El mago de Sombor: el ascenso imposible de un jugador único
Solo el irregular inicio de los Nuggets separa a Nikola Jokic de ser, tal vez, el gran favorito al MVP en el arranque de temporada. Un talento bohemio y distinto a todos en la NBA.
La temporada de Denver Nuggets avanza a trompicones: reparto de victorias y derrotas (7-7) en los catorce primeros partidos, por debajo del nivel excepcional de la burbuja, donde los de las Montañas Rocosas llegaron a la final del Oeste (perdieron con los Lakers) después de remontar dos veces un 3-1 en contra, primero a Utah Jazz y después a Los Angeles Clippers. Nadie, cosas de la burbuja pero mucho más que eso, había hecho algo así en los mismos playoffs.
Los Nuggets han perdido a secundarios importantes (Plumlee, Craig y, sobre todo, Jerami Grant), flojean en defensa y la producción baja mucho más allá de sus dos grandes estrellas. Su gran esperanza, el joven Michael Porter Jr, es uno de los afectados por la COVID y se ha perdido 10 partidos ya. En sus prometedoras manos está parte del salto de calidad definitivo del equipo. Y de esas dos estrellas una, el base canadiense Jamal Murray, tampoco está al excepcional nivel que alcanzó en Florida. Promedia por ahora 19,2 puntos, 3,5 rebotes y 5 asistencias, con apariciones y desapariciones y unos discretos números de tiro: 44%, 34% en triples, 76% en tiros libres.
La otra estrella, una historia muy distinta, sí está a un nivel superlativo. Y, de hecho, si los Nuggets hubieran empezado con más impulso, Nikola Jokic sería seguramente el primer gran favorito para el MVP de la temporada 2020-21. El pívot de 2,11, el talento bohemio y casi incomprensible de Sombor, promedia un triple-doble: 25,1 puntos, 11,4 rebotes y 10 asistencias con, además, 1,9 robos. Son todo topes en una carrera en la que ya ha sido dos veces all star (2019 y 2020), integrante del Mejor Quinteto (2019) y del Segundo (2020) y en la que juega con contrato de estrella, 148 millones de dólares por cinco años de extensión firmada en julio de 2018. En la temporada 2022-23 cobrará 32,4 millones y después saldrá al mercado.
Lleva en los Nuggets desde que aterrizó en la NBA en 2015, con 20 años y como segunda ronda de draft (número 41). En la temporada anterior había protagonizado un tremendo descorche en el Mega Bemax serbio. Los grandes de Europa (también los españoles) cogían aviones para verle y empezar a hablar cuando supieron que ya tenía la mente puesta en la NBA. No había nada que hacer.
Solo Oscar Robertson y Russell Westbrook, dos bases, han promediado un triple-doble en una temporada completa. El pívot puro con más asistencias de media en un curso es el legendario Wilt Chamberlain, que tiene las dos primeras marcas: 8,6 en la 1967-68 y 7,8 en la temporada anterior. Jokic va camino de pulverizar ese registro y liderar una tabla en la que ya tiene las tres marcas (7,3, 7 y 6,1) que siguen al inolvidable Chamberlain. Jokic lleva cinco triples-dobles, los mismos que Doncic, y es líder también de la Liga en eficiencia (PER: 31,9 por 29,8 de Joel Embiid). De sus puntos y asistencias emanan el 41,2% de los puntos de los Nuggets. Solo Doncic con los Mavericks (40,3%) hace que su equipo dependa tanto de él. LeBron James, por ejemplo, es responsable del 35,2% de los puntos de los Lakers en este primer tramo de temporada.
Los Nuggets, que tienen despistes de concentración también con la primera unidad, están al nivel esperado en ataque (116,1 de rating ofensivo, tercero de la NBA) pero están muy atrás en defensa (112,2 de rating, 24º de la Liga: un desastre). En palabras de un periodista que cubre a los Nuggets: “Es difícil de entender cómo Jokic puede estar siendo tan bueno y los Nuggets tan malos en los partidos de esta temporada”.
Con Jokic, al que su compañero Will Barton grita “ve a por el MVP” antes de cada partido, importa qué hace pero importa también mucho cómo lo hace. Es un jugador único, un artista que apenas salta, no tiene músculos definidos y parece moverse a cámara lenta. Pero acaba controlando los partidos con una inteligencia suprema y un talento innato para mover a su equipo. Steve Nash, el técnico de los Nets y que ganó dos MVP como uno de los bases más creativos de la historia, habla así de él: “Su inteligencia, el juego de pies, la coordinación entre ojo y manos, la visión, la lectura… es un base con cuerpo de pívot, un jugador único en la historia”.
Jokic usa su corpulencia cerca del aro y produce al poste, mete triples y asiste con una creatividad asombrosa. Da pases de quarterback y maneja la pelota con una mano como si estuviera en una piscina de su Sombor natal, a poco más de 200 kilómetros de Belgrado. “Es el jugador de waterpolo que mejor juega al baloncesto de la historia”, decía de él el New York Times. “A lo que mejor juega es al voleibol… a todos los deportes con balón en realidad, es asombroso”, dice Ognjen Stojakovic, directo de desarrollo de jugadores de sus Nuggets. Creció en Serbia viendo vídeos de Kobre Bryant y Michael Jordan en Youtube, adora los caballos y es imposible encontrar alguien que hable mal de él en toda la NBA. Una Liga que está poniendo a sus pies con un estilo único. En esta era de baloncesto... y en cualquiera. El mago de Sombor.