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PORTLAND TRAIL BLAZERS

El futuro incierto de unos Blazers que no han fracasado... Pero sí

La eliminación en primera ronda llega después de un año plagado de lesiones, pero también de cambios discutibles y mucho dinero comprometido.

Aug 20, 2020; Lake Buena Vista, Florida, USA; Portland Trail Blazers guard Damian Lillard (second from left) reacts as he is introduced before a NBA basketball first round playoff game against the Los Angeles Lakers in the 2020 NBA playoffs at AdventHealth Arena. Mandatory Credit: Kim Klement-USA TODAY Sports
Kim KlementUSA TODAY Sports

A estas alturas de temporada, que no de año ya que en 2019 no hubo una pandemia que lo retrasó todo, los Blazers eran uno de los equipos de moda de la liga después de arrasar a los Thunder en primera ronda (4-1) con el triple final de Lillard que fue un cuchillo que descerrajó el proyecto de Oklahoma City. Después ganarían a los Nuggets en una serie tremenda resuelta en el séptimo partido en Denver para acabar cayendo 4-0 ante los Warriors. Todo ello sin Jusuf Nurkic, que se había partido la tibia poco antes de comenzar los playoffs. Los Blazers, pues, alcanzaban su primera final de conferencia desde el año 2000 después de ser terceros del Oeste y sin disponer de uno de sus tres mejores jugadores durante todas las eliminatorias. El proyecto que surgió en Portland en 2015 tras la demolición del anterior (el de Aldrige, Batum y compañía) y que se había metido cada año en playoffs por fin parecía en disposición de dar el último paso y pelear de tú a tú con los grandes.

Eso parecía hace un año. Pero 2020, como tantas otras cosas, también se ha llevado una parte de la credibilidad de los Blazers. La eliminación en primera ronda ante los Lakers es lo de menos. Un detalle que no explica la dimensión real del problema. Porque sí, los Blazers tienen un problema. Que hayan acabado octavos después de una temporada regular muy difícil plagaa de lesiones se puede considerar hasta un éxito que demuestra la capacidad competitiva del grupo en situaciones adversas. Pero el hecho de que faltasen Nurkic, Zach Collins y Rodney Hood no lo justifica todo.

Estos Blazers defienden muy mal. De lo peor que puedes ver en la liga. Hasta que los Lakers se quedaron por debajo de 100 puntos en el primer partido de la serie, nadie le metía menos de esa cifra desde enero. 37 partidos consecutivos encajando más de 100 puntos. En el play-in unos Grizzlies que llegaron a jugarlo con la lengua fuera estuvieron a punto de pegarles un susto y las exhibiciones de Lillard en la burbuja, con esos partidos de 60 puntos o casi, no reflejan otra cosa que la necesidad del equipo de que su estrella tenga actuaciones fuera de lo normal cada dos por tres. Y todo porque lo que consiguen en ataque lo tiran por lo suelos atrás.

No ayudó a mejorar la situación determinadas decisiones en los despachos el verano pasado, cuando se deshicieron de dos jugadores claves en la defensa exterior: Maurice Harkless y Al-Farouq Aminu. Dos hombres con limitaciones claras para crear situaciones ofensivas ventajosas por sí mismos y con un tiro exterior no siempre fiable, pero que cumplían una labor defensiva clave en un equipo que no va sobrado en ese aspecto. Trevor Ariza llegó con la temporada empezada para tapar ese agujero, pero se lesionó antes de los playoffs. Otra salida discutible fue la de Seth Curry, este sí un tirador excelso que ha completado una de las mejores temporadas de su carrera en Dallas.

Pero el verdadero problema es que los Blazers defienden mal empezando por su pareja de estrellas. Lillard y McCollum, dos talentos innnatos en ataque, están por debajo de la media cuando se trata de evitar las canastas ajenas. Y eso sí que es un problema, porque tras los dos contratos que les firmaron el verano pasado ambos le van a costar a la franquicia más de 400 millones. Una cifra que deja muy poco margen de maniobra en un mercado que ya de por sí no suele ser atractivo para los grandes jugadores. Cuando los Blazers apostaron por renovar la confianza y jugarse el futuro del proyecto en su backcourt titular, fueron varios los analistas que pensaron que aquello era un error. Que esa pareja ya había tocado techo, que ese techo nunca iba a ser ganar un anillo y que en Portland tendrían que plantearse traspasar a uno de los dos. De momento no hay ninguna señal que apunte a que estén pensando en algo así. Pero llega un momento en que los equipos dan el 100% de lo que tienen y si ese 100% no te sirve para ganar (y parece que el 100% de estos Blazers no les llega) y tampoco puedes sumar nuevas piezas, la única solución es buscar un trueque con algo tuyo.