Wade, Walton, Russell, LeBron... así se remonta un 2-0 en la Final
Los Heat están obligados a hacer algo que solo se ha visto cuatro veces en la historia de las Finales: remontar un 2-0 en contra. Ellos lo lograron, en 2006 contra los Mavericks.
Los Heat están contra las cuerdas: pierden 2-0 contra unos Lakers por ahora muy superiores, y en el segundo partido no pudieron contar ni con Bam Adebayo (que en teoría sí estará en el tercero, mañana) ni con Goran Dragic (es duda para el resto de la serie). Con LeBron James (tiene un 2-0 a favor por primera vez en unas Finales) y Anthony Davis en el bando contrario, se van acabando las oportunidades para unos Heat que, según el Basketball Power Index de ESPN, tienen ya solo un 6% de opciones de ser campeones… y más de un 41% de ser barridos (4-0). Mañana necesitan agarrarse como sea a las Finales y ganar un tercer partido que empezará menos de 48 horas después de salto inicial del segundo. Habrá que ver cuánta energía tienen los de Erik Spoelstra: Jimmy Butler, por ejemplo, jugó 45 minutos la pasada noche en busca de una remontada imposible.
El 2-0 es un resultado muy difícil de sortear. No definitivo (así lo parecería un 3-0 que nunca se ha remontado) pero sí uno que marca una brecha ya muy notable. Una que solo se ha cerrado cuatro veces en la historia de las Finales. Pero, curiosamente, los Heat son uno de los cuatro equipos que ha podido remontar un 2-0 para proclamarse campeón. Lo hizo en 2006. Antes lo habían hecho los Celtics en 1969 (contra los Lakers…) y los Blazers en 1977. Después, claro, lo hicieron los Cavaliers de LeBron James en 2016, cuando convirtieron un 3-1 (que fue 2-0) a favor de los Warriors del 73-9 en un 3-4. La remontada imposible.
Las Finales de 2006 encumbraron a Dwyane Wade, que promedió 34,7 puntos, 7,8 rebotes, 3,8 asistencias y 2,7 robos en una actuación individual colosal (fue MVP, obviamente) y dieron el primer título a unos Heat nacidos en 1988 pero lanzados realmente a la estratosfera competitiva en 1995, cuando llegó Pat Riley para gestionar de arriba abajo la franquicia. Los de Florida le dieron a los Knicks una primera ronda de draft y un millón de dólares para que no se investigarán sus contactos con Riley cuando este todavía tenía contrato, una ganga a juzgar por la influencia y el éxito del que todavía es presidente de la franquicia. Riley drafteó a Wade en 2003 y se hizo con Shaquille O’Neal en 2004, cuando la tensión del pívot con Kobe Bryant provocó un divorcio sonadísimo en los Lakers.
Después de ganar 59 partidos y perder en siete partidos contra los Pistons en la final del Este, un inicio en 11-10 de la temporada 2005-06 provocó la salida de Stan Van Gundy y el regreso a los banquillos de Riley, que llevó al equipo a un título que pareció imposible en las primeras Finales con dos debutantes y las primeras sin equipo que ya había campeón desde 1978. Los Mavericks de Dirk Nowitzki se adelantaron (2-0) en su pista pero perdieron los cuatro siguientes partidos, tres en Miami (con formato 2-3-2) y el definitivo en su pista, cuando Riley aseguró que solo se llevaba “una corbata” a Texas, en referencia a que no creía que fuera a ser necesario un séptimo partido.
Fue una serie de finales angustiosos y polémica, sobre todo en el famoso quinto partido, en el que Wade tiró tantos tiros libres como los Mavericks (25) y sumó 21 de sus 43 puntos desde la línea de personal, incluida una protestada última falta in extremis. En el sexto los Mavs tiraron una ventaja de 14 punto en la primera parte (Wade sumó 36) pero su gran oportunidad había estado en el tercero, cuando ganaba por 13 a seis minutos del final y encajaron la remontada que cambió la serie (del hipotético 3-0 a 2-1). Una canasta de Gary Payton culminó el vuelco y luego Dirk Nowitzki certificó la derrota con un fallo desde la línea de personal que le acompañó hasta que por fin fue campeón, en 2011 y precisamente contra los Heat. Ese tercer partido que inició el milagro acabó con 42 puntos y 13 rebotes de Wade.
De la dinatía celtic a la blazermania
La primera vez que se remontó un 2-0 fue en 1969, el último título de la dinastía de unos Celtics que alargaban su tramo de gloria con Bill Russell haciendo ya doblete entrenador/jugador. También es la única vez que no han ganado una Final después de estar 2-0 los Lakers, en pleno complejo de infieriorida con los Celtics: fue la séptima Final perdida contra los verdes. Esta sin justificación: los angelinos eran muy favoritos, contra un rival ya pasado de años y con el big three que formaban Elgin Baylor, Wilt Chamberlian y un Jerry West que se llevó el primer premio de MVP de las Finales... y el único hasta hoy para un jugador cuyo equipo no se ha proclamado campeón.
En el séptimo partido y en su pista, los Lakers firmaron una de las mayores pifias de la historia de las Finales para cerrar el 3-4 después de estar 2-0 y 3-2. Jerry West promedió 38 puntos y más de 7 asistencias y jugó dos formidables partidos (53 y 41 puntos) hasta que Bill Russell ordenó dobles marcajes contra él a partir del tercero. En el cuarto de la serie, los Celtics salvaron (89-88) la vida con una canasta milagrosa de Jones después de que se pitara de forma muy polémica que Elgin Baylor había pisado fuera del campo con los Lakers por delante (87-88) y siete segundos por jugar.
En el definitivo séptimo partido (106-108) Don Nelson también anotó otro tiro que parecía destinado a quedar en nada y selló una sorpresa descomunal. Y el desastre de unos Lakers consumidos por su propia maldición (a día de hoy Jerry West sigue odiando el color verde) y por la osadía del entonces propietario, Jack Kent Cooke, que colocó miles de globos en el techo del Forum y repartió flyers con las instrucciones sobre cómo sería la celebración. Ese documento circuló por el vestuario visitante antes del partido, ya con West enfadadísimo con Cooke desde que había salido a calentar y había visto los globos en el techo del pabellón. No había necesidad de tentar demasiado a la suerte, y menos si eras un equipo que, se volvió a demostrar, no tenía entonces ninguna en cuanto aparecía enfrente un coloso verde que acabó ahí, en el dorado Forum y con 11 títulos en 13 años.
La segunda remontada llegó en 1977, el año de la blazermania, cuando Bill Walton dirigió a los Blazers al título, la explosión de una franquicia con solo siete años de vida y que hasta ese curso 76-77 no había jugado playoffs ni terminado con balance ganador. La llegada del entrenador Jack Ramsay y la unión en las zonas de Walton (un pívot legendario cuya carrera descarriló por culpa de las lesiones) y el ex ABA Maurice Lucas dispararon a una cenicienta que en la final del Oeste (el único Kareem vs Walton que se vivió en playoffs) barrió en a Lakers y en las Finales remontó un 2-0 a los Sixers con cuatro victorias seguidas, como los Heat en 2006.
En la serie contra Kareem, Walton promedió 19,3 puntos, 14,8 rebotes, 5,8 asistencias y 2,3 tapones. En las Finales 18,5+19+5,2+3,7, con 20 puntos, 23 rebotes, 7 asistencias y 8 tapones en el sexto y definitivo partido. Gene Shue, el entrenador de los Sixers, dijo que acababa de ver al “mejor jugador interior de la historia”. Los Sixers, con un Julius Erving recién llegado de ser campeón en la ABA, se pusieron 2-0 en su pabellón pero no volvieron a ganar y encajaron una derrota en lo que por entonces se consideró una sorpresa descomunal.
La última vez que se levantó un 2-0 fue, claro, en 2016: el milagro de los Cavaliers de LeBron James, que remontaron un 3-1 a los Warriors, que acababan de firmar la mejor Regular Season de la historia (73-9). Después de encajar dos palizas en los dos primeros partidos (104-89 y 110-77) en la Bahía, los Cavaliers parecían finiquitados cuando perdieron el cuarto en su pista (3-1). Les quedaban tres partidos, dos a domicilio, pero lograron un vuelco increíble. En el quinto, en el Oracle Arena, la sanción a Draymond Green desprotegió la defensa de los Warriors. LeBron sumó 41 puntos, 16 rebotes y 7 asistencias, y Kyrie Irving 41 puntos y 6 asistencias. Ahí empezaron a quedarse sin fuerzas los Warriors, fulminados en el tramo final del séptimo partido con el tapón de LeBron James a Andre Iguodala y el triple final de Kyrie Irving por encima de Stephen Curry.