NBA | NETS 111 - BUCKS 115 (3-4)
Los Bucks se cargan a los Nets en un séptimo partido de taquicardia
Durant se quedó muy solo y las rotaciones de Nash casi ni existieron. Brooklyn queda apeada en casa y en la prórroga. Antetokounmpo sale reforzado.
El baloncesto es imprevisible y una muestra cual botón están en el séptimo partido, el definitivo de la serie, entre los Nets y los Bucks. En el Barclays Center, en la ciudad que nunca duerme que hoy, por lo menos en la parte en la que los aficionados no suspiran por los Knicks, va a levantarse en medio de la noche por la pesadilla que supone ver a este equipo, el gran candidato al Anillo después de cómo se han dado las últimas semanas y de cómo habían caído otros conjuntos, fuera de la NBA para lo que queda de temporada. Son los de Milwaukee los que avanzan. 4-3 arriba. Llegaron a estar 2-0 y 3-2, las dos veces por debajo en el conteo. Los de Mike Budenholzer, uno de los entrenadores de éxito que tiene la silla más caliente ya que se dice que ajusta poco y mal en los partidos importantes y que es más de fases regulares que de fases finales, están en las finales de conferencia por el Este y sólo les queda saber si el rival será la Philadelphia de Joel Embiid o la Atlanta de Trae Young, dos estilos completamente distintos.
En un partido a vida o muerte como era éste toda predicción queda anulada salvo que la superioridad sea aplastante. Y aquí no lo era. Los Bucks han sabido jugar con las circunstancias: sólo han tenido que centrarse en Kevin Durant, que de todas formas ha demostrado que es un jugador de época y a punto estuvo de ganar también este encuentro, y dejar a la suerte a algún invitado a la fiesta del tipo Griffin o Green, males menores, ya que Kyrie Irving, lesionado, no estaba disponible y James Harden, tocado, no era la sombra de lo que es. Las lesiones se han podido cargar al candidato número uno al título en el Este, sí, nadie escapa a ello, pero la gestión de la problemática que se ha hecho tampoco es la adecuada. Salta la sorpresa, podríamos decir, con esta eliminación de los Nets, que en su segunda temporada al menos dos superestrellas y en la primera con esta tricefalia se quedan en el camino de una forma un tanto cruel.
No hubo no ya grandes altibajos sino pequeños tampoco durante este partido. Todo se llevó por el carril de la igualdad. La máxima del partido fue un +10 para los locales que se dio antes del descanso, único punto en el que parecía que podía romperse algo, pero dos acciones de Giannis de cara a canasta dejaron la incógnita para una segunda parte en la que todo volvió a la coherencia cardiaca. Porque vaya partido para los que sufren del corazón. Séptimo con doble ración de nervios.
Los Bucks optaron por, al estilo de la Fórmula 1, copiar la estrategia al dedillo. Steve Nash no se atrevió con una rotación mínimamente amplia pese a que tiene fondo de armario y terminó abrasando a algunos jugadores como James Harden o Joe Harris, que no rindieron a tope porque se vieron demasiado rato en la cancha. Claxton jugó segundos y nada para Jordan en una estrategia que le ha funcionado por momentos pero que, teniendo enfrente a Brook Lopez 46 de los 53 minutos, no sonaba tan bien. Landry Shamet y poco más, nada de Mike James o Tyler Johnson, a los que ha introducido al menos de refresco durante la eliminatoria y sabiendo que debía proteger a sus jugadores de jugar tramos excesivamente largos. En los séptimos partidos parece que vale todo y no es así, como se ha demostrado en éste.
El encuentro transitó por derroteros muy iguales para los dos equipos. Si acaso, más acierto en el triple para los Bucks. Lo acabarían notando y de qué manera los Nets si cogemos sólo la última jugada del tiempo reglamentario, se entenderá por qué. Con el partido en el aire se la jugaron los buenos, como es tradición, y ahí se vio a un Antetokounmpo metidísimo, sabiendo lo que había que hacer y sin experimentar. Olió sangre el griego y acertó. 40+13+5, aunque con la merma de los tiros libres. Durant, en el otro lado, se vistió otra vez de héroe, pero la capa empieza a jumear si no la lavas. Fue demasiada exposición al fracaso: pudo obrar un milagro esta semana y otro esta misma noche, pero no veinte en diez minutos. 48+9+6 y un par de tiros que se le quedarán clavados. Los Bucks presionaron muy bien en defensa, obligando a Durant a que se hiciera con el control total, y los tiros fueron cayendo con cuentagotas según el alero del D.C. podía o no conectar tiros. Ventaja de cuatro, 105-109, en el último minuto del tiempo estipulado y llegó primero una acción de Durant sobre Tucker con la mano del defensor en la cara del lanzador, con P.J. haciendo lo que podía pero no lo suficiente, y después otra en la que el tiro de los Bucks fue a su pie y no al aro: saque de fondo en el que Lopez no controla el tiempo y la posesión se agota sin ejecutar un lanzamiento. Quedaba una jugada, el balón era de los Nets.
Bola para K.D. con la última posesión para él. Momento caliente, él sabe. Y la metió. Pero de qué forma. Balón de lado a lado, con Tucker de espaldas, recepción, pasos hacia delante y uno para rectificar y dar la vuelta sobre sí mismo, tiro a siete metros y canasta. La pena para él es que pudo haber contado de tres puntos en vez de dos. Sólo unos centímetros, los del pedazo de pie que calza, le separaron de cargarse ahí a los Bucks y acabar con el sufrimiento. Pero no. 109-109 y al tiempo extra. Gancho de Anteto ante Durant y, en el otro lado, tapón de Lopez a Durant. El comecocos no acabó ahí para el jugador de los Nets. Después de que Khris Middleton, con un reverso parecido al suyo pero más cercano, pusiera los dos de ventaja en el marcador le tocó bailar con otros de esos jugadores sobre los que habría que poner más el foco y parece el momento para ello. Con Tucker eliminado por faltas, a Durant le defendió Holiday en la última. Partido desacertado el de Jrue en esta ocasión, sólo con un par de triples desde el lado izquierdo y fallando 18 de sus 23 tiros, pero apareciendo en defensa porque puede hacer esa doble tarea a la perfección. Durant ejecutó un tiro algo más frontal pero muy parecido al del final del cuatro periodo, pero Holiday aguantó el movimiento, presionó lo suficiente sin hacer falta y el balón no llegó ni a tocar el aro de la poca fuerza que le quedaba ya al de los Nets. Y 111-115 tras dos libres que no tuvieron mayor relevancia. Harden, contrariado, se marchó sin saludar. El recorrido acaba aquí para unos Nets que han pasado las mismas penurias que otros equipos en la temporada más perra en cuanto a lesiones y que no han sabido salir de ella con el resultado que se pronosticaba en las apuestas: el de ganar a todos.