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NBA | NUGGETS 118 - SUNS 125 (0-4)

Los Suns sacan de quicio a los Nuggets y les borran del mapa

Barrida y a la final de conferencia. Los Suns se apoyaron en Paul y Booker, que sumaron 71 puntos, para clasificarse. Jokic perdió los nervios y fue expulsado.

Los Suns sacan de quicio a los Nuggets y les borran del mapa
Dustin BradfordAFP

Los Suns no dieron una sorpresa mayúscula, sólo pequeña, eliminando a los Lakers, el todavía campeón vigente, en la primera ronda. En la segunda han sacado de la circulación a los Nuggets, favorito al título y con el MVP en sus filas, a la primera de cambio. De hecho a Nikola Jokic le desesperaron tanto que hicieron que se le pelara el cable y acabara, con un mamporro sin venir a cuento a Cameron Payne por el que luego le pidió perdón, con el pívot serbio expulsado antes de ver a su equipo terminar la temporada. Un injusto balance para un equipo que sin Jamal Murray perdió muchas opciones de ganar el título y que, ante uno de los mejores bases de todos los tiempos en Chris Paul, ha visto cómo de grande era la carencia.

Este cuarto encuentro quizás fue un pelín más igualado que los anteriores, pero el 4-0 va a imperar en los libros de historia. Acabó 118-125. el temor a que se expirara el juego para los de Colorado hizo de éste un enfrentamiento vibrante, con brillo de cara al espectador. Mucho ritmo en la cancha. Pero los Suns fueron por delante en muchas franjas y en el último periodo terminaron por consolidar ese liderazgo. 

Los Nuggets se marchan una ronda antes que en la burbuja del año pasado, pero sabiendo que están en la buena senda. Han sido, sin duda, muy inferiores a los Suns. Los de Monty Williams van a por la NBA con el cuchillo entre los dientes en una de las últimas oportunidades de Chris Paul y esperan ya rival para las finales de conferencia, siendo éste el ganador de un Jazz-Clippers aún en el tercer partido

A fuerza de acabarse las opciones tenía que haber una reacción de los Nuggets. Llegó en pequeñas dosis, pero llegó. No les bastó, pero ahí estuvo. Eso prueba la fuerza de estos Suns, que han pasado del infierno al cielo en u par de años y que van con todo. Malone se la jugó ya con sus cinco de confianza, dejando a Facu Campazzo en el banquillo y priorizando con Monte Morris para el puesto de base. Había que parar a Paul y Booker, los dos exteriores endiablados del cuadro aquí visitante, y había que tocar alguna tecla. Los dos hicieron probablemente el mejor partido de la serie en conjunto, acabando con 71 puntos entre los dos. Una osadía luchar contra tal acierto. Se vio que las opciones pasan por Jokic si no hay soluciones alternativas y, sobre todo en los primeros compases, el darle la bola a él para que decidiera se convirtió casi en un problema. Los Suns cerraron como pudieron la puerta del serbio, que no es MVP por casualidad, y dejaron abiertas otras. Mientras Crowder gozaba el poder poner dos tapones en dos minutos, ritmo alto para Denver tratando de cubrir los errores en el estático. Aaron Gordon, llegado en invierno a la plantilla, era la personificación de las ganas y de que también hay que tener la cabeza fría para tomar decisiones, como se vio al final. A una pequeña reducción en el marcador seguía un triple de Johnson que ponía otra vez diez de distancia (18-28, minuto 10). 

Y a los dos minutos clavados del segundo, triplazo esquinado de Campazzo para ponerlo a seis. A triples no iba a ser. O, por lo menos, a los triples que se juegan en el cinco para cinco. Los de Arizona mueven mucho mejor el balón y Paul y Booker no habían ni echado gasolina todavía. Devin asumió el control en este segundo periodo, siendo el principal escudo de los golpes que lanzaban los Nuggets. El marcador hacía la goma, como pasaría también en el tercer periodo, y el escolta parecía no fallar pese a ello. Había, además, más aportes: al filo del descanso un triple de Jokic fue respondido por dos tirazos casi seguidos de Crowder y Paul. Dejando huella. 

La segunda parte fue la de la desesperación de los locales. Qué tenemos que hacer, se preguntarían. No había falla en el plan de Monty Williams, Todo lo bueno que hacían era replicado al minuto o poco más. Barton se metió en el partido con dos acciones y Porter explotó, lanzando hasta triples en contraataque con compañeros al lado. Pero no había sobrepaso. Se había entrado en el territorio de Chris Paul y nadie podría poner fin a sus ideas. Jugadas colectivas y, de cara a la realización televisiva, un amago con la yema de los dedos que es marca de la casa y nadie hacia como él. Hasta paladeaba lo que estaba haciendo porque él sí puede hacerlo. Su suplente, Cameron Payne, saltó a la cancha en ese tercer periodo y se vio envuelto en la página negra de la noche: hachazo fortísimo de Jokic que impacta en su cara y al suelo. Booker y Jokic se encararon y el serbio sacó toda su mala leche en apenas cinco segundos. Se vio a Joker y no hablamos del comodín, más bien del personaje de película. El pívot pidió perdón a Payne, que sólo pasaba por allí, y se marchó expulsado por una flagrante de tipo 2 de poca discusión. Con ello lucharon los Nuggets, ahora también sin Jokic. La diferencia ya subía a los quince después de todo aquello (78-93, minuto 34). 

Con McGee de pívot y los Nuggets apretando todo lo que pudieron, poniéndose a menos de cinco puntos en los últimos cinco minutos, volvió Paul. Fueron cuatro acciones, incluyendo un robo de balón, las que aniquilaron la esperanza de los aficionados locales en el Ball Arena. 37 puntos de CP3 que se unieron a los 34 de su colega de exteriores. Se han ido de la eliminatoria sin fisuras y se meten en las finales del Oeste a lo grande, barriendo a Denver y con un descanso más que merecido.