"La Euroliga está disponible para trabajar con la FIBA"
Jordi Bertomeu, presidente de la Euroliga, y Sergio Rodriguez, base del Armani Milán, hablan de la cancelación de la temporada, del presente y del futuro del baloncesto.
La Euroliga, la mejor competición de clubes del mundo después de la NBA, decidió cancelar la temporada el pasado 25 de mayo. Lo hizo tras apurar plazos por si existía un resquicio que le permitiera reanudar el curso. Había incertidumbre y problemas irresolubles, así que los equipos dijeron sí a la propuesta de su presidente y director ejecutivo, Jordi Bertomeu, de suspender definitivamente la campaña. Un par de días antes, los jugadores se habían reunido con la Euroliga y también apostaban por la cancelación. Una crisis sanitaria que ha generado en cascada otra deportiva y económica, con los patrocinadores afectados y los equipos haciendo números para calcular su viabilidad con el actual recorte de ingresos. AS ha reunido en Conectad@s, un espacio para debatir sobre los efectos de la pandemia en el deporte, a Jordi Bertomeu y a Sergio Rodríguez, base del Armani Exchange Milán y vigente campeón de la Euroliga con el CSKA de Moscú, y anteriormente con el Real Madrid.
El presidente de la Euroliga explica los motivos que han forzado la cancelación de la temporada. Hace hincapié en la salud y en la integridad deportiva de la competición: “La irregular evolución de la pandemia en los distintos países provocaba un riesgo para la salud de la gente involucrada en este final. Y, además, la situación asimétrica no permitía que los jugadores tuvieran un tiempo razonable de preparación, y así nos lo explicaron ellos mismos en una reunión previa. Temían a las lesiones y a no rendir al nivel deseado. Hablé con 38 jugadores y todos querían jugar, sin excepción, pero el riesgo existía y afectaba a la integridad de la competición, porque algunos podían haber vuelto después de llevar entrenándose mes y medio, mientras que otros, como ocurre en Moscú, no podían salir de casa y en Italia carecían de permiso para entrenarse en recintos cerrados. La Euroliga no se podía permitir la falta de igualdad de condiciones, que hubiera sombras sobre el campeón”.
El Chacho también veía claroscuros: “Entendíamos que una reanudación de la competición, que era lo que a todos nos apetecía, era algo muy complicado. A la preocupación por el virus y se evolución, se unía que llevábamos dos meses sin las rutinas habituales y con un alto porcentaje de jugadores estadounidenses de vuelta en su país. Había muchos factores a los que sobreponerse para afrontar un torneo final que ni siquiera iba a ser una continuación normal de la temporada”. El base tinerfeño añade: “Estoy contento por el valor de las dos competiciones que estoy jugando con el Armani Milán (incluye también la Liga italiana), que han antepuesto muchos factores importantes para nosotros. Ahora podemos planificar bien estos meses para reactivarnos”.
Sergio vivió el estallido de la pandemia en Lombardía, la zona roja del coronavirus en marzo, y luego, con la suspensión del baloncesto, tuvo el permiso de Ettore Messina y del club para viajar a España: “Hubo varios momentos difíciles de llevar y entendieron perfectamente que podía reunirme con mi familia en Alicante, donde llevo dos meses y medio siguiendo todo con mucha preocupación e incertidumbre. Trato de ayudar en lo que pueda para salir de esta situación lo mejor posible”.
No vuelve la Euroliga, pero sí ha regresado la Liga alemana y lo harán este mes la israelí y la ACB. Bertomeu cree que modificar sustancialmente el formato afecta a la justicia de la competición, aunque sea justo lo que ha hecho la Liga Endesa: “Nosotros eso nunca lo planteamos, había muchos equipos con opciones de jugar el playoff y no veía con qué argumentos se podía discriminar a unos en favor de otros. El resultado no hubiera sido la foto de la Euroliga, pero ese es mi análisis y no tiene que ser extrapolable a otras competiciones. Cada liga debe tomar sus decisiones”.
Sergio Rodríguez tiene una mirada parecida en este caso: “Si hablo como aficionado, todos queremos ver baloncesto, nos apetece. Como jugador lo veo de otra manera y creo que las condiciones actuales no son las propicias para la reanudación. El sistema de competición de la ACB tiene un formato definido y se va a terminar de otra manera. Vamos a ver cómo acaba, espero que salga bien y entiendo que habrán valorado muchas opciones. En la NBA es diferente porque el calendario es distinto y tienen mucha más libertad para decidir cómo lo hacen”. Interviene Bertomeu: “Sí, tienen unas libertades y una flexibilidad de la que nosotros carecemos. La NBA no debe combinar sus calendarios con las ligas nacionales, puede terminar las temporadas casi en julio, tiene otras posibilidades, otra política y otro tipo de negocio. Será bueno que haya baloncesto y va a influir en el resto del mundo porque establece unas reglas que después nos repercuten a todos: el nuevo calendario, el plazo para fichar jugadores libres, las ligas de verano… Aunque aún es pronto para valorar si eso nos va a ayudar o no”.
El aleteo de una mariposa en la NBA afecta al resto del baloncesto mundial, donde no existe un calendario ordenado, con la Euroliga, la Federación Internacional (FIBA) y las ligas nacionales en disputa por la defensa de sus intereses. Si hablamos del calendario, ¿cuál sería el escenario perfecto?, le pregunta durante la charla Juan Gutiérrez, subdirector de AS, a Bertomeu: “El gran motor del baloncesto es la NBA, y la FIBA no tiene la capacidad de la FIFA en el fútbol de organizar todas las competiciones. Así que un calendario que integre NBA, Euroliga y ligas nacionales es complicado. Si la NBA empieza en diciembre, posiblemente terminará en julio y coincidirá con los Juegos Olímpicos. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Debemos limitarnos a resolver lo que está en nuestras manos, que son los torneos en los que participan nuestros clubes. La Euroliga ha aumentado el número de partidos y ha sido criticada, pero hay que ver los resultados: reducir encuentros de una competición a la que van 9.000 espectadores no me parece inteligente para el desarrollo del baloncesto. Hay que ver las capacidades de cada uno. Igual que pienso que para la Euroliga sería malo subir a 20 equipos, también sería negativo para otras ligas por el calendario y porque el escenario actual es de menos recursos”.
En algunos países temen que en un futuro próximo sus equipos no jueguen sus ligas: “Puede que algunos clubes se empiecen a plantear cuestiones como esta porque falta flexibilidad, aunque la Euroliga no está a favor de esto. Pero hay ligas que no ayudan a los equipos que son una referencia y juegan en Europa. Lo que tiene sentido es que convivamos las dos competiciones, esa es mi opinión personal. Si llevamos a un representante de Francia a la Euroliga después de muchos años, ese equipo está en la élite y esto solo es bueno para Francia. No se entiende que la Liga no lo ayude a hacer una buena competición en Europa. También pasó antes en Israel, Lituania… Hay que buscar una solución en la que nadie se haga daño”.
El presidente de la Euroliga cree que no ayuda el hecho de que la FIBA “se haya inventado dos o tres parones durante la temporada para las selecciones”. “Estas son muy importantes, pero tienen su momento y este no es cuando no pueden ir todos los jugadores porque la NBA tiene un programa distinto. Debemos centrarnos en lo que podemos manejar y controlar el número de equipos puede ayudarnos. Nuestro aumento de partidos es entre semana, no afecta a las ligas, y los jugadores, seguramente, prefieren jugar a entrenarse. También hemos puesto nuevas normas para que los viajes sean cada vez más cómodos. Hemos de acostumbrarnos a que las temporadas sean largas y por esos las plantillas también lo son cada vez más”.
Bertomeu, sin embargo, niega la mayor: “No estamos en guerra con la FIBA, simplemente tenemos modelos distintos en la cabeza. Es verdad que hace cuatro o cinco años intentaron recuperar sin éxito el control de la Euroliga, pero ahora hay que buscar maneras de que la situación sea la que nos gustaría. En los últimos meses, por una desgracia (la muerte del anterior secretario general de la FIBA, Patrick Baumann), ha habido un cambio de gestión y existe una mayor sensibilidad. Tenemos una oportunidad de resolver problemas que deberíamos haber solucionado antes y que no se ha hecho por culpa de todos, también de la Euroliga. Nadie piensa que cuatro competiciones europeas a la vez tengan sentido. Estamos disponibles para trabajar con la FIBA”.
Sergio Rodríguez tiene su propia visión del calendario y apuesta por torneos más cortos y que no se solapen: “A mí me encanta jugar la Euroliga, pero también la ACB o la Liga italiana. Me gustaría que las temporadas fueran más cortas y comprimidas, que tuvieran más partidos en menos espacio y menos tiempo. Me gustaría tener una etapa para las ligas nacionales y otra para la Euroliga y el resto de competiciones europeas. Entiendo que llevamos tiempo sobrecargando el calendario, que el aficionado se pierde un poco y no sabe el valor real de cada campeonato, no sabe qué estamos jugando. También hay Supercopas, Copas del Rey, torneos con selecciones durante la temporada... todo se podría llevar de mejor forma. Los estamentos del baloncesto tienen capacidad para arreglarlo, pero me gustaría que la temporada fuera más corta, con más partidos y sin solapar competiciones”.
El problema ancestral del baloncesto europeo es que los clubes más potentes pierden dinero. El presidente del CSKA (Andréi Vatutin) decía hace unas semanas que "todo depende de la pasión y de la ambición de los propietarios”. Unos mecenas que no recuperan la inversión. La Euroliga trata, con la implantación del Fair Play (juego limpio) financiero, de que los gastos en los presupuestos de los equipos se ajusten algo más a los ingresos. “En algunos clubes la contribución del propietario es muy determinante, y seguramente el CSKA sea un muy buen ejemplo, pero esto no se puede generalizar. Hay muchos clubes que viven de los recursos que generan y lo hacen con éxito. Por ejemplo, el Maccabi, el Zalgiris, el Bayern, el Baskonia…”, matiza Bertomeu, que ahonda en su explicación: “Las actuales circunstancias nos deberían ayudar a resolver problemas estructurales del baloncesto europeo. La sostenibilidad futura no pasa por la contribución de los propietarios y los mecenas, sino porque los ingresos cubran los gastos, de ahí las propuestas del Fair Play financiero desde hace tres o cuatro años y de las ideas que hemos empezado a compartir con los jugadores, que como es lógico son los beneficiarios del sistema y necesitan vivir en un entorno de seguridad y certidumbres. Se nos presenta una oportunidad de oro y no se nos puede escapar”.
Bertomeu habla de implementar medidas y acelerar procesos para premiar “a los equipos que sean capaces de autogestionarse económicamente”. Y le pedimos un par de ejemplos: “En los próximos tres años las contribuciones de los propietarios se reducirán y, si algún club se excede del porcentaje marcado, pagará una especie de impuesto de lujo a los demás. Otro ejemplo puede ser establecer una transición de gastos salariales que se adapten más a los ingresos reales”.
Un ajuste clave en los presupuestos para el futuro en una temporada ya cancelada en la que se estima un descenso de los ingresos superior al 30%: “Estamos aún analizándolo pero es más fácil hacerlo con la venta de entradas que con los patrocinios, que requieren de conversaciones individuales. Lo hacen los equipos y también la Euroliga, que cuenta con 76 socios comerciales entre televisiones y patrocinadores y de los que estoy muy contento con su compromiso porque hablamos de extender nuestra relación (Turkish Airlines, que da nombre a la competición, renovará por cinco años), lo cual es un indicativo de la fortaleza del proyecto. Al final, las pérdidas globales del sistema este año serán de entre un 30 o un 35% de media”.
Entre esos socios está Dazn, que adquirió los derechos en España de la competición el pasado verano arrebatándoselos a Movistar+ y que ahora atraviesa un momento complicado. “Todos los que viven del deporte en directo están sufriendo mucho”, confirma Bertomeu, que apuesta “por la flexibilidad” para superar los apuros actuales: “La ventaja es que con la mayoría de nuestros socios, también con Dazn, hay contratos a muy largo plazo (cuatro o cinco años) que nos permiten ver cómo podemos ayudarnos los unos a los otros”.
Habrá menos dinero para los jugadores, pero su sindicato (ELPA) cree que puede ser una oportunidad para articular medidas que garanticen los contratos que se firman y para que haya una mayor transparencia. Incluso está el reto de aprobar una pensión para los jugadores al estilo de la NBA. “El valor principal de la Euroliga es su competitividad, que cada partido cuenta de octubre a mayo”, explica Sergio, que va más allá: “Y a partir de ahí, para cualquier organización tener un sindicato fuerte es clave. Si funciona bien y está unido, va a ser positivo para la propia liga, e igual pasa con los entrenadores y los árbitros. La implicación por mejorar la competición va a ser muy importante para el futuro de la Euroliga y eso es lo que intenta la asociación de jugadores”. Bertomeu asiente: “Es un objetivo que compartimos con los jugadores, los miembros más importantes del proyecto, y vamos a empezar a desarrollar desde ya un plan a tres o cuatro años. Tenemos la obligación de ofrecer al jugador un marco de estabilidad y de garantías, una liga bien cimentada que sea atractiva para ellos por su calidad y por las garantías que ofrece”.
Un aspecto central del arranque de la próxima Euroliga el 1 de octubre pasará por los pabellones, por conocer si habrá aficionados en las gradas, aunque sea solo parcialmente. El presidente piensa que hasta Navidad se dará “una situación asimétrica”. “En algunos países habrá público, aunque sea solo en la mitad de la cancha, en otros, no. No existirá una norma general como hasta ahora. En los clubes con restricciones de público veremos un nuevo impacto económico y tendremos que encontrar soluciones, será parte de la conversación con los jugadores”.
El Chacho habla, desde su visión a ras de pista, de “circunstancias especiales, pero eso no significa que veamos un peor baloncesto”. Cree que es obligado adaptarse: “Nos gusta jugar con público, entendemos el baloncesto con aficionados, pero es una situación excepcional y así lo llevaremos. Los equipos lo notarán, pero serán las mismas circunstancias para todos y nadie se verá perjudicado. Tampoco creo que se dé una pérdida importante de conexión con el aficionado, porque con la televisión y las tecnologías hay una cercanía muy grande”.
La cancelación mantendrá un año más al CSKA como vigente campeón, y también a Sergio Rodríguez, que nos cuenta cómo le ha ido en su primer año en Italia, en el Armani Milán: “Lo más importante es la gran ilusión que he visto en el club, en los aficionados... estoy muy contento y con muchas ganas. La entidad lleva años haciéndolo bien y ahora, con la llegada de Messina como entrenador y presidente, se ha dado un gran salto de calidad y ojalá estemos en unos meses compitiendo por todo. Tenemos ganas de estar a primer nivel en Italia y en la Euroliga”.
El base nos revela cómo es la comunicación interna en el club con los móviles y el WhatsApp, una tecnología que lo inunda todo: “Normalmente había dos grupos, uno con el delegado y los jugadores y otro solo con los jugadores. Este año ha habido cuatro, también con los scouts de cada partido y los entrenadores. Espero que no siga la tendencia porque al final será horrible (se ríe) y este año ya ha pasado que algún compañero se ha equivocado y ha puesto algún mensaje donde no debía. Pero sí, es una necesidad tener grupos. Si al final de temporada alguien no sigue hay despedidas... pero en general cuando no hay competición están más tranquilos los grupos”.
La era de la comunicación y de los bases en el baloncesto: “Con el nuevo formato la Euroliga avanza cada año. Llevamos cuatro con este sistema y en este ha habido un nivel tremendo. Muchos equipos, grandes jugadores, exhibiciones semanales en muchos casos de los bases... pero es importante el ritmo de la competición, el nivel de los partidos y que hay una gran tendencia por el tiro de tres. Y en eso los pequeños tenemos el lanzamiento como arma porque por dentro hay gente muy grande”.
La Euroliga bajó el telón sin campeón, una suspensión desde el 12 de marzo que a la postre ha sido definitiva, pero todos los esfuerzos de los dirigentes, de los equipos y de los jugadores se centran ahora en volver con más fuerza el 1 de octubre. Lo veremos.