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Unos Lakers locos de remate: JR, Howard, Waiters, Rondo, McGee...

Los angelinos sumarán a Waiters y Smith a un roster que tiene a otros jugadores que están respondiendo mejor de lo que decía su reputación.

Unos Lakers locos de remate: JR, Howard, Waiters, Rondo, McGee...

Rob Pelinka cumplió 50 años en diciembre. En los Wolverines de Michigan fue un guard que jugó en equipos tremendos que disputaron tres finales universitarias entre 1989 y 1993. Se proclamó campeón en la primera, con Glen Rice como gran estrella. Jugó con los Fab Five (Chris Webber, Jalen Rose, Juwan Howard, Jimmy King y Ray Jackson) y sacó unas notas estupendas: mientras sus compañeros de equipo se afanaban en la NBA, él dio muy pronto el salto al mundo de la representación. Llevó a Kobe Bryant, con el que intimó. Y entró años después en la dirección de unos Lakers en los que pasó de general manager a presidente de operaciones. Muy tocado en pleno vendaval, Jeanie Buss apostó por él tras la sonada fuga de Magic Johnson, y ahora Pelinka atraviesa por un excelente momento profesional. Sus Lakers 2019-20, los de LeBron James y Anthony Davis, llegarán a Orlando como uno de los grandes aspirantes al anillo. Eso eran, líderes de hierro del Oeste, cuando paró la competición el 11 de marzo.

Pelinka cree que la excelente química de grupo y la unión que caracterizó al equipo entre octubre y marzo puede ser un factor diferencial en la complicada situación del campus/burbuja en el que se jugará el final de temporada: "En unas circunstancias tan extraordinarias, creo que la prueba va a ser más mental que física. Y por eso creo que un equipo como el nuestro, con una unión y una fuerza tan colectiva, va a tener ventaja por ese lado. Este equipo está hecho de jugadores que adoran estar juntos, pasar tiempo juntos, jugar juntos. Eso es lo más importante que quedó después de los 63 partidos que jugamos hasta marzo".

Los Lakers, desde luego, tenían un bloque que había respondido de forma extraordinaria al resto de una construcción exprés. Obligado a esperar a Kawhi Leonard hasta que el mercado estaba casi exprimido, Pelinka activó un plan B que dejaba muchas dudas a priori pero que ha respondido. Cosa de vestuario, del liderazgo de LeBron y Davis, del trabajo de Frank Vogel en el banquillo y de la presencia de veteranos de influencia muy positiva: Danny Green, Jared Dudley, Quinn Cook... DeMarcus Cousins, una de las wildcard de ese plan B tras su mala experiencia en los Warriors, se rompió la rodilla en pretemporada. La solución fue Dwight Howard, una ex súper estrella que estaba con un pie fuera de la Liga, maltrecha su espalda (en teoría) y más tocada todavía su reputación. Con un contrato mínimo que comenzó sin estar garantizado, Howard ha sido una de las grandes historias de redención de la temporada NBA, justo en la franquicia a la que llegó aclamado en 2012 y de la que salió de la peor manera en 2013. El equipo también tiene a otros reconocidos casos de mala cabeza: Rajon Rondo, JaVale McGee, uno de los gemelos Morris (Marfieff), un Dion Waiters que todavía no ha debutado, lo hará en Orlando, y el último en llegar, un JR Smith cuyo fichaje será oficial en las próximas horas.

¿Podrían los Lakers jugar minutos de playoffs en 2020 con un quinteto formado por Rajon Rondo, Dion Waiters, JR Smith, JaVale McGee y Dwight Howard? Poder... podrían. La apuesta, la han repetido con Waiters y Smith, es que la química de grupo funcione, que el buen ambiente del vestuario contagie cultura, que jugadores cuyo talento es incuestionable aporten en roles secundarios pero importantes y con contratos residuales. Veteranos, inestables, de tendencias peligrosas... los Lakers creen que todos estarán a la altura en Orlando, donde ya es segura la baja de Avery Bradley, que estaba siendo importante en la fantástica defensa que había forjado Vogel. El resto lo tienen que poner LeBron James y Anthony Davis (y Green, Kuzma, Caruso, Caldwell-Pope, Cook, Dudley...).

Pero la pregunta es obvia: ¿cuántas increíbles historias individuales dejaría un anillo de los Lakers en 2020?

DWIGHT HOWARD: Su presencia en Orlando está en el aire. No solo fue uno de los rebeldes que cuestionó, con Kyrie Irving a la cabeza, la conveniencia de volver a jugar en plena movilización social por los derechos de los afroamericanos en Estados Unidos. También tiene circunstancias personales y familiares (lo reconoció ayer Pelinka) que hacen que se esté pensando si formar parte de la comitiva de los Lakers que se concentrará en el complejo de Walt Disney World. En principio, los angelinos creen que finalmente estará. Con 34 años, no es all star desde 2014 después de haberlo sido ocho veces seguidas hasta entonces. Uno de los grandes jugadores de su generación, perdió las Finales con los Lakers en 2009 y dejó Orlando Magic para unirse a los angelinos en 2012. Un proyecto fallido (estaban Pau Gasol, Steve Nash, Metta World Peace, Kobe Bryant) en el que salió a palos con Kobe. Después lo intentó en los Rockets y comenzó una peregrinación cada vez menos afortunada: Hawks, Hornets, Wizards... Curiosamente el único miembro de la plantilla que estaba en los últimos playoffs jugados por la franquicia (2013, eliminación en primera ronda). Sin equipo y sin un porvenir halagüeño, la lesión de Cousins le abrió a última hora la puerta de los Lakers. Allí sorprendió por su transformación física (en una forma excelente) y por un comportamiento ejemplar. Con excelentes minutos defensivos, estaba promediando antes del parón 7,5 puntos, 7,4 rebotes y 1,2 tapones. Juega con un contrato mínimo de veterano.

RAJON RONDO: Cumplidos también los 34 años, Rondo ha sido un base colosal (campeón en 2008 con los Celtics, cuatro veces all star) que cumple su segunda temporada en L.A. después de brillar en los Pelicans 2017-18 (con Anthony Davis). En el Staples polariza a los aficionados. De repente deja tramos en los que recuerda al jugador que fue, salpicados de otros horribles en los que amasa demasiado la bola, para el ritmo de ataque y paga su nula eficacia en el tiro exterior. Algunos todavía confían en la aparición de "Playoff Rondo", la versión ultracompetitiva que ha enseñado muchas veces en las eliminatorias un jugador de carácter muy particular y que es, en muchas cosas, una gran incógnita.

JAVALE MCGEE: 32 años para el 2,13 de Flint, un pívot con facultades para haber sido diferencial pero al que le perdió su mala cabeza en Washington y Denver. Pasó por los Mavs antes de que los Warriors lo reconvirtieran en una pieza muy útil. Fue campeón en 2017 y 2018 y Steve Kerr encontró la forma de sacarle verdadero rendimiento: tramos cortos de partidos, de máxima intensidad y ante un determinado tipo de rivales. Tiene tramos en los que intimida, rebotea y acaba cualquier jugada por encima del aro. Otros en los que se va completamente del partido y pierde cualquier atisbo de concentración. Fue un proyecto de estrella que acabó siendo tomado a risa... pero que ahora va a por su tercer anillo totalmente integrado y comprometido con el proyecto de los Lakers. De hecho, ha asegurado que estará en Orlando aunque tiene problemas de asma. 6,8 puntos, 5,8 rebotes y 1,5 tapones para el pívot titular del equipo. Entre él y Howard hacen trabajo sucio para que Anthony Davis solo se desgaste como center en momentos cruciales de los partidos.

MARKIEFF MORRIS: 30 años para uno de los gemelos Morris: elegidos con los números 13 (él) y 14 (Marcus) del draft de 2011, jugaron juntos en Phoenix y ahora han acabado en L.A.: uno en los Lakers y otro en los Clippers. Extremadamente unidos, podrían enfrentarse en unos finales de Conferencia épicas. Markieff solo ha jugado 8 partidos con los Lakers, a los que llegó en el mercado de febrero, pero demostró que puede ser útil en quintetos pequeños y momentos determinados de los partidos: tiene buena muñeca y, centrado, pasa bien y es físico en defensa.

DION WAITERS: Elegido con el número 4 del draft de 2012 por los Cavs, su talento es indiscutible y su mala cabeza, también. A eso hay que unir unos problemas de tobillo que le hicieron perder totalmente la forma física. Así los Lakers pudieron rescatar del mercado de agentes libres a un escolta que brilló en Miami Heat con Erik Spoelstra pero que acumula sanciones por indisciplina, incidentes en aviones con comestibles de marihuana, problemas con la báscula y líos por un carácter abrasivo forjado en los barrios duros de Philadelphia. Si está en forma (lo parecía), el tobillo está bien y tiene la cabeza en su sitio, puede ser un lujo que sorprenda a mucha gente aportando puntos desde la segunda unidad y en unidades sin LeBron James. Si no... quedará fuera de la rotación. Entre 2016 y 2018 promedió en Miami 15 puntos y 4 asistencias. Una wildcard en toda regla.

JR SMITH: La baja de Bradley ha permitido otro más difícil todavía: JR Smith se sumará a los Lakers en la burbuja de Orlando. El escolta, campeón en 2016 con los Cavaliers de LeBron, tiene 34 años y no juega en la NBA desde el 19 de noviembre de 2018. Conocido durante sus primeros años en la NBA por sus correrías fuera de las pistas, en sus últimos tiempos lanzó un bol de sopa a un entrenador y, sobre todo, dejó una famosa imagen en el primer partido de las Finales de 2018: con el partido empatado y unos segundos para el final, corrió hacia el centro de la pista en lugar de lanzar mientras se agogaba la posesión. Todo eso ha hecho que se olvide que es, en esencial, un talento descomunal. Importante como anotador de banquillo en los Nuggets que se las pusieron muy tiesas a los Lakers en la final del Oeste de 2009, no le vino bien el paso por una ciudad como Nueva York y se redimió con LeBron en la aburrida Cleveland. Allí fue muy importante en el equipo de las cuatro Finales seguidas y rindió a un gran nivel, en defensa y como tirador, en el anillo de 2016. Letal desde las esquinas, si está en buenas condiciones físicas puede dar más rendimiento a los Lakers de lo que muchos creen. Si no, como Waiters... se irá al fondo del banquillo. Pero el talento está ahí, también la experiencia y, lo ha demostrado cuando ha tocado, la capacidad de ser importante en un equipo campeón.