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El paso de Drazen Petrovic por la NBA, obra inacabada de 'Mozart'

Drazen Petrovic llegó como estrella a la NBA, pero le costó hacerse un hueco en la liga norteamericana. Cuando ya lo tenía, falleció.

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Drazen Petrovic
Nathaniel S. Butler GETTY IMAGES

Los jugadores extranjeros han tenido una suerte dispar a lo largo de la historia de la NBA. Los ha habido como Tony Parker o Manu Ginobili, ambos en los Spurs de Gregg Popovich, con una ristra de campeonatos coleccionados, o como Pau Gasol o Dirk Nowitzki, donde los respectivos títulos además van acompañados del debate sobre la importancia a nivel individual. Pero todos ellos van a la cola si hablamos simplemente de una línea temporal. No fueron los primeros.

En España se presume de Fernando Martín, el primer jugador nacional en irse a la NBA, pero su etapa allí pasó un tanto desapercibida. A su regreso, de nuevo en el Real Madrid, se encontró con un fiero competidor por el puesto más alto en el pedestal de aquel equipo. Drazen Petrovic, nacido en Sibenik (Croacia) en 1964, ya había hecho historia. Sus cuatro años en la Cibona de Zagreb habían llamado la atención de todo el continente y el Madrid pretendía ser su último escalón antes de marcharse a la NBA, para la que había sido seleccionado dos años antes de su llegada al Real. El ambiente en el vestuario era de lucha de egos entre los dos ante la estupefacción de los compañeros, que se veían obligados a elegir bando. Probablemente una de las razones por las que el Barça les arrebató la Liga aquel año. Petrovic sólo jugó una temporada en el club de Chamartín: Estados Unidos le estaba esperando

Pero no sólo la calidad y la mentalidad son factores a tener en cuenta en el deporte o cualquier otra profesión. Y Petrovic lo comprobó el 7 de junio de 1993.

Su carrera en la NBA iba de la mano de otro gran europeo, Sarunas Marciulionis. Ambos llegaron en 1989. El lituano, a los Warriors; el croata, a los Blazers. La de Petrovic tuvo una gran mejora cuando se cambió de equipo, pero la de Marciulionis aguantó más en el tiempo. Es de lo que todavía el mundo se sigue lamentando. La vida del llamado 'Mozart del baloncesto' acabó de forma trágica sólo cuatro años después de su llegada a América. Un accidente de tráfico en Alemania acabó con él y con las esperanzas de los fans de la NBA, que ya le estaban viendo hacer historia

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El paso de Petrovic por la NBA sólo tiene dos etapas porque sólo jugó en dos equipos: Portland Trail Blazers, el equipo que le eligió y con el que debutó, y New Jersey Nets, el equipo que de verdad apostó por él un año y medio después de su aterrizaje.

En los Blazers se encontró un muro difícil de saltar. Él cumplía, pero no tenía sitio. Las posiciones exteriores estaban repletas de grandes jugadores: a su llegada, Clyde Drexler y Terry Porter; un año después, los dos más Danny Ainge. Sobre Petrovic estaba hecha la marca, ya que trabajaba a destajo pero no pasó de los 11,6 minutos por partido. ¿Se probó como correcta aquella estrategia? Nadie lo sabe, pero es verdad que es su época más exitosa después del Anillo de 1977: llegaron a las Finales NBA dos veces en tres años. El responsable en el banquillo era Rick Adelman, que tenía cruzado al balcánico: "Tiene demasiado el balón en sus manos y está acostumbrado a que el juego gire alrededor de él. Le resulta imposible integrarse en nuestro equipo". Drexler, que rivalizaba con él por el puesto pero no ocultaba la amistad, le defendía en aquel momento y años después: "Era el primero en llegar al gimnasio y el último en irse. Por eso le tenía tanto respeto: trabajaba durísimo".

Fueron 18 meses hasta que dejó de tragar y pidió el traspaso. "Es demasiado tiempo. Tengo que salir para demostrar lo que valgo. Nunca he salido desde el banquillo y no pretendo seguir haciéndolo en Portland", dijo en aquella ocasión. Los que tocaron a la puerta fueron los Nets, localizados en Nueva Jersey en esos años. 

Un equipo que estaba fuera de los playoffs pasó a meterse nuevo en la pelea tras elegir a Derrick Coleman y que fichar a Kenny Anderson. Con Petrovic, que empezó algo falto de ritmo pero se ganó el puesto con creces, alcanzaron un nuevo nivel. Su capacidad anotadora era envidiable y también difícil de ocultar, sus estadísticas fueron creciendo a medida que aumentó su confianza y la de los que le rodeaban. En la 1991/92, antes de unos Juegos Olímpicos que se presumían históricos, ya estaba en 36,9 minutos por encuentro y una veintena de puntos de media. Y quedaba más

Uno de los enfrentamientos que se esperaban desde el Viejo Continente era el que iba a tener con Michael Jordan, el mejor jugador de la época y posiblemente de la historia. Con un Petro ya henchido de valor, a Jordan le gustó un gesto que tuvo con él en Barcelona'92. Se vio en el espejo. Aquellos Juegos no sólo fueron los del 'Dream Team', también los de la desmembración de la antigua Yugoslavia. Croacia se estrenaba y Petrovic era su estrella. Los dos países se enfrentaron en la final y Jordan se vio en el espejo. "Le dije: 'Voy a meter una en tu cara'. Y me respondió: 'Y yo en la tuya'. No estaba nervioso. Fue igual de duro que yo fui contra él, era un competidor agresivo. Aquellas fueron grandes batallas, pero cortas. Fue emocionante jugar contra él", relató 'Air' hace años. 

En la 1992/93, su última temporada, brilló sobremanera. De hecho, algunos jugadores, como su ex-compañero Danny Ainge, se quejaron de que no fuera incluido en el All-Star: "La única razón por la que no fue escogido es que era extranjero". Sí entró en uno de los mejores quintetos de la temporada, el tercero, gracias a sus 22,3 puntos por noche. Lo consiguió con un 44,9% en triples, un registro fuera del alcance de muchas muñecas. Su mejor partido en la NBA lo brindó el 24 de enero de 1993 ante los Rockets: metió 44.

Estaba llegando otra vez a su pico, lo sentía, volaba, y haría lo que fuera posible por conservar el momentum. Los miembros de aquel vestuario rememoran con frecuencia una de las anécdotas de Drazen que explican bien lo fuerte que se sentía antes de su muerte: una lesión de rodilla cuya recuperación sería de dos meses acabó dejándole fuera sólo dos semanas por la intensidad que marcó en el proceso. 

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El accidente se lo llevó a una edad temprana y quizás eso engrandeció su leyenda en Estados Unidos, una que ya era inabarcable en Europa. El número '3' terminó retirado por los Nets y se dieron varios homenajes a su figura a lo largo de los años. David Stern, el comisionado de aquella época y ya fallecido, dio el matiz preciso sobre el legado de Petrovic en la NBA:

"Fue un pionero porque abrió el camino del éxito a los jugadores internacionales"