Sacramento Kings, 14 años sin playoffs: el fracaso que no cesa
Cinco derrotas en seis partidos en la burbuja para un equipo que ha decepcionado y que ha estado por debajo de la pasada temporada en el primer año de Luke Walton.
Otro año más, los Kings se han quedado fuera de playoffs. Esta vez, dos veces. No iban camino de clasificarse por el cauce natural pero tampoco lo han hecho cuando la pandemia y el nuevo sistema de play in les dio otra oportunidad, una vida extra en la burbuja de Walt Disney World. Han perdido cinco de sus seis primeros partidos. Han jugado generalmente mal salvo en pequeños trechos de brillantez discontinua e insuficiente (una historia conocida en Sacramento); deshilachados, no del todo interesados (no todos), abrasados tácticamente casi cada noche y sin pertenecer a ningún bando: ni bloque sólido de playoffs ni equipo en obvio crecimiento ni zona de reconstrucción ni… nada. Nada: Sacramento Kings, 14 años seguidos fuera de playoffs.
¿Eso es muy malo? El récord histórico de temporadas fuera de playoffs es 15. Lo tienen los Clip-pers, que lo abrieron en 1976 siendo Buffalo Braves, pasaron por San Diego y lo cerraron ya en Los Ángeles, en 1991. Los Wolves se quedaron en trece hasta que lo rompieron en 2017, en el breve experimento con Jimmy Butler, Andrew Wiggins y Karl-Anthony Towns. Y los Kings están a un año de igualarlo. En activo, la siguiente marca es la de Phoenix Suns, que suma diez años sin eliminatorias pero pelea por ellas en Florida, después de un año en el que han podido presumir de base joven, buen entrenador y dirección de proyecto. En el que, básicamente, han adelantado a los propios Kings en el orden jerárquico de California. Y del Oeste. El tercer peor trecho sin playoffs es de los Knicks: siete años, los mismos que lleva Vivek Ranadive al frente de la franquicia. Antes fueron otros siete. Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio.
De hecho, hay un hilo obvio que cose la historia de fracasos de esta franquicia. El 19 de mayo de 2006 se anunció que Rick Adelman dejaría el banquillo después de dos eliminaciones seguidas en primera ronda… y ocho años consecutivos en playoffs. Todos con él a los mandos. Desde entonces no han vuelto a pisar las eliminatorias. Y, lo que es peor, no han vuelto a tener récord positivo. Siempre han estado por debajo del 50% de victorias, y ahora marchan en un 41,4% que empeora el 47,5 de la temporada pasada (39-43). Porque la bala de la burbuja ha dado una sensación de competitividad irreal, al menos antes de jugar, a algunos equipos. Los Kings están ahora 29-41, a doce victorias del 50% y lejísimos de la respetabilidad. Dave Joerger, un buen entrenador sin aura, se fue después de tres temporadas con un balance de 98-148. Luke Walton llegó con uno idéntico, las mismas victorias y derrotas, después de tres años dando bandazos en la peor etapa en toda la historia de los Lakers. Si su primer año en Sacramento tenía que demostrar si había sido víctima o parte del problema en L.A., ha quedado bastante claro. Superado casi siempre por el entrenador rival, ha probado ritmos de juego y rotaciones, muchas veces sin continuidad ni sentido. Nada de lo que ha hecho ha parecido ayudar, construir o sumar. Y también ha agotado ya las vidas como entrenador de jugadores, la etiqueta que se ganó al lado de Steve Kerr, en los Warriors pre Durant.
Los Kings han perdido su identidad de equipo rápido, agresivo y vistoso cuando funcionaba a pleno rendimiento. Walton, por razones que es difícil comprender, convirtió al tercer equipo más rápido de la pasada temporada (así fueron surgiendo brotes verdes) en el más lento del inicio de este curso, en el que nunca se ha sabido del todo qué estaba haciendo. Desde luego, no facilitar el salto adelante que buscó la franquicia con un plan errado pero ambicioso: 40 millones por tres años a Dewayne Dedmon y 25 por tres a Trevor Ariza. Ninguno de los dos está ya en el equipo. 37x3 a Cory Joseph y dos súper renovaciones: 85x4 para Harrison Barnes (tantas noches un cuerpo inerte) y 94x4 a Buddy Hield, un tirador que ha chocado con Walton y ha estado errático, con peores números que la temporada pasada y sin sensación de dar el salto al nivel de estrella que los más voluntaristas avistaban en sus triples en carrera, cuando el equipo atacaba en oleadas al ritmo eléctrico de D’Aaron Fox.
Con sus movimientos, los Kings han dejado de ser un equipo joven. Harrison Barnes y Cory Joseph tienen 28 años, Buddy Hield y Bogdan Bogdanovic (cuyo futuro está en el aire porque tanteará el mercado como agente libre restringido) 27, Richaun Holmes 26 y Nemanja Bjelica 32. ¿Qué queda? Fox, un base de 22 años con potencial de all star, un Harry Giles también de 22 y con el que los Kings nunca han parecido saber qué quieren hacer, una nueva camada (Kyle Guy y Justin James) que se queda sin nota de fin de curso y, claro, Marvin Bagley. El número 2 del draft de 2018. El de Luka Doncic (y, por además, el de Trae Young, Jaren Jackson…). Los Kings (DeAndre Ayton fue el 1 para los Suns) dejaron ir a Doncic y se hicieron con Bagley. La decisión, seguramente, les roerá los tobillos durante lustros. Y no ayuda, desde luego, que el ala-pívot haya jugado solo 75 partidos en sus dos primeras temporadas. Y diez como titular. Casi siempre lesionado, promedia en la NBA casi 15 puntos y 8 rebotes. Ha dejado flashes de buen jugador. Lo es: pero por ahora no mucho más. Y las comparaciones, claro, son odiosas.
En el draft de Bagley, los Kings eligieron a Gary Trent Jr (número 37), que (para colmo) explota ahora en los Blazers, con los que está teniendo un papel brillante en la burbuja. Allí fue traspasado en aquella noche de draft de 2018. Un año antes, en el draft de Fox (número 5), los Kings eligieron con el número 10 a Zach Collins y lo mandaron también a los Blazers. Desde 2009 hasta 2017, la franquicia tuvo elecciones en el top 10 de draft y ninguno de esos jugadores está en plantilla: Ben McLemore, Nik Stauskas, Willie Cauley-Stein, Thomas Robinson… y DeMarcus Cousins, claro. La gran estrella que no fue. Porque nada parece ser en Sacramento Kings. El papel de Vlade Divac en los despachos está ya en todos los puntos de mira. Y no es fácil, nunca lo es, romper con quien fue símbolo de la mejor etapa de la franquicia. Otra herida a la vista, pero una que ya parece inevitable: Divac ha perdido el rumbo, si es que alguna vez lo ha tenido como arquitecto.
Los Suns han tomado el puesto que los Kings tenían que haber asumido en el Pacífico: el equipo joven y emergente, la wildcard. En la División ya están los dos animales de L.A. (Lakers y Clippers) y unos Warriors que rumian un regreso en versión aplastante. Los Kings, en un ecosistema terriblemente exigente, han patinado en una temporada que parecía importante y, aunque en clave baja, ilusionante. Otro paso en falso más, otra temporada así, y serán el segundo equipo de la historia con 15 años fuera de playoffs. Con un pasado difuso, un presente insufrible y un futuro que no se atisba. Un fracaso perpetuo.