Kulboka, el frío francotirador lituano de Miribilla
Se reconvirtió a la posición de 'cuatro' abierto y quiso aprender jugando contra Mirotic y Shegelia. "He demostrado lo que puedo hacer, pero aún estoy capacitado para más", se exige.
Kulboka, dorsal 98 que ya es extraño de ver, aparenta un jugador frío, aunque a veces también resulta muy expresivo. Esta temporada tuvo que soportar una mala racha de tiro y se le veía como hastiado en la pista, hasta metió un triple y lejos de mostrarse aliviado, lanzó un gesto de hartazgo, nada de celebrarlo por todo lo alto. Un lanzamiento y gesto de hundimiento de vuelta a campo defensivo cuando el balón iba por el aire camino de la cesta. Tras el paso por Alemania e Italia, en Bilbao ha encontrado el cariño que buscaba, la paciencia y la confianza también por parte del técnico, aunque su juego no acaba de despegar. Es joven, tiene mucha calidad y el paso del tres al cuatro y en una Liga tan exigente como la ACB lleva su tiempo. El sueño de la NBA por el momento permanece lejos. Llegó a España y proclamó que quería aprender enfrentándose a los mejores en su posición, Shegelia y Mirotic. Tiene contrato hasta 2023. Pero se siente muy a gusto en Miribilla, tanto él como su pareja, con la que pasó el confinamiento hace un año y hasta asombró por las redes sociales al embocar caminando por el pasillo de su casa una bolsita de té en una taza que descansaba en la mesa de la cocina, a un par de metros. La presencia de su compatriota Miniotas, con el que compite por el puesto, aún le reconforta más.
"Sólo es mi segundo año en la ACB, estoy ampliando, mejorando, lo que puedo aportar como jugador en la pista. He demostrado qué puedo hacer, pero aún estoy capacitado para más", se exige a sí mismo. Bilbao esta una etapa provechosa para él, aunque en el fantástico año pasado no pudo disfrutar del colofón, la fase final de La Fonteta en modo burbuja. "Fue duro no poder jugar, porque me encontraba bien hasta el parón, luego me pasó algo con la rodilla. Éramos un buen equipo y pensábamos que éramos capaces de lograr algo importante, pero pasó y no lo puedo cambiar", admite con un poso de tristeza.
Arnoldas va evolucionando y aunque no se le puede pedir que se acerque mucho al aro o postee desde su posición como cuatro, sí crece en cuanto a predisposición defensiva. Su trabajo hace dos jornadas ante Radoncic fue más que interesante. Precisamente los triunfos ante Gipuzkoa y Betis han sacado al Bilbao Basket de descenso. "Estamos disfrutando de la victoria del domingo, pero necesitamos darnos cuenta de que cada partido es decisivo, el del Estudiantes que es el que viene ahora, es superimportante". Reitera que hay que jugar cada tarde como si fuera el último partido, "porque los que están por detrás pueden seguir ganando".
El pívot lituano no quiere ni oír hablar de la permanencia. "El objetivo no es ese -argumenta- sino ganar tantos partidos como sea posible, para que nuestros aficionados estén contentos. Pensar que la permanencia está lograda sería un error". Está siendo un año muy tortuoso, por el COVID, las lesiones y los cortes de jugadores que no han llegado a aclimatarse. "Entrenar todos juntos es importante. Minotas se incorporó más tarde, como Jenkins". El 'cuatro' lituano considera que jugador tiene su peso en el engranaje de Mumbrú, "no hay una superestrella, aunque John (Jenkins) es un increíble, ayuda a liberarnos con sus tiros y a que juguemos más cómodos. Con su ejemplo, hace que los demás tengan que dar un paso al frente".
La pena es que Miribilla asiste cada día a partidos sin público en la grada, pero no es excusa para Kulboka. "Somos profesionales, una vez que saltamos al campo lo demás desaparece, el año pasado jugábamos con mucha ventaja, pero son tiempos difíciles y tenemos que adaptarnos", finaliza el tirador de Marijampole, ciudad al sur de Lituania.