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NBA

De Westbrook a Doncic: el triple-doble está de moda en la NBA

Por quinto año seguido, la competición acumula, al menos, 100 triples-dobles. Su frecuencia en los partidos aumenta un 700% desde el año 2012.

De Westbrook a Doncic: el triple-doble está de moda en la NBA
Mayer M. / Thew S. / Stobe M. / Cook C.EFE / AFP / USA TODAY Sports

Aún no lo es, pero Russell Westbrook será el mejor en esto. Al menos, en los registros. Frente a Indiana, en uno de esos arreones tan suyos, el base cogió el guion de la historia y lo hizo añicos: 35 puntos, 14 rebotes y 21 asistencias. Un triple-doble sólo a su alcance. Ni Magic Johnson ni Oscar Robertson, maestros en la materia, lograron tal cota. Sólo una pregunta quedó en el aire tras semejante exhibición: cuándo va a superar Russell a Oscar en la clasificación histórica de tripletes estadísticos con dobles dígitos. De momento, el legendario jugador de Cincinnati Royals y Milwaukee Bucks le aventaja en 16. Cuestión de tiempo. Si todo transcurre según lo previsto, muy poco. Desde dicho partido hasta el día de hoy, el jugador de los Wizards ya ha sumado tres más, no se entretiene y va por 19 en este curso, más que nadie. A lo largo de su carrera, 165: 27 más que Magic (138), 47 que Jason Kidd (107) y 66 que LeBron James (99).

Los 181 de Robertson, Mr. Triple-Double, durante décadas una deidad irrepetible, son ya casi terrenales. Una cifra que, para los más optimistas, podría caducar antes de llegar a los playoffs de este año. Muy complicado, pero no imposible. Hasta el momento, los Wizards han disputado 49 partidos, es decir que, de alcanzar los 72 encuentros pactados antes de iniciar la campaña, terminarían jugando otros 23. Westbrook, en su cuenta particular, ha estado presente en 42 de ellos, a triple-doble casi cada dos encuentros (45%). Con el ritmo actual, necesitaría otros 35 encuentros para alcanzar la histórica cifra, 12 más de los que tiene a su disposición; margen de sobra en una temporada de la 'vieja normalidad'. Realmente difícil, pero no descartable. Aún menos cuando se trata de un jugador capaz de promediar triple-doble durante tres temporadas (cuatro si se tiene en cuenta la actual), de sumar 11 consecutivos en 2019 o de alcanzar 42 en 2017, cuando consiguió su MVP.

Cábalas y más cábalas para un récord que, como tantos otros, terminará sucumbiendo. Es ley de vida. Como, al parecer, el triple-doble en los tiempos que corren. Hasta 26 jugadores en la liga han sumado, como mínimo, uno a lo largo del presente curso. Dos menos que el año pasado a final de temporada y tres más que en el curso 1996-97, el primero que permite consultar la base de datos oficial de la NBA. Aparentemente, una diferencia ínfima como para hacer honor al título de este artículo; en realidad, más que suficiente como para que fuera mucho más hiperbólico. Si bien es cierto que, con el trascurso de los años, el número de jugadores que a lo largo de una campaña han logrado triples-dobles no ha variado de forma considerable, sí lo ha hecho el montante de cada uno de ellos. Si la temporada 97-96 Grant Hill presidía la clasificación con 13, ahora, como se adelantaba unas líneas más arriba, lo hace Westbrook con 19. Si tras el Hall of Fame se encontraba Anthony Mason con cuatro, ahora están James Harden y Nikola Jokic con 12, Luka Doncic con nueve o Giannis Antetokounmpo con siete. Normalmente, protagonizado por los mencionados jugadores, la NBA contempla un triple-doble cada siete partidos. El pasado 13 de marzo, por primera vez en la historia de la liga, hasta cinco jugadores lo alcanzaron: Harden, Westbrook, Julius Randle, Domantas Sabonis y Antetokounmpo. Como se diría coloquialmente, se ha convertido en el pan de cada día.

Un incremento del 700% en nueve años

En un estudio realizado por Tim Reynolds, y disponible en la propia página web de la NBA, se ponen cifras al incremento real de los últimos años. Mayor aún de lo que parece. Según sus cálculos, la asiduidad con la que se ve un triple-doble en la competición ha aumentado un 47% desde la temporada pasada. Una barbaridad, si se tiene en cuenta el breve lapso de tiempo, que se vuelve monstruosa cuando se echa la vista atrás: desde la temporada 2011-12, el ritmo de los triples-dobles en los partidos ha aumentado en casi un 700%. Por aquel entonces, no tan lejano, se lograrían 24 al terminar el curso, con Rajon Rondo en cabeza (6 en total). Tras él, nadie más repetiría en una lista con muchas caras conocidas: Serge Ibaka, Pau Gasol, J.J. Barea o Kyle Lowry, todos con uno.

Westbrook, sin ninguna duda, es el símbolo de la revolución. Su temporada 2015-16, en la que dinamitó la tendencia de los años anteriores, sentaría el precedente con el que arrancaría una nueva era. Con 18, uno menos de los que lleva hasta ahora y cinco de los que, entre todos los jugadores de la liga, lograban cuatro años antes, confirmaba un salto que había ido de 2 en 2015 a 11 en 2015. En la 2016-17, su primer curso promediando los dobles dígitos en puntos, asistencias y rebotes, ya no habría vuelta atrás: 42 para él, 22 para Harden y 13 para LeBron James. Desde entonces, cinco años seguidos sumando, en total, más de 100. El centésimo de este curso, obra de Bam Adebayo con su 18+10+10 a Memphis. ¿Las razones? Hipótesis que se mueven entre las estadísticas y las creencias, extremadamente ligadas con el eterno debate que confronta al baloncesto europeo y al estadounidense; pero que, sin ninguna duda, tienen números a los que aferrarse.

En los mismos últimos nueve años, el ritmo del juego de la NBA ha aumentado considerablemente. Hay más posesiones y, por lo tanto, más acciones que terminan sumando en algún apartado estadístico; normalmente, el de las estrellas, con mucho más peso, y responsabilidades, en sus equipos del que podrían tener en otras ligas (por norma general). De forma concreta, desde la temporada 2011-12, el pace de la liga ha aumentado en 7,8 puntos. Es decir que, de media, los equipos tienen hasta ocho posesiones más por cada 48 minutos. En todo ello, tampoco se debe obviar la extendida mejora en la eficiencia ofensiva, con un rating general que ha pasado de los 104,6 créditos a los 111,9. En total, se reparten casi cuatro asistencias más, se capturan dos rebotes extra y se puntúa 15 tantos por encima. Pensando en los jugadores exteriores que también terminan con dobles dígitos en los rebotes, incluso podría entrar en juego la era de los triples: tiros más largos y, por lo tanto, rebotes en proporción. Muchas más cosas a repartir y, como se anticipaba, con destinatarios a los que les gusta repetir.

A todo ello, además, se suman unos perfiles que, por casualidad o causalidad - el tiempo dirá - han coincidido en la misma época. Luka Doncic, que en su segundo año ya consiguió ser el jugador con más triples-dobles de la temporada (17), podría ser una de sus principales imágenes: jugadores que, por condiciones físicas, pueden ser determinantes en todas las parcelas de la pista y que, al mismo tiempo, rebosan talento. Prototipos que conjugan a las mil maravillas el poderío físico con las capacidades técnicas. Según el caso, pondera más una cosa o la otra, pero ahí están los Jokic, Antetokounmpo o Sabonis; muestra, además, de un dominio europeo que, irónicamente y para más caldo de cultivo, se extiende en Estados Unidos. James Harden, Ben Simmons, LeBron James... Tan distintos como capacitados para alcanzar las triples coronas numéricas. Una que cada vez se ponen más jugadores, que ni siquiera garantiza resultados, pero que sigue impresionando cuando, por las mañanas, se revisan las líneas estadísticas de los partidos.