NBA | CLIPPERS 124 - TIMBERWOLVES 101
Los Clippers recuperan el pulso a costa de unos Wolves sin Towns
Después del sonrojo que supuso la derrota ante los Mavericks, reacción de los Clippers a pesar de no contar con Kawhi Leonard. 16+8 de Ibaka.
La mayor paliza al descanso en toda la historia de la NBA es difícil de digerir. Lo de los Clippers ante los Mavericks acabó en corte de digestión. Es la única derrota de los angelinos en los cuatro partidos disputados, pero ha hecho pupa. Los de Lue buscaron el rival propicio, y lo eran los Timberwolves, y en la primera oportunidad se desquitaron. Buen juego en los dos lados de la cancha, resultado abultado para esconder el otro y sensaciones positivas.
Minnesota llegaba de nuevo, en este segundo duelo seguido en el Staples Center sin su principal jugador, Towns. Los Ángeles, lo mismo: sin Leonard. Uno por otro. Dada la profundidad de la plantilla era lógico que le afectara más a los primeros que a los segundos y así se escribió la historia.
Los Clippers parecían todavía aturdidos por el golpe del domingo. Empezó mejor su contrincante, hasta doblándole en el marcador en el primer tramo: 7-14 y 9-18. La dupla formada por D'Angelo Russell y Ricky Rubio salía como titular, una prueba más de Saunders para comprobar la compatibilidad de los dos bases. La baja de Karl-Anthony Towns, que ya se perdió el encuentro ante los Lakers, obligaba a ajustar de nuevo la rotación y eso se terminó viendo con el paso de los minutos. A Jarrett Culver, por ejemplo, le tocó actuar de ala-pívot y terminó con unos disfuncionales 0/10 en tiros y 10 rebotes. Fue precisamente la salida de los suplentes, los McLaughlin y Edwards, lo que alteró el orden establecido hasta ese momento. En un par de minutos los Clippers remontaron de la mano de Paul George (18+6+5) y Lou Williams (20+5) y el cuarto inicial acabó con ellos al mando.
Los angelinos no dejaron ya que su contrario se le subiera a las barbas. No lo podían permitir después del ridículo ante los Mavs, tenían que dejar un sello y mandar el aviso. El 37-21 que les metieron en el segundo absorbió cualquier duda y puso a los Wolves en estado letárgico. El esfuerzo visitante en defensa era insuficiente y Jackson, Beverley, Zubac e Ibaka, autor de 16 puntos y 8 rebotes, encontraban sus opciones para sumar. El duelo no se recuperó en el tercer y cuarto periodo y murió con el 124-101 en el marcador del pabellón.