NBA | SIXERS 111 - MAVERICKS 97
Doncic se topa con Simmons y Dallas cae ante el líder del Este
Mal partido de Embiid y mal partido de Doncic. Por encima de ellos destacó el otro jugador de este encuentro que irá al All-Star, Ben Simmons.
Los Mavericks visitaron la casa del mejor equipo de la Conferencia Este por ratio de victorias y no estuvieron tan finos como para sacar de su casa, en la que sólo han perdidos dos partidos de dieciséis, una victoria. El equipo de Rick Carlisle anduvo falto de efectivos y de acierto y no pudo rematar el buen planteamiento que se hizo sobre Joel Embiid, la gran estrella del rival, al que dejaron en 5/20 en tiros de campo y sin tener a Porzingis defendiendo la pintura.
Los problemas llegaron por otras vías. Rivers jugó con una rotación más corta y en ella sí hizo daño Dwight Howard como pívot. El escolta Seth Curry, jugador de los Mavs la temporada pasada, fue el que mejor +/- tuvo en pista (+17) y no por casualidad. Los 76ers tomaron el control desde antes del descanso y no lo soltaron, venciendo por un 111-97 final.
Los Mavericks sufrieron la defensa extenuante de Ben Simmons sobre su mejor jugador, el esloveno Luka Doncic, y nadie más salió al paso. Hardaway y Brunson estuvieron bien, simplemente bien, no en las versiones de alta anotación que les hemos visto en las últimas semanas, y se juntó con que Simmons dejó a Doncic en un 6/13 en lanzamientos para que las opciones de ganar se redujeran de forma drástica. Los secundarios no funcionaron en esta ocasión y a Doncic le faltó no sólo soltura para anotar sino también para dirigir y delegar.
Embiid sí tuvo lo bueno que le faltó a Doncic. Se vio, por ejemplo, en los primeros minutos. Supo hacer trabajo sucio y dejar el brillo a los compañeros visto que él no tenía el día. Con Curry tuvo buena conexión para parar la primera embestida visitante. El primer cuarto fue igualado y sin sobresaltos a la espera de un segundo en el que se empezaría a decidir el partido.
Howard fue una de las llaves. El pívot, con una imagen parecida a la de sus días de gloria sin la cita en la cabeza, mareó a Powell, que también salió como suplente, y obligó a los Mavs a hacer sobreesfuerzos para parar los balones que le llegaban. Pero nada más lejos de la realidad. Después de ponerse siete arriba, Dallas rebajó hasta quedarse a uno a falta de medio cuarto para el descanso. Ahí apareció el Simmons todoterreno. Tres jugadas de pura potencia, contando con su limitado rango de tiro pero variando las amenazas, ante Brunson, Doncic y Hardaway fueron la antesala de una asistencia para un triple de Curry, una asistencia para un triple de Embiid y un robo de cartera a Cauley-Stein para pergeñar un contraataque. Todo, en apenas cuatro minutos. La diferencia subió a 17. El golpe moral fue devastador para los visitantes, que empezaron a ir con el gancho ante un equipo con un jugador diferencial.
Tarea casi imposible para los texanos. Simmons, que ya ha secado a otros jugadorazos en ataque como Lillard esta temporada, no dejó que Doncic reaccionara como para ponerle en problemas. Los Mavs hicieron un buen trabajo de contención sobre Harris y Embiid, pero ni así les fue suficiente para verse con posibilidades. La distancia de veinte se mantuvo durante buena parte de la segunda mitad sin otra solución que la del bocinazo final.