Edwards: tal vez, el gran proyecto de superestrella del draft 2020
Lleva el número 5 porque su madre y su abuela murieron, de cáncer y en un tramo de ocho meses, en ese día del mes. Es un escolta con unas posibilidades descomunales.
NOMBRE: Anthony Edwards
POSICIÓN: Escolta
EDAD, ALTURA Y PESO: 19 años, 1,93 y 102 kilos
UNIVERSIDAD: Georgia
PUESTO EN EL DRAFT: 1
EQUIPO: Minnesota Timberwolves
Edwards cumplió 19 años en agosto. Como freshman con Georgia, tuvo tiempo de jugar, en el año de la pandemia, 32 partidos en los que promedió 19,1 puntos, 5,2 rebotes y 2,8 asistencias. Debutó con un partido de 24 puntos, 9 rebotes y 4 robos. Antes de diciembre ya había firmado uno de 37 puntos contra Michigan State y en febrero dejó hojas estadísticas de 29+15 y 36+17 todavía con 18 años… pero ya con cuerpo de jugador NBA. Esa es una de las claves de Edwards, un escolta de 1,93 y 102 kilos con una tremenda capacidad física y listo para jugar ya con los profesionales. Muy fuerte, coordinado, rápido y ágil, sabe utilizar esas cualidades para anotar casi desde cualquier posición. Y eso, un cuerpo óptimo e instinto para utilizarlo y anotar mucho (mucho) es lo que puede hacer que Edwards acabe siendo el mejor jugador de este draft. Y una estrella de la NBA.
Quien quiera desconfiar, también puede hacerlo: Edwards tiene desconexiones, obvias en defensa (donde tiene cualidades para ser muy útil) y visibles también en ataque, donde no siempre jugaba con la misma determinación. Además, tiende de forma algo frustrante a conformarse con tiros no siempre bien seleccionados, tras bote y desde posiciones de bajo porcentaje. Anota muchos… pero es más efectivo cuando usa su cuerpo para acercarse al aro. Buen lanzador, no es un tirador puro (de recibir y levantarse), pasa bien pero todavía no es un gran creador y es temible en transición pero todavía desordenado en cinco contra cinco.
Su entrenador en Georgia, Tom Crean, se lleva las manos a la cabeza cunado le hablan de estos defectos. Al fin y al cabo, es un chico al que le queda mucho para cumplir 20 años y que apenas está empezando a evolucionar y aprovechar su potencial. Asegura que es inteligente, un excepcional compañero y una esponja que absorbe todo lo que le se le enseña. Y pide para él un equipo con una cultura sana y un buen grupo de entrenadores. Así, tiene claro, se forjará un jugadorazo.
Edwards siempre quiso representar a Georgia. Estrella de instituto y proyecto cinco estrellas (25,7 puntos y 9,6 rebotes en su último año en Holy Spirit Prep, rechazó a Kentucky, North Carolina y Kansas para jugar en el equipo de su estado. La Universidad de Georgia, que no es una de las grandes canteras de la NBA (su gran referente sigue siendo Dominique Wilkins), se apuntó un tanto tremendo al retener a la estrella local, un chico que quería estar cerca de su hermana Antoinette, con la que se crio. Su madre y su abuela, enfermas de cáncer, murieron en 2015 y un nefasto tramo de ocho meses. Las dos en días 5 de mes, y por eso él juega con el número 5 cada vez que sale a una cancha de baloncesto, deporte que eligió por encima del football porque, sencillamente, le parecía más divertido.
Por virtudes y defectos, se le compara con Eric Gordon, Victor Oladipo y Dion Waiters. Edwards necesita trabajar duro y tiene mucho camino por delante, pero también tiene un instinto y unas cualidades que no abundan en este draft 2020. Y destellos de lo que, bien forjado, puede ser un excelente jugador NBA. Ha llegado el momento de que empiece a demostrarlo.