Los Timberwolves ya tienen algo a lo que agarrarse. Un proyecto sólido y con mimbres con el que pueden intentar el asalto a los playoffs, que solo han alcanzado una vez en los últimos 16 años, algo que les salva de la peor racha en activo, que siguen teniendo los Kings, en un desierto eterno desde 2006. Los Wolves siguen en su esencia, perdidos desde la salida de Kevin Garnett allá por 2007, pero parece que van plantando semillas que pueden germinar, quién sabe, en un equipo competitivo. Así lo demuestran los últimos movimientos, empezando con la salida de Andrew Wiggins y la llegada de D'Angelo Russell, traspaso aprobado por un Karl-Anthony Towns que ganaba un amigo y se quitaba de encima a una promesa que se ha quedado (de momento) en eso y con la que nunca se llegó a entender del todo. La firma de Malik Beasley y el retorno a casa de Ricky Rubio se traducían en buenos presagios para la franquicia, cuya última decisión ha sido la de renovar a Juancho Hernangómez por tres años, a razón de 21 millones de dólares.

El español cumple así con los pronósticos que indicaban que seguiría en Minnesota. El buen hacer en el equipo en los 14 partidos que disputó el año pasado apuntaban a su continuidad, y la firma se ha producido después de que el alero saliera a la agencia libre el pasado día 20. El anuncio tiene lugar, además, solo minutos después de que Shams Charania informara del acuerdo al que Willy, el mayor de los Hernangómez, había llegado con los Pelicans, para los que jugará la última temporada. Por lo tanto, ambos hermanos siguen en la mejor Liga del mundo y compartirán Conferencia Oeste después de que Willy vistiera el año pasado la camiseta de los Hornets, en el Este. Juancho, al igual que el primogénito de la familia, se formó en las categorías inferiores del Real Madrid, aunque debutó como profesional en el Estudiantes, dando el salto a la NBA en 2016, cuando fue elegido en la 15ª posición del draft por Denver Nuggets.

El ala-pívot, que también puede jugar de alero, estuvo en la franquicia de Colorado hasta el año pasado, cuando fue traspasado a los Wolves. La confección de la plantilla de Mike Malone dejaba pocas oportunidades a Juancho, que se proclamó campeón del mundo con España en el Mundial de Chiuna de 2019, pero no contaba con muchos minutos en la NBA. La mejoría se notó rápidamente en los Wolves: Ryan Saunders, con la temporada perdida, decidió probar cosas nuevas de cara al futuro y le dio la titularidad al español nada más aterrizar en Minnesota. El protagonismo aumentó cuando empezó a disfrutar de casi 30 minutos por partido por los apenas 12 que tenía en Denver, y de igual manera lo hicieron sus estadísticas. En los Nuggets, apenas 3,1 puntos en 12 minutos; en su nuevo hogar, 12,9 tantos y 7,3 rebotes, con un 45,3% en tiros de campo y un extraordinario 42% en triples. Jugó 14 partidos, todos ellos de titular, y consiguió 4 dobles-dobles, aunque su temporada se vio truncada antes de tiempo por la pandemia del coronavirus, que acabó con la temporada de unos Wolves que no estuvieron en la burbuja de Disney.

Con esto, los Wolves tienen una plantilla a priori competitiva con la que podrían aspirar a los playoffs en un Oeste en el que existirán numerosos opositores y solo ocho plazas (play-in mediante). Karl-Anthony Towns, D'Angelo Russell, Malik Beasley (que llegó a Minnesota junto al español y promedió 20,7 puntos en esos 14 partidos) y el recién llegado Rickly Rubio son la columna vertebral de un equipo en el que también está gente como Jarrett Culver... o Juancho Hernangómez, claro. Que parece haber encontrado su sitio en la NBA y tendrá que seguir rentabilizando sus minutos y demostrando que se puede hacer un hueco definitivo en la mejor Liga del mundo. De momento, va por el buen camino. Y los Timberwolves prometen algo más que estos últimos años, donde se han movido por terrenos pantanosos con sainetes incluidos (Jimmy Butler a la cabeza), e intentarán acabar con una crisis pantagruélica y escribir una nueva página en su historia. Una que tiene como protagonista a un tal Kevin Garnett... y ya.