NBA | MAVERICKS 81 - CLIPPERS 106 (2-2)

Kawhi castiga el dolor de Doncic

Los Clippers, con un Leonard rozando la perfección, arrollan a los Mavs y empatan la eliminatoria (2-2). Luka, muy lastrado por su lesión cervical.

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Alegría efímera en Dallas. Si antes del partido todo era esperanza, alimentada por la confirmación de que Luka Doncic estaba disponible; tras él, todo son dudas, preocupación y hasta miedo. Los Clippers, trazando un trayecto inverso al de la temporada pasada, han empatado la eliminatoria (2-2) y lo han hecho, además, de forma abrumadora: con una paliza sin matices (81-106), de principio a final y dándole la razón a Paul George cuando decía, con 2 a 0, que "no estaban preocupados". Un jugador como el esloveno lo condiciona todo, y hoy lo hizo en muchos sentidos. Tyronn Lue, de inicio, disponía un quinteto pequeño, sin Ivica Zubac, ni ningún pívot puro, y con un mensaje claro: tejer una tela de araña para cazar a la estrella rival. Funcionó, pero no tanto por su acierto táctico como por el estado del base, muy lastrado por su distensión cervical, con cintas kinesiológicas que dejaban en evidencia su esfuerzo y, a pesar de todo, siendo todavía el líder de los suyos. Loable, pero insuficiente, porque los superhéroes, en la realidad, también caen. Y, en manos de alguien como Kawhi, con ese semblante que esconde todo tipo de sentimiento, no se puede esperar piedad.

La mejor noticia para Dallas, ahora mismo, son los dos días de descanso que median hasta el próximo asalto de la serie. Hoy, todo titular a su favor se esfumó de inmediato. Y eso que Kristaps Porzingis, el más señalado tras la última derrota, salía con ganas de reivindicarse. Desde la media distancia, ganándose el espacio y girando delante de su defensor. Copia y pega para el letón, que anotaba los primeros cuatro puntos del partido. La máxima ventaja de Dallas a lo largo de todo el partido. Si los Mavs salían con una marcha más desde el inicio (un espejismo), los Clippers, con dos (la realidad). Con una intensidad defensiva que llevaba a pelear por los balones en el suelo, que ensuciaba de barro. Doncic, incómodo, se demoraba en sus trucos, que hoy se disfrutaban a cuentagotas. El primero no llegaría hasta consumidos los primeros siete minutos de partido, con un alley-oop para Finey-Smith desde el centro de la pista. En medio de todo ello, Rick Carlisle también innovaba, otorgando los primeros minutos a un Boban Marjanovic ovacionado desde las gradas y de impacto inmediato, pero fugaz, con cuatro puntos seguidos. Seguramente, el único momento de gozo para los aficionados, que contemplaban a un Kawhi sin fallos y un Luka sin aciertos. Jalen Brunson, con un triple sobre la bocina, reducía la distancia a nueve puntos antes de cerrar el parcial (22-31), pero las sensaciones eran las que eran: los Clippers, con todo y contra Doncic, negado de cara a canasta.

Y se confirmarían. Además, agravadas por las ostentosas muecas de dolor de Luka, que apretaba los dientes y se llevaba la mano a su cuello, cubierto con esas cintas que intentaban hacer su trabajo, pero que eran insuficientes ante el esfuerzo exigido. Uno que venía impuesto por unos Clippers cercanos a su mejor versión, con Leonard mostrando su lado más cíborg y Pau George sumándose a la causa. Acción tras acción, no había espacio para el error. Al término de una primera mitad totalmente dominada por los visitantes, con hasta 19 puntos de diferencia (que se quedaban en 16 al descanso, 45-61), 80% de precisión en el tiro para Kawhi y 50% para George. Y su perfección se impregnaba, claro, con un acierto general que se iba al 52,4% en tiros de campo y al 41,2% en el triple, a la altura de lo que son: el mejor equipo de la NBA desde la larga distancia. Delante, 3 aciertos de 18 intentos desde el perímetro que dejaban algo muy claro: el partido no era como los anteriores de la serie. Y así fue. Sin capacidad de reacción en la segunda mitad y con unos Clippers que bajaban las marchas, pero seguían sumando. Al final del partido, 29 puntos, 10 rebotes y 3 asistencias para Kawhi, con 11 de 15 aciertos en tiros de campo y un 2 de 3 en triples. Pau George, a su estela, con un 29+9+3. Nicolás Batum, con un 10+5, Reggie Jackson, con un 15+5, Marcus Morris, 9+8, y Rajon Rondo, 7+5+4, completaban la letra pequeña de una sentencia que, en el último cuarto, dio paso a los menos habituales.

Los superhéroes también caen

Muy a pesar de Doncic, que lo intentaba remediar de forma heroica, mostrando su sufrimiento en los gestos más simples, pero alargando la agonía para forzar la máquina en las acciones más complejas. Él sostenía (mientras se pudo) al equipo y, a pesar de todo el dolor, terminó el partido siendo el líder de los suyos, con 19 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias. Seguramente, lejos de su mejor actuación, empañada aún más por su 1 de 7 en triples y un 0 de 5 desde la línea de tiros libres (su gran problema), pero en un esfuerzo contra la naturaleza que merece todo respeto. "Me pareció que no podía girar a la izquierda, que no podía mirar hacia ese lado", admitía Carlisle al final del encuentro. El base, por su parte, intentaba lanzar un grito de optimismo, diciendo que, físicamente, se sentía mejor que en el partido anterior.

Con dos días por delante, su estado puede mejorar, pero parece difícil que llegue a un óptimo. Y, ahora mismo, a Dallas sólo le vale eso. Muy lejanos parecen los dos primeros partidos, resultado de un ejercicio coral en el que Doncic, desde la excelencia, "sólo" tuvo que capitanear. Actualmente, se encuentra solo, sin tilde, en una cruzada suprema, ante un Kawhi en estado de gracia, que no mira atrás y que está firmando una serie para el recuerdo (33+8,5 con 63% en tiros de campo y 47% en el triple). Hoy, de nuevo, muy poco de un Tim Hardaway Jr. que había sido uno de los principales valores hasta el momento. Solamente 4 puntos, con 0 triples en 4 intentos. Más de lo mismo de Maxi Kleber, con el contador a cero, o de un Finney-Smith entregado, que no dejó de sudar, pero que se quedó en un 8+8+1. Porzingis, en su particular redención, fue el que más aportó, con 18 puntos y 5 rebotes, en una actuación insuficiente y que, de momento, deja claro que no puede mandar en "ausencia" del teniente general. Marjanovic, con sólo 12 minutos sobre la pista, fue el tercero en cuanto a aportación numérica (12+6). En el banquillo, ya con todo perdido y con los angelinos pasándoselo bien (Rondo se gustaba con una finta de pase por la espalda, Jackson se recreaba en el perímetro...), el gigante serbio intentaba sacarle una sonrisa al esloveno (lo consiguió). Hay que cuidarle, le necesitan.