Una cosa está clara: si los Pelicans quieren tener opciones de playoffs, necesitan a Zion Williamson. El rookie, que tuvo que salir de la burbuja por problemas personales, no ha podido entrenar con su equipo en las dos últimas semanas y ha seguido con la ya tradicional restricción de minutos que tenía antes del parón. Solo 15 disputó en la reanudación, algo que le costó caro a su equipo, que llegó a tener una ventaja de 16 puntos y acabó cediendo en un último periodo en el que el ataque colapsó, quedándose tan solo en 17 tantos en 12 minutos y dejando escapar una victoria que tenían en el bolsillo y que les complica la vida. Contando, claro, con que cualquier derrota le complica la vida a todos y cada uno de los equipos involucrados en la lucha por el octavo puesto del Oeste.

Son solo ocho los partidos de temporada regular que se disputarán antes de los playoffs. Y uno, solo uno, será el equipo que tenga la posibilidad de jugar ese torneo pay-in que Ja Morant considera una injusticia para sus Grizzlies, que han defendido ese octavo puesto con uñas y dientes, de una manera tan inopinada como merecida. Los mejores colocados para ser sus rivales en ese hipotético torneo son Pelicans y Blazers, colocados a 3,5 victorias cada uno. Hay que estar a menos de cuatro para tener la oportunidad de enfrentarse a Memphis y ganarles dos encuentros seguidos... ya que con una derrota están fuera. Y los escasos ocho encuentros que hay hasta entonces dan poco margen de error y magnifican la derrota de los Pelicans.

El protagonista del partido, al margen de todo esto, fue Rudy Gobert. Ironías del destino, ese hombre tan criticado que supuso el primer positivo por coronavirus de la NBA y propició la suspensión de la temporada, anotó la primera canasta del encuentro. Fue un 2+1 en el que no anotó el adicional y al que respondió un Zion que acabó con 13 puntos... en 15 minutos. Su restricción de minutos no incluye los tres últimos del encuentro, y los Pelicans le echaron ostensiblemente de menos en esa parte final en la que quisieron pero no supieron cerrar el partido. Los Jazz iban 23-21 a falta de algo más de un minuto para concluir el primer cuarto. Y no volvieron a tener ventaja hasta el 98-97, a falta de cuatro para la conclusión y tras un canastón de Donovan Mitchell, que finalizó con 20 tantos, 5 rebotes y 5 asistencias y estuvo excelso al final.

Suyo, de hecho, fue el pase que recibió Gobert bajo el aro a falta de 6,9 segundos para la conclusión. No falló el francés, redimiéndose parcialmente de todas las críticas recibidas durante el confinamiento y anotando la primera y la última canasta del encuentro, dando además la victoria a los suyos y finalizando con 14 puntos, 12 rebotes y 3 tapones. El máximo anotador de los Jazz fue Jordan Clarkson, que llegó de los Cavs antes del parón y parecía haber encontrado su sitio, algo que ha constatado con 23 puntos en el día de hoy, siendo el líder de la segunda unidad. Mike Conley estuvo más que correcto (20) y, en el otro lado, a Brandon Ingram (23+8) se le atragantó un clutch time en el que no tomó las decisiones correctas. Un triple suyo para conseguir la victoria se salió de dentro y condenó a unos Pelicans que disputaron los minutos clave sin Zion. Y sin Zion, ya se sabe, es imposible.