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NBA

¿Qué fue de Yao Ming? El gigante que unió dos mundos

El gigante chino, número 1 del draft en 2002 y cuarto más alto en jugar en la NBA, es ahora presidente de la federación de su país. Las lesiones apagaron su carrera antes de tiempo, pero no su leyenda.

Yao Ming speaks during his jersey retirement ceremony at halftime of the game between the Houston Rockets and the Chicago Bulls at Toyota Center on February 3, 2017 in Houston, Texas.
Tim WarnerAFP

“Por ejemplo, todos me llamaban Yao, pensaban que ese era mi nombre. En China ponemos los apellidos delante y los nombres detrás. Para mis amigos chinos yo era Ming. Ahora soy Yao para todos”. Así explicaba el propio Yao Ming en un artículo escrito por él mismo en The Players Tribune hace cuatro años uno de los recuerdos de su primer año en Estados Unidos. La anécdota explica perfectamente lo que se encontró el jugador allá por 2002, cuando los Houston Rockets le eligieron en el número 1 del draft. El primer número 1 extranjero que no había pasado por la liga universitaria. Yao (o Ming antes de su desembarco al otro lado del Pacífico) llegó a una liga que ya estaba acostumbrada a apostar por el talento extranjero… Pero no por el asiático precisamente. Su llegada a Houston significó muchas cosas para él, su franquicia y la NBA, que nunca volvió a ser la misma.

Su carrera está plagada de récords, sobre todo fuera de las pistas y en lo que se refiere a la respuesta del público. Por ejemplo, su partido ante Los Angeles Lakers en enero de 2002 (primera vez que se enfrentaba a Shaquille O’Neal) es el segundo más visto de la historia de la NBA. O los votos que recibió del público para el All Star de 2005 (2.558.278) superaron el tope que había marcado Michael Jordan años antes. Curiosamente, lo primero que llama la atención de él, sus 2,29 metros de altura, no son el récord de la liga americana. Gheorghe Muresan (2,31), Manute Bol (2,31) y Shawn Bradley (2,29) le superan.

El fan de Sabonis que quería ser científico

Yao estaba destinado a jugar al baloncesto, aunque no disputó un partido hasta los 10 años y en los primeros momentos estaba más interesado en la investigación científica. Pero tener dos padres que se habían dedicado al mundo del baloncesto animándole para que siguiese sus pasos le marcó. Sin salir de casa tuvo un ejemplo de éxito deportivo en su madre, Fengdi Fan, que llegó a ser capitana de la selección de su país. Eso y que el estado chino se volcó en su preparación, haciéndole entrenar 10 horas al día en su primer equipo profesional. Su ídolo de juventud era Arvydas Sabonis, que entonces jugaba en el Real Madrid, y su primer contacto con la NBA lo tuvo a través de la retransmisión de varios encuentros en la televisión china. A mediados de los 90 los Houston Rockets ganaron dos campeonatos seguidos (1994 y 1995) con el pívot Hakeem Olajuwon como máxima estrella. Yao, que a sus 15 años también demostraba una superioridad absoluta sobre sus rivales en la pintura, se enamoró del equipo texano.

Como la vida es caprichosa, el destino quiso que fuesen los Rockets quienes le dieran la oportunidad en la mejor liga del mundo. Aunque el proceso hasta ser elegido número 1 de su promoción no fue un camino de rosas. Después de desechar varios años la posibilidad de presentarse al draft, cuando por fin tomó la decisión en 2002 siempre tuvo sobre sí la sombra de su gobierno, el mismo que había implementado la ley del hijo único para reducir la población del país y por la que creció sin hermanos, como tantos otros millones de compatriotas. Los gobernantes chinos mantuvieron en suspenso su permiso de trabajo para jugar en Estados Unidos hasta la misma mañana del draft, cuando lo Rockets confirmaron que le elegirían en la primera posición. Era la condición que había puesto su gobierno: o el número 1 o nada. Para que la negociación llegase a buen puerto fue imprescindible reclutar al conocido como Equipo de Yao, un grupo formado por cinco personas en el que incluso estaba un profesor de economía de la Universidad de Chicago, y que fueron los que trataron directamente con los Rockets.

This file photo taken on August 8, 2008 shows Chinese basketball star Yao Ming leading the Chinese delegation during the opening ceremony of the 2008 Beijing Olympic Games in Beijing.
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This file photo taken on August 8, 2008 shows Chinese basketball star Yao Ming leading the Chinese delegation during the opening ceremony of the 2008 Beijing Olympic Games in Beijing.FABRICE COFFRINIAFP

Un MVP en potencia lastrado por las lesiones

Su carrera NBA se puede ver como un éxito o un fracaso, depende del cristal con el que se mire, pero hay dos palabras que la marcan más que ninguna otra: expectación y lesiones. Su llegada fue un acontecimiento que marcó la liga para siempre, abriendo las puertas de par en par a la competición al mercado asiático y, especialmente, al chino, el más grande del mundo. Aunque el año anterior Wang Zhizhi se convertía en el primer jugador de su país en llegar a la liga estadounidense, fue Yao quien provocó el boom de la NBA en China. Sus continuas elecciones en el quinteto titular en los All Star gracias al voto popular, la mayoría de sus compatriotas, da idea de la repercusión que tuvo. En sus dos primeros años, cuando era un recién llegado, dejó en el banquillo a Shaquille O’Neal, una de las estrellas más grandes de la Liga, tres veces campeón con los Lakers, una vez MVP y uno de los mejores jugadores de la historia.

09/02/03 Houston Rockets' superstar Yao Ming of China, performer Christina Aguilera and the Los Angeles Lakers' Shaquille O'Neal take part in the NBA All-Star Read to Achieve Celebration, a one of a kind concert and television special which took place at the World Congress Center in Atlanta, February 8, 2003.
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09/02/03 Houston Rockets' superstar Yao Ming of China, performer Christina Aguilera and the Los Angeles Lakers' Shaquille O'Neal take part in the NBA All-Star Read to Achieve Celebration, a one of a kind concert and television special which took place at the World Congress Center in Atlanta, February 8, 2003.DIARIO AS

Lo cierto es que desde el All Star de 2003 al de 2011 fue elegido para el equipo titular en ocho de nueve ocasiones. Sólo se perdió el de 2010, temporada que se pasó en blanco. Tampoco acabaría jugando el de 2007 ni el de 2011. En todos los casos por culpa de unas lesiones que marcaron inevitablemente su carrera. En sus seis últimas temporadas se perdió el 51% de los partidos de su equipo en liga regular, un total de 250 encuentros sin jugar. La lista de dolencias da para un tratado de medicina deportiva: osteomielitis en el dedo gordo del pie izquierdo, rotura de un hueso de la rodilla, fractura por estrés en el pie izquierdo, lesión por fatiga en el tobillo izquierdo… Para hacerse una idea, Yao nació el mismo año que Pau Gasol, en 1980. El español llegó a la NBA un año antes que él, jugó sus últimos minutos el año pasado y aún está apurando para disputar una temporada más. Yao Ming se retiró en 2011 después de sólo nueve campañas en los Rockets.

La duda que hubo con él desde el principio fue la misma que se suele tener con casi cualquier extranjero que va a la NBA, y más en una posición como la de pívot. ¿Sería capaz de enfrentarse al reto físico que supone esta liga? Así explicaba él mismo la diferencia que notó de jugar en la liga china a la americana en la carta en The Players Tribune: “La diferencia entre la liga china y la NBA hace 20 años no era sólo por el nivel técnico de los jugadores. Tuve que cambiar mi forma de entender el juego. En China mi altura asustaba a la gente. Cuando veían lo alto que era, me dejaban espacio para trabajar. En la NBA cada posesión era una batalla. Aprendía que los hombres altos teníamos que jugar más rápido. En aquellos días en China cuando el balón llegaba al hombre alto el ritmo solía ralentizarse. En la NBA era como un sprint desde el principio de cada posesión. Si no podías correr a la misma velocidad que los bases, no podías competir”.

Y aunque su inicio fue lento, en seguida cogió velocidad y acabó jugando a nivel de MVP en varios momentos de su carrera, algo que muchas veces se olvida, bien porque jugó menos de lo que le tocaba, bien porque todo lo que le rodeaba fuera de la cancha hacía que la gente no se fijase realmente en la clase de jugador que era. Y era uno de los mejores. Por ejemplo, cuando tuvo una de sus lesiones más graves el 23 de diciembre de 2006 (estaría 34 partidos sin jugar) promediaba 26,8 puntos, 9,7 rebotes y 2,3 tapones por encuentro. Era serio candidato para ganar el trofeo de mejor jugador de la temporada. Pero su legado dentro de la cancha nunca llegará tan lejos como el de fuera. Las malditas lesiones no lo permitieron y tampoco ayudó que sus Rockets nunca superasen una eliminatoria de playoffs. La pareja que formaba con Tracy McGrady se la llegó a comparar con la de Shaquille y Kobe, pero ni esa comparación era justa ni la franquicia llegó a montar un verdadero equipo ganador a su alrededor. Uno por el que competir de verdad por el anillo.

Mark Adickes and Hussein Elkousy, Team Physicians of the Houston Rockets, sit with Yao Ming of the Houston Rockets after he injured his right knee 23 December 2006 at the Toyota Center in Houston, Texas.
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Mark Adickes and Hussein Elkousy, Team Physicians of the Houston Rockets, sit with Yao Ming of the Houston Rockets after he injured his right knee 23 December 2006 at the Toyota Center in Houston, Texas.Bill BaptistAFP

Un meme, unas galletas de la suerte y un icono global a contracorriente

Desde 2017 Yao Ming es presidente de la federación de baloncesto de su país. El año pasado no fue una balsa de aceite para él. En septiembre la selección china firmó una actuación muy pobre en el Mundial en el que ejercía de anfitrión, de lo que se responsabilizó él en primera persona. Semanas después estalló la guerra entre el gobierno chino y la NBA por el famoso tuit del general manager de los Rockets, Daryl Morey, apoyando las protestas en Hong Kong. Yao, como máximo representante del baloncesto de su país, anunció que rompían todo tipo de relaciones con la franquicia de Houston, la misma en la que vivió toda su experiencia en EE UU y a la que catapultó a un seguimiento internacional sin precedentes. En China es la segunda con más seguidores y cuando su actual dueño compró la franquicia en 2017 lo hizo por 2.200 millones de dólares, una cifra que muchos expertos aseguran que jamás se habría alcanzado si Yao no hubiese pasado por el equipo.

Ahora es normal que la NBA juegue partidos de pretemporada en el gigante asiático prácticamente todos los años y que las grandes estrellas de la liga visiten el país en verano por distintos acuerdos comerciales con las marcas que les patrocinan. Uno de los que mejor supo aprovechar el filón chino fue Kobe Bryant. “En lo que se refiere a abrir las puertas de la NBA a los jugadores chinos o en hacer creer a los jóvenes de aquí que pueden conseguir el sueño de llegar a la NBA, todo esto empezó con Yao”, explicaba el mítico jugador de los Lakers a un medio chino en 2011. Es curioso que alguien que ha marcado tanto la influencia de un deporte en la sociedad actual, alguien que se ha convertido en un icono global, tenga una personalidad lo más alejada a la figura de icono global que se pueda imaginar. Todo el que le conoce o ha coincidido con él durante el tiempo suficiente dice que es una persona tímida a la que le gustan las cosas sencillas.

Y una de las cosas que más llamaban la atención de él cuando estaba en Estados Unidos era que, a pesar de la fiebre por la cultura americana, cada vez más creciente en su país, él siempre tuvo claro que volvería a China cuando acabase su carrera. En diciembre de 2002, en su primera visita a Miami, los Heat repartieron entre el público galletas de la suerte. Hubo quien lo interpretó como un gesto con conotaciones racistas, pero Yao se lo tomó a risa. No había visto una galleta de la suerte en su vida y tenía su lógica, ya que es un invento americano. También se toma a broma cuando le preguntan por el meme creado con su cara durante una rueda de prensa junto a Ron Artest. Uno de los más famosos de internet. Así es Yao, un hombre tranquilo, normal y corriente, que quería ser investigador científico y que acabó protagonizando una historia única en el baloncesto. Un hombre que sin quererlo unió para siempre China con Estados Unidos en un momento de la historia en el que parecen empeñados en separarse.

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