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EUROLIGA | 2ª JORNADA

Metralleta Dubljevic

El pívot montenegrino saca de sitio a Tavares con sus 6 triples y 24 puntos. Gran victoria del Valencia, que bailó a un Madrid desconocido en la segunda parte: 55-80, minuto 33.

Kalinic supera a Deck gracias al bloqueo de Dubljevic.
Kalinic supera a Deck gracias al bloqueo de Dubljevic.

Sin su gente en el Palacio, el Madrid no transmite como antes, tanto que este jueves ofreció una de sus peores imágenes de los últimos años. Sin el público en contra, el Valencia Basket recordó mejor el plan de Ponsarnau. Era bueno y su equipo lo calcó por concentración y, sobre todo, talento para abrazar una victoria de prestigio que le catapulta en el arranque de la Euroliga. Dispone de los mimbres, acumula una buena labor mantenida en el tiempo y cada vez tiene más fe en sus opciones.

La táctica, cinco jugadores abiertos para ampliar hasta el extremo la pista y castigar a Tavares. Lo hacía Dubljevic. Bloqueo al manejador del balón y un par de pasitos hacia la línea de tres, a lucir manita. La Roca ejercía de fino estilista tirador: apilaba 20 puntos nada más arrancar el tercer cuarto con 6 de 8 en triples (24 tantos en apenas 18:58 en cancha). Edy no podía con él, Dubi tampoco con Tavares en el otro aro. Ahí mostró el Madrid sus únicos buenos momentos: movía el balón y encontraba a su gigante (11 puntos y 18 de valoración al descanso).

A los blancos, antes del desplome generalizado, le lastraban las 9 pérdidas en dos cuartos y la poca aportación de Thompkins y Randolph. Este último tuvo uno de esos días de los de tierra trágame, incluidas tres faltas en ataque. A pesar de los buenos porcentajes iniciales (29-22), el ritmo era taronja. Campazzo acumulaba con más facilidad puntos que asistencias, su equipo no fluía y eso que quedaba lo peor.

La paliza visitante empezó a fraguarse antes del paso por vestuarios y se materializó en la segunda parte, con un Real en caída libre, en una de sus derrotas más duras en casa en este siglo (55-80, minuto 33). Incapaz de parar al rival y asfixiado por la solidaria defensa valenciana y por su propia ineficacia en el triple. El Valencia recordaba al que se paseó ante su adversario en La Fonteta en el cuarto partido de la final de 2017 para celebrar su primera Liga. Y el Madrid, al bloque derrotado de entonces, en un inicio de Euroliga muy preocupante: 0-2, como el Efes, aunque la percepción es peor. Mala corazonada. En parte, hay una impresión de equipo incompleto, con la plantilla en el aire por Campazzo y la ausencia de un pívot suplente que deja cabos sueltos y acentúa la desconexión mental tras ganar la Supercopa. A ver.

Lo mejor del Valencia, con el dulzor todavía en los labios del meneo a uno de los potentados de la competición, es su amplio margen de mejora. Debe recuperar aún a Marinkovic y en dos o tres meses a Sastre, y acoplar a Prepelic y Derrick Williams. Eso sí, tiene ya a pleno pulmón a Kalinic. ¡Que jugador de hormigón armado! De los que hacen grande a un grupo. Esta vez castigó al poste y anuló el efecto Deck. Apenas es octubre, pero... ojo. Para unos y otros. Y si no, atentos al mensaje de Laso: “Si alguno quiere hacer la guerra por su cuenta, conmigo no jugará”.