María Conde: "El Eurobasket de 2017 fue un cuento para mí"
La alero madrileña vuelve a la Selección tras colgarse el oro con 20 años y reconoce que el sábado se levantaron "con energía renovada" tras la victoria frente a Suecia.
María Conde se colgó el oro con España en su debut con la Selección (Praga 2017), aunque su camino podría haber sido bien distinto. A los 11 años hizo las pruebas para el Atlético de Madrid y para el Movistar Estudiantes y ambos clubes la seleccionaron. Tuvo que elegir y se decantó por el basket. Confiesa que ahora no es muy futbolera, aunque tiene una debilidad: el equipo donde juegue su hermano pequeño Diego, portero del Atlético de Madrid y la pasada temporada cedido en el Leganés.
¿Cómo amanecieron tras el partidazo ante Suecia?
Muy bien. Necesitábamos un encuentro como el de ayer. Veníamos de unos días previos a la competición un poco estresantes, con todas las situaciones que se han ido dando. ¡Y para rematar el primer partido! Volver a sentirnos nosotras, jugar a nuestra manera... era lo que estábamos buscando aparte de la victoria, que obviamente necesitábamos y queríamos. Pero también, recuperar sensaciones. Este sábado nos levantamos con energía renovada.
¿Qué comentaron tras el partido de Bielorrusia?
Al principio hubo más silencios que otra cosa. Todas éramos un poco conscientes de cómo ha ido todo, de las sensaciones. Pensábamos "esto no es lo que nos gusta hacer y este no es nuestro equipo". Pero ya está. Había que analizar lo ocurrido esa noche, pero al día siguiente nos tocaba sacar toda la energía que el jueves no fuimos capaces de tener y volver a reencontrarnos con nuestro juego. Y yo creo que esa fue la clave. Así son los campeonatos, no hay mucho tiempo para lamentarse.
¿Estudiar psicología le ayuda a relativizar estas situaciones?
No lo sé. El baloncesto es un mundo y mis estudios otro. Además, en campeonatos tan intensos como éste, con partidos seguidos, todo pasa muy rápido y casi no te da tiempo de nada. Imagino que alguna cosa habré sacado de la psicología, pero después de Bielorrusia poco podía ayudarnos. Era más una necesidad de olvidar ese partido cuanto antes y recuperar sensaciones.
¿Cómo fueron los cinco días entre los positivos de Torrens y Abalde y el inicio del Eurobasket?
Muy estresantes. Tuvimos que pasar mucho tiempo en nuestras habitaciones encerradas esperando resultados, además con la incertidumbre de saber qué iba a pasar en las pruebas. Salieron dos compañeras pero, al principio, no sabíamos si serían positivos o falsos positivos. No podíamos tampoco entrenar... Las emociones estaban un poco a flor de piel. Estás a punto de empezar un campeonato, en ritmo de partido, y de pronto se corta todo del tirón. Fueron unos días muy intensos y complicados. Tuvimos que entrar en el campeonato con eso, pero ya está. Hay que seguir adelante, aunque no hemos tenido las condiciones ideales.
Una de las jugadoras que dio positivo es Alba Torrens que juega en su mismo puesto. ¿Se reunió Mondelo con las aleros para incidir en algo?
No, fue todo de cara al equipo, porque eso es lo que somos. Aquí falta cualquier persona y es quitar una pieza del puzle, que hemos ido formando entre todas. El equipo se hizo de 12+2 por si había algún imprevisto que, desgraciadamente, ha habido. Quitar a cualquiera ya es quitar una pieza fundamental. Nos reunimos para decir "esto ha pasado, pero seguimos adelante y aquí nadie tiene que hacer el trabajo de una o de la otra", porque cuando no está una el resto tendremos que dar un pasito adelante. Los objetivos siguen siendo los mismos, sintiéndolo mucho, sin ellas pero las notamos cerca. Sentimos su energía.
Entonces, no cambia el estilo de esta Selección, ¿no?
No, nuestra identidad sigue siendo la misma. Se ha visto en otros campeonatos, donde han faltado otras jugadoras; el estilo de la Selección siempre ha sido el mismo. Nos hemos llevado un gran golpe por pasar cuando ha pasado, tan cerca del campeonato y con poco margen de reacción. Pero los objetivos siguen siendo los mismos y las ganas también. Lo único que hemos necesitado unos días para asumir esta nueva situación y tanta incertidumbre.
¿Cómo llevan la burbuja?
No es lo que nadie querría, pero es lo que hay. Suelen ser días de mucha gente, mucho ruido, pero este año es algo diferente. La FEB ha trabajado mucho para que podamos tener público, que se sienta la presencia de la gente. Venimos de un año de pandemia, tampoco nos viene de nuevas. Algunas ya hemos tenido que jugar en formato burbujas durante la temporada, algunas han pasado la COVID, cuarentenas... No nos pilla de nuevas.
¿Tiene apoyo en las gradas?
Está mi familia por aquí y más adelante, en principio, vendrán amigos. Aunque no podamos estar con ellos físicamente, sólo verles en la distancia después de llevar un mes concentradas, es muy bonito. Tenemos ganas de que haya más partidos también por ellos.
¿Qué hacen en el tiempo libre?
(Risas). Reinventarnos un poco. Cuando empiezas con la competición los días pasan muy rápido: prepararse para un partido, comer, descansar, al pabellón... En el tiempo libre intentamos conectar, estar juntas, hacer grupo...
Vuelve a la Selección cuatro años después del oro de Praga. ¿Qué recuerda de aquel año?
Para mí fue como un cuento. Venía de la universidad, muy joven y no me esperaba entrar. Llegué con jugadoras que no conocía, que sólo había visto por la televisión. Tengo muy buenos recuerdos de cómo me integraron en el equipo, las sensaciones, cómo era la gente... Estaba en el banquillo y pensaba "¡qué guay, estoy aquí!" y ese oro fue el colofón de todo.
Esta temporada ha jugado en el USK Praga. Me imagino que esos recuerdos habrán aflorado alguno más.
Siendo sincera, no tengo ningún recuerdo de la pista, sólo recuerdo la sensación, la euforia... Cuando llegué a Praga, la primera vez, pensé que aquí había jugado, pero no me acordaba de nada.
Y de ese 'cuento' de 2017 pasó a ser uno de los descartes en 2018 y 2019.
Quedarte fuera siempre es duro porque te ves ahí, tienes contacto con las jugadoras y vives la concentración. Pero todas somos conscientes de lo difícil que ha sido estos años entrar en la lista. Había un grupo muy sólido, que había conseguido muchos éxitos, y para las jóvenes era complicado entrar. Simplemente, el poder estar aquí ya era muy bueno para nosotras. Un descarte siempre duele, pero hay que seguir trabajando para que te llegue la oportunidad.
¿Cómo es vivir junto a Laia Palau, en principio, su último baile con la Selección?
Todo lo que podamos vivir con Laia nos hace una ilusión tremenda. Lo que está haciendo es histórico en todos los niveles. Formar parte de ello es una pasada pero no sólo por compartir pista con ella sino porque cuando la conoces como persona te hace incluso más ilusión: escucharla hablar, poder compartir sus experiencias de deporte y de la vida. Me siento muy afortunada de poder estar aquí, de poder haber compartido pista con ella y, sobre todo, momentos fuera. Es una persona espectacular.