Real Madrid: un batacazo que puede cambiar sus planes
El club, que apostaba por la continuidad, contempla ahora reforzar una plantilla veterana y a la que le falta un jugador exterior de primer nivel europeo. Alberto Abalde, una opción.
Si en la previa de esta fase final hablábamos de que el campeón tendría un asterisco en el palmarés (más pequeño si el título es para el Barça, que para eso era líder después de 23 jornadas), la eliminación del Madrid también lleva un signo ortográfico de llamada. Un desenlace imprevisto en condiciones excepcionales por la pandemia. Los blancos estaban en racha de doce victorias antes del parón de marzo. Acababan de ganar con rotundidad la Copa del Rey tras celebrar en septiembre la Supercopa, en la Liga iban segundos a la espera del Clásico y en la Euroliga también, solo a la estela del Efes y con el factor cancha casi asegurado en el playoff. Un equipo veterano con una preparación física meticulosa para potenciar sus virtudes en los momentos culmen y al que, a la vista de los resultados, le ha costado más que a otros arrancar de cero con un formato de competición inédito.
La crisis del coronavirus lo ha alterado todo, y con ese tamiz debería juzgarse el batacazo, que lo es porque por primera vez en 12 años los blancos no disputarán las semifinales. Entonces, en 2008, era el segundo año de Joan Plaza en el banquillo y se hablaba del Madrid de los récords, pero el Unicaja de Scariolo, Cabezas, Berni, Carlos Jiménez, Ndong… lo eliminó en apenas 48 horas de playoff. Será la primera ocasión en la era Laso, en nueve temporadas (cinco títulos ligueros), que no dispute la final. Un fracaso con argumentos exculpatorios que no esconden varias realidades: el equipo campeón de esta década se apaga (Reyes, 40 años; Carroll, 37; Rudy, 35 y Llull, 33 en noviembre) y ha habido marchas determinantes que no se han cubierto con acierto, en especial en el juego exterior. Un perímetro que hizo que el Palacio se llenara con el Madrid de los cien puntos, que recuperó el baloncesto veloz (ahora, menos) que fue santo y seña de la sección.
Las renovaciones y la masa salarial
El verano pasado el club renovó a Campazzo, Tavares, Causeur y Taylor y en lo que va de la presente campaña han firmado sus extensiones Randolph, Rudy, Carroll, Thompkins y el próximo debe ser Reyes. Una apuesta por la continuidad que traería una sola incorporación, la de Alocén, fichaje cerrado hace un año. Sin embargo, los resultados y ciertas evidencias pueden forzar un volantazo. Si el Madrid está a la cabeza presupuestaria en Europa es para pelear por la Euroliga y para eso necesita un exterior de primerísimo nivel que acompañe a Campazzo. Quiso fichar en 2019 a Micic y hace unos meses a Larkin y luego a Wilbekin, pero se quedó lejos en lo económico. La masa salarial del baloncesto es muy elevada, unos 30 millones de euros (solo en personal deportivo), aunque repartida en muchas fichas, hasta 16 de la primera plantilla este curso (Mejri, que apenas ha actuado, ronda los 600.000 euros brutos), que resta margen de maniobra en la pelea por las estrellas consagradas.
Los fichajes fallidos
En 2015 ganó la Euroliga con Sergio Rodríguez, Llull, Carroll y Rudy en plenitud en el perímetro. Y en 2018 con Doncic de MVP. Piezas clave que marcan la diferencia en Europa, así ha sido en este siglo si repasamos la colección de los MVP en las Final Four. En 2014, el fichaje de Campazzo, que aún tenía por delante tres años de maduración, fue un acierto gigantesco. Luego, en 2016, se marchó el Chacho a la NBA y llegó Dontaye Draper en una pobre segunda etapa (2,8 puntos y 1,4 asistencias en 13:26 minutos en pista en la Euroliga). En 2017, el cartel era inmejorable: Llull, Doncic y Campazzo, pero el menorquín se lesionó y el elegido para sustituirle fue Chasson Randle, que hizo 2,6 tantos y un pase de media en 7:35 minutos. Llull, sin embargo, llegó a tiempo para colaborar activamente en Belgrado en la conquista de la Décima. En 2018, Doncic se marcha a la NBA y su profunda huella es cubierta con un paso al frente de Campazzo, pero, en cuanto a refuerzos, por el canterano Melwin Pantzar (ocho minutos en toda la Euroliga) y Klemen Prepelic, un escolta que tuvo que hacer de base (3,8 puntos y 1,7 asistencias en 9:05, en 21 de los 35 partidos continentales).
En junio de 2019, el Real festeja la Liga en el Palau y, un mes antes, había rozado la Euroliga (derrota en semifinales ante el CSKA); sin embargo, los rectores madridistas tienen claro que hay que fichar un base. El elegido es Nicolás Laprovittola, al que ya se había tanteado durante la temporada. Llega como MVP de la ACB con el Joventut y en el Madrid no pasa de 5 puntos y 3 asistencias en 13:31 en 23 de las 28 jornadas europeas. En partidos clave cuenta poco para Laso, incluso en algunos no juega. Algunas fuentes conocedoras del mercado le ven fuera del equipo blanco.
Alberto Abalde y el suplente de Tavares
Y es que la eliminación puede alterar algo los planes y forzar alguna salida de jugadores con contrato para dejar espacio a refuerzos. La opción de Alberto Abalde, alero de 24 años del Valencia, como ha contado Las Provincias, está sobre la mesa. Acaba contrato en 2021, pero con cláusula de salida. No conocemos la cuantía exacta de la rescisión, aunque alguna fuente la cifra en no más de un millón de euros y otra en dos millones. Su agente, Igor Crespo, también representa a Mirotic.
Por dentro, Tavares no ha tenido un suplente a su altura, lo cual tampoco resulta sencillo. Jordan Mickey ha demostrado un gran talento y, a la vez, lagunas para suplir a Edy por capacidad defensiva en el cuerpo a cuerpo y por sus problemas para cerrar el rebote. Además, en la ACB era el descarte extracomunitario en los días D. La nacionalización de Deck podría paliar este último problema, aunque sigue sin acuerdo de renovación con el club con una de las fichas más bajas de la plantilla y una cláusula asequible. El todoterreno argentino es una de las piezas más pujantes en el actual Madrid y su pérdida sería dura de encajar. Y ya no digamos la de Campazzo, que tiene difícil partir a la NBA por su cláusula (6 millones de euros) y la indeterminación actual de fechas y calendarios en EE UU, pero que anda muy atento a lo que pueda surgir. La hoja de ruta blanca no está ahora tan definida como parecía hace unas semanas. A ver.