Los Lakers se hunden ante uno de los peores equipos de la NBA
Los Pistons aprovecharon un aparente cansancio de los Lakers para machacarles en los minutos finales y ganar a los vigentes campeones.
Los Lakers llevaban diez victorias seguidas como visitantes en el inicio de temporada y ahora, en sólo dos días, ya han sumado dos derrotas en ese casillero. El calendario no les ha favorecido mucho en los primeros compases y han respondido como unos auténticos campeones, que por otra parte es lo que son, pero se les ha atragantado ese doble compromiso en Filadelfia y Detroit. Derrota por un punto ante los Sixers, más que pasable. El caso de los Pistons fue un poco más sangrante, ya que hablamos de uno de los peores equipos de la Liga y de que se fueron con un saco pese a que el partido parecía controlado antes de entrar en el último cuarto.
Anthony Davis no estuvo presente ante los Pistons. El ala-pívot sufrió un golpe en la rodilla derecha en el primero de los dos partidos de esta saga y no se arriesgó con él para el segundo. Lo pagaron los angelinos. El juego en la pintura no funcionó como debería por la baja de su mejor jugador en ella: Marc Gasol se quedó a cero y Kyle Kuzma se encargó más de la zona exterior; Mason Plumlee llegó al doble-doble y Blake Griffin fue el máximo anotador de su equipo.
Pese a que parece que están dominando con facilidad, posiblemente los Lakers hayan llegado a un posible valle en la temporada. Se ha cumplido un mes desde el comienzo y llevan a tope desde ese momento, es normal que pasen ya por algún bache en una campaña tan compleja. En los últimos minutos de esta cita se vio cansancio en las jugadas de los hombres que dirige Frank Vogel.
Los Lakers fueron a lo seguro en los primeros minutos, con LeBron James como catalizador y con la dirección de un Dennis Schröder siempre atento. Funcionaba. En el otro lado, algo parecido. Blake Griffin era el que actuaba, ya casi siempre lejos del aro, como director de la orquesta. Especialmente sangrante fueron, durante toda la noche, los bloqueos que jugó con Wayne Ellington, que además empieza a estar inspirado a tenor de cómo lo ha hecho en sus últimos compromisos. Todo balanceado hasta que, precisamente con algún triple y también con la subida de ritmo que propuso Derrick Rose al salir a la cancha, los locales tomaron algo de ventaja en el marcador.
Dos acciones de Harrell y un LeBron inspirado se cargaron de un plumazo la diferencia, que ya estaba siendo de unos siete u ocho puntos, en el segundo cuarto. A mitad de este periodo, incluso, los Lakers se pusieron por delante gracias a dos tiros exteriores de Talen Horton-Tucker, el mejor de sus suplentes con 13 puntos. La defensa esta respondiendo por momentos y sólo el también acierto de los rivales desde fuera del perímetro apretó algo el marcador antes del descanso. En el tercer cuarto los californianos empezaron a hacer la goma, sólo con el liderazgo de Kuzma y viendo a los contrarios tirar del talento individual de Rose, Griffin y Plumlee en sus distintas facetas. La brecha se abrió hasta los ocho tantos, aunque luego se recuperó. Algo no olía bien, sobre todo viendo que en algunas jugadas a la defensa se le veían las costuras excesivamente.
El cambio final llegó a falta de algo más de seis minutos. Con los Pistons sólo dominando por uno. Con un triple de Griffin en movimiento y bien punteado. Las cosas cambian y los Lakers no son ajenos. El desbarajuste fue de órdago. Los campeones encajaron un parcial desfavorable de 16-0 que tiró por tierra un partido que podrían haber ganado en los instantes finales. Vale que los Pistons se movieron bien para marear a los Lakers, sobre todo Delon Wright y Mason Plumlee con los bloqueos, pero hubo una falta de comunicación y ayudas en defensa que difieren mucho de la llamada obra maestra defensiva que los de púrpura y oro mostraron en la burbuja de Florida. Un ejemplo: Jerami Grant, que es el mejor de la temporada en los Pistons pero tuvo una mala noche, aprovechó para engordar su cuenta en esos minutos finales debido a la absoluta pasividad de la defensa rival. Ellington, con uno de sus seis triples, sentenció a unos Lakers que se quedaron clavados en 87 y dejaron una mala impresión.