PLAYOFFS NBA | KNICKS 101 - 92 HAWKS

El Madison ruge: Derrick Rose emerge y los Knicks empatan

El base se fue a 26 puntos y fue, por segundo partido consecutivo, el mejor de su equipo. Los Knicks empatan una serie que viaja a Atlanta con todo por decidir.

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Derrick Rose se fue a 26 puntos y fue, por segundo partido consecutivo, el mejor de su equipo. Los Knicks empatan una serie que viaja a Atlanta con todo por decidir.

Una serie larga. Es lo que parece que va a ser el enfrentamiento entre Knicks y Hawks, que los neoyorquinos han igualado en un tremendo esfuerzo y tirando de pundonor y de un Madison Square Garden encantado de reencontrarse con el baloncesto de los playoffs. El equipo que dirige Tom Thibodeau, cuarto en regular season, tiene un rival de altura enfrente y mucho trabajo por delante si quiere pasar de ronda en una eliminatoria en la que es difícil hacer determinadas predicciones. Nadie sabe qué va a pasar entre dos proyectos jóvenes que vienen de buenas temporadas, sobre todo en el caso de los Knicks, la sensación del año. Los Hawks, que no lo han sido tanto, enderezaron la situación tras el despido de Lloyd Pierce y la llegada a la interinidad de Nate McMillan. Y con todas esas variables, la serie se traslada a Atlanta con empate (1-1), una ligera superioridad de los Knicks, pero la ventaja de campo en los Hawks y todo por decidir.

El mejor del segundo partido fue el mismo que en el primero: Derrick Rose. El base se fue a 17 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias en el duelo inicial, además de meter una canasta que parecía la definitiva, si no fuera por Trae Young, su enorme talento y un índice en la boca pidiendo el silencio del Madison en un gesto tan atrevido como histórico. En este nuevo asalto, no hubo milagro por parte del conjunto de Atlanta, pero sí la certificación de que nos encontramos ante las dos caras de la misma moneda. Juventud, pero descaro; talento por un lado, trabajo por el otro. Rose, en esta ocasión, llegó a 26 puntos, con 4 rebotes y 4 asistencias, con 9 de 21 en tiros de campo, 2 de 3 en triples y 6 de 6 en tiros libres. Todo cambió tras el descanso, ya que los Knicks estaban en problemas: en la primera mitad, su desventaja era de 44-57 y todo hacía presagiar el 0-2. Sin embargo, Thibodeau ajustó y solo permitió 18 y 17 puntos de los Hawks en los dos últimos periodos. Todo un maestro.

Rose no estuvo solo en la machada: Julius Randle, todavía lejos del nivel que le ha hecho ganar el premio a Jugador Más Mejorado y ser una de las revelaciones del año, se ha ido a 15 puntos, 12 rebotes y 4 asistencias. Ha tenido una mala serie de tiro (5 de 16, con 2 de 7 en triples) y ha perdido 4 balones, pero no se ha cebado en el lanzamiento y ha sabido ceder mientras producía en otras facetas del juego. Además, los Knicks han contado con otros 15 tantos de Reggie Bullock, con 13 de RJ Barret y 11 de Alec Burks. Y casi 39 minutos de Rose, camino de los 33 años y con una eterna ristra de lesiones a sus espaldas. Quién iba a decir que el MVP de la temporada en 2011 iba a ser el elemento diferenciador de una serie de playoffs a estas alturas. La confianza que Thibs tiene en él y los retazos de talento que todavía tiene han provocado el milagro. Y al aficionado solo le queda disfrutar de la exhibición.

En los Hawks, el hundimiento de la segunda mitad fue tremendo. En ese periodo de tiempo, apenas un 27,5% en tiros de campo (11 de 40, un bochorno) y un pírrico 3 de 19 en triples, por debajo del 16%. Además de perder 6 balones y de hacer 10 faltas en ese rato. De una forma u otra, el haber ganado el primer partido les permitía encarar este sin nada que perder y mucho que ganar, y la victoria fue posible en la primera mitad, antes de que emergiera el orgullo de los locales. Trae volvió a ser el mejor (30 puntos y 7 asistencias), pero Bogdanovic estuvo a la deriva desde el exterior (2 de 13 en triples, 0 de 7 en la segunda parte) y Gallinari (2 de 9) tampoco mejoró la situación. Capela aportó mucha energía (4+13, con 5 tapones) y De'Andre Hunter se fue a 18 puntos (con 9 de 11 en tiros libres), pero el cambio de tendencia tras el descanso fue una losa demasiado grande ante una plantilla tan bien trabajada como la de Thibodeau. De una forma u otra, 1-1 y rumbo a Atlanta. Se avecina tormenta.