Vuelve Harden, Mike James se queda y los Nets asustan
Brooklyn, sin Kyrie Irving, se impone a los Spurs, que no aseguran el 'play-in', y mantiene sus opciones de terminar en el primer puesto del Este.
El big-three, ese que se conformó con la llegada de James Harden a Brooklyn, juega al escondite. En la Gran Manzana, sólo les han podido disfrutar en siete partidos, para un total de 128 minutos. En los bandos rivales, la fórmula tiene otras connotaciones: con el escaso tiempo en conjunto, ha sido imposible calibrar el potencial real de la confluencia de talento. Así ha sido durante toda la temporada y, ahora, a tres partidos de terminarla, ya no hay marcha atrás. Hoy, volvía Harden, que se unía a un Kevin Durant que ya parece alejado de todo problema físico; pero caía Kyrie Irving. Por precaución, eso sí. Tras el golpe en la cara en el último partido, victoria frente a Chicago Bulls, no se han querido correr riesgos. Y se ha seguido jugando. A este extraño acertijo y al baloncesto, porque en el equipo de Steve Nash, que no se ha quedado - o no ha podido - en una simple acumulación de argumentos ofensivos, el balón naranja se mueve con mucho sentido. Para San Antonio Spurs, demasiado. Los de Gregg Popovich, por detrás desde el primer cuarto, no pudieron certificar su presencia en el play-in (128-116). En su caso, siendo décimos, agua bendita. Así es el formato, tan agradecido con 9º y 10º, donde ahora se encuentra la franquicia de Texas, como despiadado con 7º y 8º.
Con un nuevo tablero para la partida, Nash volvió a improvisar. Sacó su 36º quinteto distinto de la campaña. Esta vez, con Mike James como titular, el 19º jugador en la plantilla de Brooklyn que se hace con un sitio inicial a lo largo de la temporada. Aunque Steve no quisiera confirmarlo en la previa, donde fue preguntado al respecto, fue prácticamente a modo de celebración: el 'ex' de CSKA, que sigue vinculado al equipo ruso, se quedará en la Gran Manzana para lo que resta de temporada. Tras su espléndido papel en Euroliga, siendo máximo anotador durante la mayor parte de su transcurso, pues, tendrá la opción de culminar su curso particular con unos playoffs en la mejor liga del mundo y, quién sabe, si aportando en el primer anillo de la historia de la franquicia.
Y demostró por qué. Durante el primer cuarto, sacó a relucir buena parte de su arsenal. Al lado de Durant, comandó a los suyos: 13 puntos y 6 asistencias entre los dos. En la dirección y en la determinación. Al final del partido, 12+2+5, con un 66,7% de acierto en el triple y en 26 minutos. Aprovechó su oportunidad en una ocasión tremendamente excepcional. Harden, tras su ausencia de 18 partidos (de 20 en los últimos 21), volvía, sí, pero como suplente, como en los viejos tiempos. "El papel de sexto hombre ya lo tenía dominado", declaraba, con gracia, tras el partido. Se notó. Jugó 25 minutos, en los que firmó un 18+7+11, con un 75% tanto en los tiros de campo como en la larga distancia, y se gustó. Le costó coger el ritmo del partido, casi todos sus puntos se cosecharon en el último cuarto, pero, al quitarse el arnés, se desató: a dos minutos y medio de terminar el tercer acto, triple, falta, 78-98 en el marcador y baile para celebrarlo. Con él en pista, los Nets están 28-7; los de Popovich quedaban eximidos de toda culpa. "No es para alardear ni nada, pero soy muy bueno en este juego", declaraba la Barba al término del encuentro. Ya se lo dice él, pero se lo podría decir todo el mundo.
Es muy bueno y no está solo. Hasta ocho jugadores en los Nets alcanzaron los dobles dígitos en anotación. Ni Durant (14+7+7) tuvo que estar al frente de la artillería, algo que puede sonar aterrador de cara a la fase final. Landry Shamet, con 21 tantos y porcentajes fabulosos (77,8% y 71,4%) estuvo al frente de la línea de fuego. Tras él, Bruce Brown (14+11), Blake Griffin (13+3+4), que sigue dejando mates como los de antaño, Nicolas Claxton (18+5) y Jeff Green (16+1). En San Antonio, se intentó buscar la alternativa a través de DeMar DeRozan (21+2+5) y Dejounte Murray (15+11+5), que llegaba tras explicar lo difícil que había sido su trayectoria hasta la élite ("no tenía miedo a la cárcel, hasta mi bisabuela estaba en una banda callejera"); pero no se encontró. Sólo pudieron liderar el marcador a través de la primera canasta del partido, luego, a contracorriente. Venían de una victoria por 125-146 ante los Bucks, anotando 87 puntos, el récord de la franquicia, en la primera mitad. Hoy, no alcanzaron ese total hasta el último periodo. Brooklyn, que está a un partido y medio de los Sixers, líderes del Este (difícil, pero no imposible), es una cascada.