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SUPERCOPA 2020 ENDESA

Campazzo sigue aquí

El Madrid gana al Barça la Supercopa con un último cuarto excepcional del base argentino, elegido MVP. Vigésimo título de Laso desde que llegara al banquillo blanco.

El Madrid celebra su séptima Supercopa.
El Madrid celebra su séptima Supercopa.ACB PHOTO

El Barça aspira al cambio de era en el baloncesto español, lo desea con ahínco. Lleva empujando con todo varios años y de momento… mucho más dinero gastado que éxito. El reto es ciclópeo, se le ve más cerca, pero para una transición de ese calado, para desbancar al Madrid de Laso, tienes que hacer todo perfecto en los despachos y en la pista y confiar en que tu adversario flaquee. Y como Campazzo aún viste de blanco, no ha llegado la hora. Quizá lo haga al final de curso si el argentino suelta amarras rumbo a la NBA. Ese comecome de los madridistas sería más acentuado en cualquier otra campaña. En la actual, marcada por la pandemia, el hoy pesa más que el mañana, aunque esté a la vuelta de la esquina, porque nadie sabe lo que le va a deparar.

Y el presente dice que esta Supercopa de Tenerife es el vigésimo título de la era Laso, en nueve temporadas y lo que va de esta, dos días exactos, en la que, por cierto, acaba contrato. Veinte trofeos en 27 finales jugadas de 37 posibles. Y dice en voz alta y clara que Campazzo es el MVP, como en los tres anteriores trofeos levantados por su equipo. Acabó con 21 puntos, 4 rebotes, 2 asistencias y 19 de valoración, pero es que en el último cuarto agrupó 12 tantos y 14 créditos cuando sus compañeros le llamaban a gritos pidiendo auxilio. No les falló, como no lo hizo Deck, decisivo ante Mirotic. Ni Rudy, ni Llull fajándose atrás en el tramo vital.

El Clásico es ahora también un pulso Laso-Jasikevicius y lo vimos de salida. El vitoriano varió su quinteto para poner a Deck sobre Mirotic. Un viejo recurso que le salió bien de nuevo. El argentino, de ala-pívot, castigó a la figura azulgrana, que cometió dos personales y tuvo que sentarse. Campazzo sumaba de inicio algún error de más en un duelo tan equilibrado como estelar con Calathes que terminó venciendo por KO, mientras Oriola le rebañaba rebotes a Tavares y le hacía daño con su movilidad. Abalde intentaba castigar a su par, Heurtel, y Claver sujetaba a Carroll. El Madrid buscaba el aro con fuerza (“Permitimos demasiadas entradas por la derecha”, diría luego Saras) y se vio seis arriba: 26-20. Andaban ya sobre el parqué Laprovittola (se quedó fuera Alocén) y Bolmaro, que dejó una colección de acciones brillantes y algún despiste atrás que le costó la sustitución. Y volvía Mirotic con la capa de superhéroe, tres 2+1 seguidos (en el último falló el tiro libre). Remataba acciones en las que Calathes había provocado el fallo.

Las trampas defensivas culés surtían efecto, el Real extraviaba balones (7 al descanso) acosado por los cambios continuos de emparejamiento en los bloqueos y algunos lejanos e intensos dos contra uno y, sobre todo, cedía el ritmo. Sin juego de pase (solo 6 asistencias en total), se quedó atascado: más de cuatro minutos sin encestar y la ventaja al limbo (31-32). El Barça, que apenas había embocado un triple, encadenó tres (dos de Mirotic) para abrir brecha (40-45). La herida blanca no se abrió más porque Abalde la cosió.

Deck, el antídoto frente a Mirotic

Los tirones eran de ida y vuelta y, en el arranque del último acto, Mirotic castigó a lo grande la defensa de Thompkins: 50-56. Sonaba la alarma, Deck a escena, a por el hispano-montenegrino. Y Campazzo al rescate (parcial de 13-2). Cogió por los cuernos un ataque asfixiado y armó la reacción. Forzó faltas, sumó y completó una jugada casi inédita, en una final en la que primaba el control, para dar la vuelta al calcetín: galopada y asistencia para el triple en carrera de Llull (57-56). Un sprint apoteósico del mejor base puro FIBA del momento, y eso que aún pudo sentenciar antes si no hubiera marrado un contraataque en el que Davies lo encimó bien. De un posible +7 a una técnica al banquillo madridista y luego sendos errores desde el tiro libre del Facu, algo fatigado. Calathes, eliminado y su equipo en el bonus de faltas. Cada personal mandaría a la línea al rival. Un duro castigo.

Al último minuto se entró con 66-66. El MVP agarró media Supercopa con una canasta acrobática entre Abrines y Davies, y Rudy la otra media metiendo las dos manos al balón que portaba Hanga. Dos patas de una victoria, otra llevaba el nombre de Deck, que sofocó el incendio que Mirotic había provocado y pretendía propagar. El Madrid suma y sigue, séptima Supercopa, nuevo rey del palmarés en este torneo. ¿Y el futuro? En estos tiempos, queda demasiado lejos. El Barça espera que sea con Higgins y Kuric, ausentes en Tenerife (ojo ahí), y quizá con un nuevo pívot. El Madrid… vete a saber.