LeBron crecido, Jokic cohibido
Los Lakers rompieron el partido en el tercer cuarto con un gran LeBron James en los dos lados de la pista. Fatal segunda parte de los Nuggets.
Victoria de valía de los Lakers ante los Nuggets en la repetición de las finales de la Conferencia Oeste del pasado septiembre, en la burbuja de Florida, en la que los primeros también derrotaron a los segundos. Fallaron las piezas de Mike Malone y, por contra, el campeón demostró tener la máquina perfectamente engrasada después de un par de derrotas totalmente entendibles hace una semana. El entrenador, cuadriculado en su esquema, no encontró soluciones a los problemas que le planteó el contrario, más hecho y con más recursos. No hizo falta una versión heroica de Anthony Davis, un paso adelante de Marc Gasol o un alto porcentaje en triples. El liderazgo de LeBron James y un buen esfuerzo colectivo tumbaron a Denver y de forma clara.
James, que superó a otra leyenda de los Lakers como Wilt Chamberlain en volumen de lanzamientos anotados en la fase regular, alcanzó el triple-doble (27+10+10) fallando sólo 7 de sus 19 tiros y siendo el dueño de un parcial de 15-0 con el que el partido se rompió en el tercer cuarto. Esfuerzo en los dos lados de la cancha y un nivel de liderazgo que no pudo alcanzar, en el otro lado, Nikola Jokic, más apocado que otros días, que llegó a los dos dígitos de anotación por los pelos y merced a un par de acciones en el último periodo.
En el banquillo y su implicación estuvo buena parte de la victoria de los Lakers. En ese tramo en el que LeBron dominó tanto estuvo acompañado por Kuzma, Harrell y Horton-Tucker, que sumaron 41 puntos entre los tres. Despliegue de medios por parte de Frank Vogel. En el otro lado sólo Monte Morris estuvo fino. Mala versión de Michael Porter. Sólo estos dos superaron los veinte minutos de acción entre los suplentes de los Nuggets. Incluso viendo enfrente a un Dennis Schröder a pleno rendimiento, y pese a que Dozier y Harris están de baja, el argentino Facu Campazzo jugó la friolera de dos minutos al notar unas molestias en la rodilla después de haberse reivindicado en el anterior partido.
La mala noticia para los de Colorado es que controlaron bien el partido hasta el descanso, fue después cuando se les fue de las manos y mucho. Supieron mantener a raya a Anthony Davis, que en los momentos de inicio de primer y tercer cuarto es un torbellino y en esta batalla quedó en nada. LeBron James tomó el mando de todo, haciendo al base de su equipo que finalizara más que dirigiera, y castigó a Nikola Jokic sacándole de la zona y yéndose por velocidad en varias ocasiones. No daba resultado, sin embargo, la estrategia a partir del segundo periodo, donde Morris se llevó el ritmo del partido a su terreno en los minutos en los que no estaba Murray para trastocar la cabeza de sus rivales. Al descanso la diferencia era de catorce puntos a favor de los Nuggets, no intuyéndose lo que vendría después.
LeBron James se llevó por delante a todos los que se pusieron por delante en la segunda parte. Fuera Jokic, Millsap o Green, ninguno le paró. Actuación estelar pese a que también se dedicó a hacer jugar a sus compañeros y los números fueron buenos y no extraordinarios. La sensación de dominio sí que lo fue. Y en los dos lados de la cancha. A los Nuggets, que tenían a sus dos bases en un buen tono, les cortó el ritmo totalmente. A destacar, de nuevo, lo que sumaron también Montrezl Harrell, habitual de la segunda unidad, o un Talen Horton-Tucker que cada día responde mejor.
Se despegaron los Lakers con ese parcial para cerrar el tercer periodo y en el cuarto ya todo se les puso cuesta arriba a los Nuggets. Incluso terminaron sacando la bandera blanca pese a ir muy por delante en la primera mitad. Jokic intentó que jugaran para él, se le vio asumir esa responsabilidad, pero simplemente no era el día y enfrente entraba a matar un torero con muchas faenas a sus espaldas.