NBA | BLAZERS 118 - SIXERS 114

Carmelo Anthony sale al rescate de Lillard y los Blazers

El veterano alero sobresalió en el último cuarto ante los Sixers. La estrella de los Blazers, Damian Lillard, fue asfixiada por Ben Simmons.

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Carmelo Anthony
Tim Nwachukwu AFP

Ya sólo queda un equipo de la Conferencia Este con récord positivo contra la Conferencia Oeste y no son los 76ers, el equipo que ha llevado el peso de su lado durante las primeras semanas de competición. Segundo y último enfrentamiento ante los Blazers y otra derrota. Y eso que no pudieron poner más carne en el asador. A Damian Lillard, el único de los dos jugadores de nivel de All-Star que tienen como exteriores todavía sano, le trataron como la gran estrella que ya es y le aplicaron un tratamiento de choque: Ben Simmons y una defensa correosa, incluso más de lo habitual en el australiano, para frenarle. Si alguno mira sólo a los dígitos de puntuación ve 30 en la casilla de Dame, sí, pero si se repasa el cuadro de lanzamientos se comprueba que metió 14 tiros libres y que en los tiros de campo se quedó en un inusual 6/21. Lastró a los Blazers, pero la buena noticia es que no está solo ni aun faltándole C.J. McCollum al lado. Y para eso no estaban preparados los Sixers, les pilló completamente a contrapelo. 

Carmelo Anthony metió 17 de sus 24 puntos en el último periodo. Con la atención que Covington prestó a Simmons y éste a Lillard él quedó algo al margen y pudo meter hasta ganar. Dos tiros libres de Anthony y un robo de Covington, paradójicamente, sentenciaron el encuentro. El alero de origen portorriqueño dio un paso adelante y sacó su repertorio, que ya sabemos que es amplísimo, a pasear sabiendo lo que le estaba pasando a Lillard y con Kanter, el encargado de bailar con Embiid, sangrando a borbotones por una ceja. La victoria es la cuarta en cinco partidos para Portland, sólo con el patinazo del Madison Square Garden en medio, y supone un impulso moral para la plantilla, para que se crea que pueden ganarle a cualquiera aunque estén en cuadro. 

El primer cuarto de Simmons, sobre todo, fue de bandera. Se vio el perfecto ejemplo de que no necesita hacer números pomposos para demostrar que es influyente. Acabó el partido con 23+11+9, sí, pero estuvo en todos los lados y eso no se refleja fielmente en las estadísticas. A Lillard le dio tiempo a meter dos de sus triples en ese periodo inicial, sin adivinar lo que se le vendría encima. Fue con sus consortes Rodney Hood y Anfernee Simons con los que el caudal de los Blazers empezó a fluir fácil en el segundo periodo y con los que los locales tomaron ventajas. El codazo recibido por Kanter obligó al turco a salir de la cancha y a dejar a Embiid solo antes del descanso, lo que éste aprovechó para meter tres canastas, con Covington sin poder defenderle bien, antes de acabar para equilibrar las cosas. 

Con un Harris apocado, no muy fino esta noche, y con un Curry a tope, golpe en la mesa. No había tregua para los Blazers, ya con Lillard intentando forzar faltas de más viendo que no tenía otro camino. Gary Trent, en el otro lado, también aportaba. La balanza siguió inamovible hasta el último periodo, monopolizado por un Carmelo Anthony que quiso tomar el mando y demostrar por qué algún día entrará en el Salón de la Fama. Al poste, jugando un aclarado para tirar de tres, bregando por los rebotes, etc. De todo. Un triple de Curry empató el encuentro, 114-114, a falta de una acción. Una falta muy dudosa de Tobias sobre Melo en una carga lateral dejó la opción de un último balón a los 76ers, que no acertaron al ponerlo en juego y cayeron.