Irving aprovecha un Garden sin público para vengarse de Boston
El base fue el mejor de los Nets en la victoria en el TD Garden. Durant dio el tirón e Irving dio la puntilla a unos Celtics que se hundieron.
Los Nets impresionaron en la pretemporada cuando fueron a jugar a Boston y, ya en partido oficial, demostraron que apuntan muy alto. En esa fase de amistosos de la 2020/21 se produjo el regreso de Kyrie Irving al TD Garden después de salir de allí en el verano de 2019 y no jugar en los partidos allí disputados por lesiones que hicieron sospechar a los que un día fueron sus aficionados. Ritual de botafumeiro para espantar los malos espíritus al margen, la de Navidad era la vuelta real de Irving al pabellón -sin público por las restricciones del coronavirus- de los Celtics y sólo un día después de una victoria verde en el último segundo ante otro candidato de la Conferencia Este: los Bucks de Giannis Antetokounmpo.
Irving volvió en estas mágicas fiestas, pero en una disposición opuesta a la del chaval del anuncio de El Almendro. Lo hizo con ganas de hacer daño. Y lo consiguió. Su venganza se saldó con 37 puntos, 6 rebotes y 8 asistencias, haciendo de todo y asestando un 7/10 en triples a unos Celtics que precisamente tuvieron un día aciago en esa faceta (8/27).
El conjunto dirigido por Steve Nash llegaba con buena sensaciones, habiendo abierto la temporada con una victoria contundente ante los Warriors. El presumible nivel de Golden State un año más es lo que dejaba con la duda a muchos sobre el ídem de los Nets, que está por descubrir con el pasar de las semanas pero que tiene pinta de ser más alto que el de la temporada pasada. Tener a Irving y Durant a pleno rendimiento es lo que conlleva. Y los Celtics, con buen sabor de boca tras su debut de campaña, se van muy descontentos tras medirse a ellos.
El partido se abrió teniendo antes un tiempo muerto que los primeros puntos. Se preveía que iba a haber lucha y así fue. Quizá demasiada. No violencia, que no hubo ninguna, pero sí intensidad. A los Celtics les terminó pasando mucha factura. Estaban frías las muñecas en los primeros compases: con seis tiros acertados por parte de cada equipo los Nets habían lanzado 15 y los Celtics ya estaban en 19. Porcentajes malos. También hubo una factura que pasar a este respecto. La salida de los jóvenes, Grant Williams, un combativo Ojeleye y el novato Payton Pritchard, le daba otro aire a los locales, que aguantaban el tipo. Tras el primer descanso de Tatum, subida de categoría y ventajas de tres o cuatro puntos para los verdes.
Con el paso de los minutos la cosa se fue calentando en el plano deportivo. Jaylen Brown ya había aparecido como motor en los dos lados de la cancha, faltaba ver algún pique de canastas. Irving y Tatum tuvieron un intercambio de triplazos que se llevó Tatum, dando la última réplica antes del descanso. Pero el invitado que faltaba se unió en el tercero para romper el partido definitivamente, y eso que los Celtics se habían ido al parón en ventaja (54-51): Kevin Durant asestó seis canastas en siete intentos, siendo dos de ellos de tres puntos, para desmarcarse de todo lo que estaban haciendo sus rivales.
Los de Stevens empezaban a tener problemas para anotar más allá de que Jaylen Brown sí tuviera el día y no podían contener el torrente de talento que venía desde Brooklyn con Kyrie Irving, su ex y el de los 37 puntos esta noche, a la cabeza. En la primera mitad las faltas jugaron un papel clave al mantener a raya a Theis y Thompson, en la segunda fue el punto definitivo que apartó a los Celtics de pelear la victoria con Brown y Smart siendo castigados. Los árbitros castigaron los contactos y fueron los locales los que se llevaron la peor parte. No pudieron parar a un Irving con ganas de hacer diabluras y de dar un puñetazo en el estómago de unos Celtics que no digirieron bien su marcha y que sufren ahora la incomparecencia de su sustituto (Kemba Walker, de baja por una lesión de rodilla). La diferencia terminó siendo de 28 puntos a favor de los Nets, nada descabellada, y se ponen con 2-0 y ya habiendo superado dos exámenes difíciles con matrícula de honor.