Young y Capela quieren estar con los mayores
Trae, con 34 puntos y 11 asistencias, y Clint, con otros 25 y 24 rebotes, lideran a los Hawks en una victoria con sabor a declaración de intenciones.
"Va a ser una pelea de perros hasta el final", anticipaba Solomon Hill, que se ha visto en muchas, antes del partido. Hablaba del presente inmediato, pero podía hacerlo, sin caer en ningún tipo de error, de lo que resta de temporada. El calendario más voraz y menos piadoso de la historia aumenta el ritmo y los playoffs, donde quieren estar tanto Atlanta como Indiana, apremian. Los que quieren llegar a la meta aceleran en una clasificación en que una victoria o una derrota vale por dos, o por tres. Los Pacers llegaban tras acumular cinco triunfos en sus ocho últimos partidos y los Hawks, con un récord que en la nueva era McMillan es absolutamente maravilloso: 16 victorias en 23 partidos. Ya son 17 en 24 (129-117), y eso que delante tenían a toda una bestia negra: Indiana había ganado 12 de los últimos 14 enfrentamientos directos. Cosas del pasado. En el presente, Bogdan Bogdanovic ya aporta todo lo que se esperaba de él (hoy, 23 puntos con 9/18 en tiros de campo y 5/13 en el triple) y los 'secundarios' se turnan en unas actuaciones punzantes que suelen acompañar al líder Young, cuya conexión con Capela empieza a asustar y a buscar una silla en la mesa de los tiranos del Este.
El pívot sólo habla en dobles dígitos, sea de puntos o de rebotes. A dos minutos de finalizar la primera parte, 16 tantos, 10 atajadas y dominio por todas partes. No necesita llegar al final del partido (ahí, 25+24) para firmar esas cifras con las que la mayoría sólo pueden soñar (aunque cada vez son más los que despiertan). Mandó un aviso a los cuatro minutos: tapón a Malcolm Brogdon para una transición rápida culminada a tabla por Trae. No fueron traidores. Young y Clint, con nombre para pareja de serie de animación, hicieron lo propio y conectaron pasando por toda la paleta de colores, con Trae como controlador de una potencia aérea incontrolable para los Pacers. Se buscaban hasta cuando el banquillo les separaba. A 7:20 minutos del final, el habilidoso base dejaba uno de esos movimientos de museo, de difícil descripción (las mejores cosas suelen ser así): giro de muñeca con el balón controlado, desacelerando una carrera que, al volver a arrancar, dejaba clavado a T.J. McConell. Resolución fácil a tabla (103-99) y celebración de Clint en el banquillo, con la mirada de Young en la misma dirección. Se encontraron, como siempre.
Durante la primera mitad, los de Indiana sólo pudieron ponerse por delante en la primera anotación, obra de un Brogdon que volvía a la ciudad donde creció y donde dejó la mejor actuación de los suyos: 29 puntos, con 3/7 en el triple, 3 rebotes y 8 asistencias. A partir de ahí, la zona empezó a quemar: las estadísticas, más ajustadas que las sensaciones, no hacían justicia a un control intangible que sí se dejaba ver en el marcador, con una ventaja de hasta 20 puntos para los locales. Myles Turner (9+11+2), que llegaba tras una ausencia de seis partidos, no era suficiente, junto a Domantas Sabonis, para sostener al equipo desde atrás. Uno, dos, tres y cuatro rebotes seguidos le ganó Capela al jugador franquicia para poner el punto número 100 del partido y el 20 en su cuenta particular, el que le permitía poner su doble-doble en cifras superiores a las dos decenas (20+22). Desde fuera, Bogdan Bogdaonvic, que venía apuntando muy bien, y Kevin Huerter tampoco querían ser menos. Cinco triples para cada uno. En el caso del segundo, con sólo siete intentos (71,4%). El último integrante de los cuatro fantásticos: con sus 23 puntos, acompañaba a Trae, Clint y Bogdan por encima de la barrera de los 20.
Siempre por detrás, pero nunca en el atolladero de la desaparición. No hay razones para ello. McConnell (18 puntos y 7 asistencias) era chispa desde el banquillo para un equipo con la constancia muy trabajada. Y eso suele tener premio, aunque no sea ley universal. Sabonis (18+14+5), ejerciendo de lo que es, líder de la cuadrilla, empataba el partido por primera vez (yendo por detrás) para los suyos a 5 minutos del final (105-105). Daba la salida a un clutch time que tampoco podía ser acusado de traición. Compases antes, Turner, desde la línea de tiros libres, reducía la diferencia en el marcador a sólo cuatro puntos (85-81), Brogdon anotaba su primer triple del partido (tras tres intentos negados) y McConell hacía que McMillan sintiera la brisa amarilla en el cuello (87-86). Una de esas que sólo aparecen en las noches de gran humedad: pegajosa y molesta. "Pelea de perros" y "hasta el final", había advertido Hill. Hoy, todos con la verdad por delante. Especialmente dos. Novena asistencia de Young para el punto 23 de Capela, vía alley oop, y a marcar la presencia del que faltaba: triple de Trae desde el logo. Culmen de una exhibición más: 34 puntos, 5 rebotes y 11 asistencias. Nada de galerías, para ganar: 120 a 111 en el marcador y brecha demasiado grande para un esfuerzo que ya había sido acorde a las dimensiones, con una canasta de Sabonis en su propio aro (123-115) como imagen de la impotencia. Los Hawks siguen sonriendo y McMillan con las alas desplegadas. ¿O era al revés? Poco importa ahora.