El Joventut saca los colores LEB a un Gipuzkoa sin remedio
Dominio de principio a fin de la Penya, y eso que estaba sin ritmo por el parón debido a los contagios. Partidazo de Brodziansky y no jugó Ribas, aunque ya está recuperado de la lesión.
Si no había quedado claro en estas seis derrotas seguidas que anticipaban al partido de hoy en Illunbe, este despropósito ha servido para asentarlo aún más: el Gipuzkoa es más LEB Oro que Breogán, Ourense o Valladolid, por poner tres ejemplos. El equipo donostiarra, conformado en tiempo récord tras una genial maniobra en los juzgados, no da más de sí. Salvó su honor el club haciendo valer sus derechos y poniendo la Liga patas arriba con una nómina impar, pero deportivamente no hay armas para confirmar ese milagro sobre la pista. Llegaba de un palizón ante el Unicaja (-35) y se enfrentaba a un Joventut sin ritmo tras su parón por culpa de los contagios adquiridos en el tránsito europeo. Y ni por esas. Va recuperando jugadores como Ribas, tras una rotura muscular, y Tomic y la incógnita sobre sus sensaciones se despejaron pronto.
El GBC encima está sin el lesionado Magarity. Fue sintomático hasta el minuto cero. El salto inicial. Una bola que fue a parar a unas manos blandas de Radoncic y como una fiera se la arrebató Ventura, que estaba ante un día especial, en su partido 273 con la camiseta verdinegra en la ACB, superando a toda una institución como Tomás Jofresa. Ya es cuarto, por detrás de Rafa Jofresa, Villacampa y Morales; estos dos últimos incluso pasaron de la cancha a la presidencia. En todo momento la Penya estuvo mucho mejor conectada, mostró más actitud y la cita donostiarra resultó un paseo, un disfrute por la soleada matinal. Podría haber invertido el día en darse una vuelta por La Concha pero prefirió salir al parquet ante un enemigo inconsistente.
Tras un mínimo tanteo inicial, el Joventut pisó el acelerador casi sin querer, de la mano de un Brodziansky imperial, perfecto en el triple. Entre él y Birgander en jugadas calcadas con bloqueo, continuación y ganchito aprendido de Tomic, la cosa se puso en 2-10 en menos de tres minutos y medio, y Nicola, desesperado, tuvo que pararlo con un tiempo muerto. El técnico argentino lo intentó con una zona 2-3, pero era una chufla: la Penya se la quitaba de encima distribuyendo desde el poste alto, principalmente con Tomic. Había un agujero negro ahí y el Gipuzkoa trató de ajustarlo subiendo el hombre del centro, pero llegaban balones con enorme facilidad a la línea de fondo o, si se cerraban, iba al hombre que estaba en la esquina. Un abuso en toda regla. En el descanso la valoración registraba los mismos números para ambos, pero con un matiz; invertidos: 17 para los locales y 71 para los badaloneses.
Los donostiarras trataron de sacar su orgullo, principalmente Oroz, que salió muy activo. Se pusieron a cinco (17-22), pero un soplido acabó con su reacción a la salida del segundo acto. El Joventut tenía unos porcentajes de otra galaxia (8-12 en triples y Brodziansky 4-4) ante tantas facilidades. Los vascos no estaban en ningún sitio: se quedaban a mitad de camino, sin ir a la ayuda ni estar con el suyo. Dawson tuvo tiempo para rodarse y mostrar destellos de su enorme calidad. Un parcial de 2-15 empezó a encender el sonrojo: 24-49, a falta de 52 segundos para el descenso.
El segundo tiempo empezó como el primero: con Brodziansky atacando a Radoncic. El canterano del Madrid era un crack en categorías inferiores, se imponía a todos, pero ahora en la ACB le cuesta mucho porque se encuentra con gente más física que él en su puesto de cuatro. Carga bien el rebote de ataque, echa buenos palmeos, pero no es un jugador estable. Nicola trató de subir líneas pero la diferencia engordaba y engordaba como Obelix en un buffet libre. Se fue el GBC a una cifra de desventaja que ya se le va haciendo familiar: más de 30 (32, en concreto). No quedó mucho que narrar a partir del minuto 12, tal vez un canastón de Echenique, el único que se salva de la mediocridad en el Acunsa. Medio desequilibrado tras un rebote ofensivo, supo rearmarse y subir con enorme potencia un balón para machacar por encima del interminable Brodziansky. Este se vengó después con su sexto triple sin fallo. Duran permitió el estreno de Maronka, promesa húngara que llegó a Badalona con 14 años, juega como escolta con 2,04 y ya debutó hace días en la Eurocup. Pudo facturar sus primeras canastas en la mejor liga de Europa, una con mate en contraataque incluido. Formaron los verdinegros con un quinteto sin un base puro y con el chaval estaban Parrado, López-Arostegui y Ventura. ¡Viva la cantera! Si la ACB acordó con la FEB que este año habría un ascenso y dos descensos, debería revisar el enunciado de la norma: habrá un salto de categoría y el descenso del GBC más otro. "Hay jugadores que tienen la cabeza en otro sitio", atacó Nicola. Sí, claro, en la LEB.