Coches, joyas, fama... La vida de Tyler Herro preocupa en Miami
El escolta de 21 años, tras su explosión en la burbuja de Orlando, no está rindiendo al nivel esperado. Detrás, posibles motivos extradeportivos.
El jugador más joven en ser titular en unas Finales de la NBA o el rookie con más triples en playoffs (48) y Finales (11), Tyler Herro dejó huella en la burbuja de Orlando. Tras una destacada temporada regular (13,5 puntos, 4,1 rebotes y 2,2 asistencias), se quitó la camisa de fuerza en unos Heat proclives para ello. Se sentían capaces de todo y estuvieron a unos Lakers de alcanzarlo. Después de semejante explosión, la presente campaña se presentaba como el escenario de su consolidación, aquel que sedimenta la fuerza de las cascadas de talento. De momento, se está quedando a medias. Su curso no está siendo malo, pero el público se acostumbró a lo excepcional y lo excepcional no se ha vuelto norma. La losa de la irregularidad se ha asentado sobre él y, si bien es cierto que sus números no difieren excesivamente de los precedentes, siendo incluso mejores (14,8 puntos, 4,9 rebotes y 3,4 asistencias), las sensaciones no son de jugador diferencial, donde ya se le había colocado. Sus porcentajes han bajado (del 38,9% en triples al 33,1%) y las estadísticas de los prometedores playoffs parece que, a medida que se acerca el próximo asalto, se alejan. En los últimos tres partidos, se ha quedado en 6 puntos con un 18,2% desde la larga distancia; en Orlando, contra los mejores, alcanzó los 16 tantos, los 5,1 rebotes y las 3,7 asistencias con porcentajes del 43,3% y del 37,5%.
En Miami hay preocupación. Herro es una de sus principales apuestas. En el último mercado, cuando su nombre se situó en la palestra mediática como posible pieza valiosa para intercambios de entidad, no se dio ni la más mínima intención de proceder con ello. Una cosa no quita la otra. Más bien, lleva a ella. Cuanto más talento hay, más se tiene que cuidar, deben pensar; y, a día de hoy, no se sabe cómo. En el podcast Inside the Paint, el periodista Ethan Skolnick, especializado en los Heat, advierte de cierta desconfianza desde la franquicia hacia la vida extradeportiva del joven jugador. "Todo el mundo tiene derecho a su propia vida personal y no tratamos de sacarla a relucir. Y, mire, con el mejor jugador de la historia de Miami Heat, había muchas cosas que sabíamos y de las que no hablábamos. Es solo la forma en que esto se está desarrollando. Al final, el equipo comienza a tener cierto nivel de preocupación. En este caso en particular, lleva meses preocupado. Estaban preocupados por los jugadores durante la era de los tres grandes, sí; pero este caso es diferente, porque tiene 21 años", explica en declaraciones recogidas por Dan Feldman, de NBC Sports.
Miami no se esconde de los focos y los flashes. Sin ir más lejos, este año, la ciudad fue proclamada como la más glamurosa de los Estados Unidos por varios portales especializados. Peligro para las edades más tempranas, aunque suene a tópico (que, muchas veces, esconden algo de verdad). Fama y éxito siempre han sido difíciles de conjugar con la precocidad. Y ahí se han quedado muchas carreras. Según ambos periodistas, Herro ha "abrazado la fama". Y no lo esconde. En una entrevista concedida a la revista GQ hace poco más de un año, no tuvo ningún inconveniente en confesar en qué se había gastado su primer millón de dólares. "Lo primero que compré creo que fue un bolso Gucci para mi madre. Estaba en Nueva York solo con unos amigos, lo vi en la tienda y se lo compré por 5.000 dólares", empieza relatando. "Compré dos coches, un Jeep y luego un Mercedes. Este último lo compré en Kentucky y lo enviaron aquí, 200.000 dólares en total. El Jeep, un Wrangler personalizado, descapotable, 60.000", sigue en su lista de la compra. A ella, añade 85.000 dólares en ropa, 20.000 en un chef personal, 80.000 en un Porsche para su madre, 10.000 en cenar fuera, 40.000 en una camioneta GMC para su padre, 10.000 en obras de arte, 30.000 en joyas o 10.000 en gafas de sol.
Jimmy Butler como tutor
Herro no es el único baloncestista, ni deportista profesional, que se mueve entre tal cantidad de lujos. Señalarle directamente y de forma destructiva sería injusto, además de contraproducente. En Miami lo saben. Tal y como indica el propio Ethan Skolnick, durante la era Dwyane Wade, LeBron James y Chris Bosh, los logros deportivos, que llegaron, ya se tuvieron que compaginar con altas dosis de estrellato. Jimmy Butler, ahora al lado de Tyler en los Heat, siempre ha sido criticado por su comportamiento, ligado tradicionalmente a altas cantidades de ego, tanto dentro como fuera de las pisas, especialmente en su etapa en los Bulls. Poco a poco, y con Disney como ubicación del despojo definitivo, ha ido pasando de enemigo a héroe, siempre a su manera. "Ahora todo el mundo tiene una perspectiva diferente sobre quién soy como persona y como compañero de equipo, y he sido el mismo desde que me convertí en alguien", declaró durante las primeras semanas de la presente temporada. Su ética de trabajo es incuestionable. Una que, tal y como indicó en la misma entrevista, también concedida a GQ, intenta transmitir cada día a su hija. Y, seguramente, a su 'ahijado': Tyler Herrro.