pierce, los Hawks ocupaban el 11º puesto en la clasificación, con un récord de 14-20. Lo siguiente, es historia. A los presentes playoffs, accedieron como quintos clasificados, con una marca de 27-11 en los encuentros restantes. Una vez en la fase final... el título de matagigantes se queda corto. Silenciaron el Madison con una actuación propia de Broadway, hicieron gala de ser un equipo tan maduro como cualquier otro para derrotar a los Sixers en un séptimo de máxima envergadura y, en su canto final, hicieron dudar a los Bucks.

Si Pierce se marchó o le invitaron a marcharse, ahora mismo, poco importa. La realidad es la que es, y es maravillosa. Pese a la apuesta decidida al inicio del curso, pocos se creían a unos Hawks finalistas de Conferencia. Pero eso es lo que son y, ahora, tienen ese deber intrínseco a la situación. Una responsabilidad que nadie suele nombrar, pero que se hace presente sin avisar: mantener el estatus. La temporada 2021-22 arrancará con aire distinto en Atlanta. Uno en el que es mucho más placentero volar, pero también algo más complicado. La afición, los rivales y la propia competición ya esperará a los de McMillan arriba. Hasta entonces, las oficinas de la organización no estarán exentas de los movimientos tradicionales por estas fechas. Young ya está bien rodeado y, al mismo tiempo, ha demostrado que, en dicho contexto, lidera como uno de los mejores. La base existe, pero... ¿Es suficiente? ¿Se puede mantener? ¿Hay que mover piezas? Las preguntas, entre el éxito, también afloran. Y, la primera, como muestra de lo anterior, se encuentra en el propio jugador franquicia.

Renovaciones... para que todo siga igual

"No puede ayudarnos a vencer a Milwaukee", se decía Travis Schlenk, general manager de la franquicia, para sí mismo después de ver a uno de los jugadores que, el día 29 de julio, estarán presentes en el Draft. La franquicia llega con los picks 20 y 48, pero su forma de operar será muy distinta a la de temporadas anteriores. "Así que sí, cambia un poco (la planificación). Estamos entusiasmados con la dirección en la que estamos y no queremos dar un paso atrás. Pero eso no significa necesariamente que anticipe que haremos carreras profundas en los playoffs todos los años, porque hay diferentes cosas que entran en juego. Pero queremos seguir siendo competitivos en la liga", explica Schlenk en declaraciones recogidas por la ESPN. Sus próximos movimientos, pues, irán destinados a aumentar el techo; pero no solamente a través de la incorporación de nuevas piezas. Buena parte de las acciones a acometer pasan por mantener las que ya se tienen.

Próximamente, Luka Doncic firmará su extensión de contrato, la primera desde su vinculación como rookie, la que llega (o no) en la tercera temporada como jugador de la competición estadounidense. Será de más de 200 millones, debido a sus particulares condiciones: haber sido seleccionado como número 3 en el Draft y nombrado en el Mejor Quinteto de la competición durante los dos últimos cursos. Trae Young y Kevin Huerter no cumplen dichos requisitos, pero también se encuentran en el mismo punto temporal. En el caso del primero, optará a una extensión máxima, la que se encuentra justo por debajo de la del esloveno (supermáxima). Oposita a 168 millones que, sin embargo, podrían ser más en caso de incluir una cláusula de aumento supeditada a la entrada en los quintetos All NBA durante la próxima temporada, tal y como apunta Bobby Marks (ESPN). Huerter, por su parte, no aspirará a semejantes cotas, pero, tras sus actuaciones punzantes en la fase final, sí que podría demandar una extensión generosa. En el séptimo partido frente a Philadelphia se vistió de superestrella, con 27 puntos, 7 rebotes y 3 asistencias con un 55,6% en tiros de campo y un 50% desde el triple. Lo hará valer y Atlanta deberá valorar hasta dónde decide llegar con él.

Pero no es el gran interrogante. Este se coloca sobre John Collins. El ala-pívot, antes de iniciar la campaña, rechazó la misma extensión que ahora Young y Heurter (con sus respectivas condiciones) tendrán sobre la mesa. Con ello, se convertirá en agente libre restringido. Schlenk espera contar con él para la próxima campaña: "Tomó la decisión de ir a la agencia libre restringida el otoño pasado y muchas veces eso puede afectar a un jugador; pero creo que no estaba jugando para sus números, estaba jugando para que el equipo gane", aseguró tras consumarse la eliminación del equipo. Su renovación podría superar los 100 millones para los próximos cuatro o cinco años. Sumada a la de Huerter y Young, llevaría a la franquicia a situarse en el impuesto de lujo en la temporada 2022-23, algo inédito con Schlenk a los mandos, tal y como recoge el propio Marks.

Y hay más. Hunter y Reddish entrarán la próxima temporada en el famoso tercer curso de rookie. Este año, las lesiones privaron al primero de mostrar todo su potencial; uno que, en los momentos sobre el parqué, explotó de forma considerable. Sólo ha podido disputar 23 partidos, en los que ha promediado 15 puntos y 4,8 rebotes, pero ha dejado la sensación de poder ser uno de los escuderos más fiables de Young. En el caso de Reddish, la situación ha sido similar. Solamente 26 partidos, pero con una despedida de entidad: sus 21 puntos en el sexto partido frente a los Bucks. Discernir y acertar en las apuestas, en la dirección de los montantes importantes de dinero, será vital para la franquicia en los próximos años. Como primer andén, con Collins en la agenda de urgentes, pero con mucho más. Clint Capela, otro de los grandes puntales, con contrato garantizado hasta la 2022-23, también podría firmar una extensión de tres años por algo más de 70 millones antes de mediados de octubre. Pasos a seguir, entre un entramado de decisiones, que se deberán compatibilizar con la llegada de piezas que permitan aumentar la velocidad del aleteo. Lo suficiente como para romper un techo que, hasta el presente curso, se desconocía. Ahora que se vislumbra, no se quiere perder de vista.