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REAL MADRID

Nocioni: "Entiendo a Reyes, Rudy y todos los que me odiaron"

Este domingo 17 de mayo se cumple un lustro de la novena Euroliga del Madrid, la que puso fin en 2015 a 20 años de sinsabores. Lo recordamos con el Chapu Nocioni, MVP de la Final Four.

18/05/15 BALONCESTO REAL MADRID CAMPEON DE EUROLEAGUE EUROLIGA SESION DE FOTOS CON EL TROFEO DE LA FINAL FOUR
 NOCIONI
18/05/15 BALONCESTO REAL MADRID CAMPEON DE EUROLEAGUE EUROLIGA SESION DE FOTOS CON EL TROFEO DE LA FINAL FOUR NOCIONIRodolfo MolinaDIARIO AS

Andrés Marcelo Nocioni (Gálvez, Santa Fe, Argentina, 1979) dejó una profunda huella en cada plaza donde jugó. En Vitoria y en Madrid, en Chicago y, por supuesto, en la selección argentina. Un talento y un físico privilegiados, pero sobre todo una personalidad y un carácter ganador irrepetibles: el Chapu. Lo entrevistamos cuando se cumplen cinco años de la novena Copa de Europa del Madrid, en la que fue MVP de la Final Four, y casi tres de su retirada. El 15 de mayo de 2015 el Real abatió al Fenerbahçe (96-87) con una primera parte salvaje y el 17 de mayo, en la final, al Olympiacos de Spanoulis (78-59).

En junio hará tres años de su retirada, ¿cómo la llevaba hasta el coronavirus?

Tranquilo y sin mayores problemas hasta que llegó la pandemia y nos cambió los hábitos de vida…

¿Puede ir ahora a pescar?

No, pero me entretengo preparando moscas y estudiando cosas nuevas sobre mi gran hobby. Me apasiona, aunque sin desconectar nunca del básquet, porque vivo totalmente relacionado con clubes e instituciones y doy charlas para empresas y gente que quiere escucharme sobre vivencias deportivas. Continúo vinculado, pero sin la rutina de antes, me doy un espacio.

¿Aún sigue de cerca el baloncesto español y la Euroliga?

Sí, aunque ahora tocan partidos retro. Es una situación difícil que nos aleja, por el bien de todos, de lo que es el deporte. Ojalá se vuelva a competir en las diferentes ligas. Cuando era un chaval me despertaba muy temprano los domingos para poder ver los partidos de la ACB que se jugaban al mediodía en España, por Televisión Española. Me acuerdo del Joventut, de los encuentros del Barcelona, del Madrid, que eran los más representativos. También me acuerdo del Cáceres, del Zaragoza… Ahora hago algo parecido, o hacía, pero como los partidos que se pueden ver en Argentina suelen ser los de por la noche en España, le quito horas a la siesta.

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SERGIO PEREZREUTERS

Aterrizó en el Madrid en julio de 2014 para sustituir a Mirotic, ¿cómo se gestó su fichaje?

Cuando acabo los playoffs con el Baskonia, me llama mi agente y me dice que Juan Carlos Sánchez quiere hablar seriamente conmigo. No era una situación fácil por varios motivos: familiares, de equipo y por lo que suponía ese desafío a mi edad (iba a cumplir 35 años). A posteriori fue una muy buena decisión, pero en el momento no resultó tan fácil tomarla. Luego, con el diario del lunes, salió bien.

El Madrid venía de perder la final ante el Maccabi y Laso andaba en el alambre.

De antemano se sabe lo que es el Madrid. Había caído en dos finales europeas consecutivas y en la ACB ante el Barcelona. La situación no era relajada ni en el banco ni en el equipo, que había sentido los golpes. Traté de que ese estado de ánimo se olvidara y se pensara en otro desafío, y con una Final Four en Madrid, ese era el gran reto. Quería entrar en el grupo de la mejor manera para ayudar a digerir esas cosas que no son fáciles para un deportista. Había problemas y dudas en el banquillo, más tarde se disiparon.

Andrés Nocioni.
Pablo Laso y Andrés Nocioni.
Felipe Reyes levanta la Copa de la Euroliga.

Nocioni: "Entiendo a Reyes, Rudy y todos los que me odiaron"

Real Madrid-Olympiacos en imágenes

Andrés Nocioni.

Foto:JAVIER SORIANOAFP

Real Madrid-Olympiacos en imágenes

Pablo Laso y Andrés Nocioni.

Foto:Juan Carlos HidalgoEFE

Real Madrid-Olympiacos en imágenes

Felipe Reyes levanta la Copa de la Euroliga.

Foto:DANI POZOAFP
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El equipo gana en septiembre la Supercopa, pero en diciembre llega una mala racha y salen nombres de posibles sustitutos de Laso.

En ese momento lo tomé mal, no me cayó nada bien. Cuando arranqué el curso me puse mucha presión y venía jugando de manera intermitente, no encontraba mi rol. Me metía más presión, me decía que no le servía al equipo, que no era un buen reemplazo de Mirotic, pensaba en la edad… Y lo que hice fue exigirme mucho más. Laso tomó muy buenas decisiones entonces, nos hizo reagruparnos, nos habló y encontró el modo de que jugáramos bastante mejor. En esas dudas que surgieron en diciembre creo que Laso estuvo muy cerca de haber dejado el Madrid. Y no porque los dirigentes quisieran, sino porque la situación llevaba a eso. Un tramo duro en ese año repleto de títulos (hubo pleno con Supercopa, Copa, Euroliga, Liga y, en septiembre, la Intercontinental).

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FELIPE SEVILLANODIARIO AS

Tiene una gran personalidad, pero imagino que no sería sencillo entrar en un vestuario en el que gente como Reyes y Rudy le veían como el enemigo.

Mirándolo con otra perspectiva, yo también me hubiera odiado, tampoco hubiera querido que Nocioni entrase en mi vestuario. Entiendo a Felipe (Reyes), a Rudy y a todos los rivales que en su momento me odiaron. Sin embargo, con el tiempo conocieron a la persona, al Chapu, y esta no tiene nada que ver con el jugador competitivo de la cancha. Lo que está pasando ahora con el documental de Michael Jordan sirve de ejemplo. En su momento los compañeros lo querían matar y se confunde el ser exigente y competitivo con ser mala persona, no lo eres por hacer eso, por tratar de llevar al límite a todos, incluida la institución.

¿Quién le ayudó en ese proceso de integración? ¿Sergio Rodríguez…?

El Chacho me conocía bien de Sacramento, él fue el que me echó la mano que necesitaba dentro del vestuario, la persona que ejerció de puente, el que me hizo entrar en el Madrid de la mejor manera posible. También Pablo Laso y Chus Mateo me ayudaron a que las dudas de Felipe, Rudy, incluso del mismo Sergi (Llull), se disiparan. Terminé con una gran relación con todos.

Hubo momentos de tensión competitiva interna, cuéntenos la charla a sus compañeros en plena cancha al poco de llegar.

Antes de diciembre ya veníamos perdiendo algunos partidos y el ánimo no era el mejor, a Ayón le costaba encontrar su lugar en la arrancada, algo normal, y tuvimos un entrenamiento bastante friccionado, digamos que duro, en nuestra antigua cancha de preparación (en el Valle de las Cañas; el Madrid no se mudó a Valdebebas hasta mayo de 2016). Había muchas quejas y yo también me estaba enojando… Pablo Laso, inteligentemente, dejó seguir y esperó a ver hasta dónde llegaba la situación. Acertó de pleno. Aquel resultó un grandísimo entrenamiento, con una enorme competitividad, y cuando finalizó y Pablo iba a hablar del tema, le pregunté si podía decir algo: 'Muchachos, yo soy así. Si queremos ganar y queremos jugar mejor, vamos a tener que entrenarnos de esta forma porque debemos elevar nuestro nivel de competencia'. Ese sería el resumen con otras palabras. Quise aclarar que así jugaba y entrenaba, que era lo que necesitábamos y creo que ayudó, hizo que el nivel de las prácticas fuese alto y exigente. Crecimos como equipo y para eso vine.

¿Hubiera considerado un fracaso perder la Final Four de 2015?

Sí, al cien por ciento. Lo único que tenía en la cabeza era ganar la Euroliga, aunque primero tenía la gran chance de llegar a una Final Four. Nunca la había jugado: estuve muy cerquita dos veces seguidas. Fui con la mentalidad exclusiva de alcanzar la Final Four y, si la hubiera perdido, me lo hubiera tomado como un fracaso pese a ganar la Supercopa, la Copa y la Liga. No desprestigio la ACB, sino que en ese momento la prioridad mía y de todo el Madrid era la Euroliga.

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JAVIER SORIANOAFP

De haberse escapado la Euroliga, ¿sus sensaciones serían ahora distintas?

Lo primero es que el Madrid no me hubiera despedido de la manera en la que lo hizo (en el palco de honor del Bernabéu, con Florentino Pérez, la cúpula del club y la plantilla al completo). Lo segundo, me hubiera quedado un vacío, sí. Muchos buenos momentos, pero habría dejado una cuenta pendiente. No hubiera tenido otra oportunidad estando tan bien preparado física y mentalmente.

Retrocedamos cinco años, a mayo de 2015. Mucha presión en los días previos y salida en tromba en semifinales ante el Fenerbahçe (96-87) con su defensa a Bjelica como factor clave. ¿Cómo lo vivió?

Recuerdo estar muy concentrado toda la semana, muy enfocado en lo que debía ejecutar. La defensa a Bjelica era justo lo que el equipo necesitaba. Era el claro MVP de la temporada y lo conocía del Baskonia, sabía de su mentalidad y manera de jugar. Intenté hacer lo que le podía incomodar y afectar dentro de la cancha. Nada personal, solo competir de una manera que pudiera entorpecer su gran talento. La presión existía (20 años sin título, desde 1995), pero el equipo iba mucho mejor y la oportunidad era muy buena. En mi caso, pensaba más en la acción, en entrar desde el banco y ser ese clic que cambiara un poco la mentalidad, la energía, el esfuerzo… Tocaba hacer algo distinto respecto a las finales anteriores (derrota en 2013 ante Spanoulis y compañía y en 2014 ante el Maccabi de Rice en la prórroga).

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JAVIER SORIANOAFP

Usted y todo el equipo jugaron una gran final ante el Olympiacos, luego llegó la celebración y… el baño en La Cibeles, que ya ha prescrito.

El baño en La Cibeles no fue tan extremo, por favor, que no quiero tener problemas (se ríe). Tocamos un poco el agua y nada del monumento en sí. Alguno debe pensar que me pasé toda la noche nadando en la fuente, alrededor de La Cibeles. No, pero me di el gusto de ir. Cuando veíamos el fútbol y los festejos había envidia sana… Me gustaría que el básquet tuviera esa popularidad. En la final con el Olympiacos (78-59) entré con la misma actitud que ante el Fenerbahçe y en la segunda parte apareció un Jaycee Carroll estratosférico para darnos un margen decisivo. Recibí el MVP por la regularidad en los dos partidos, aunque el momento de Carroll fue tremendo, 11 puntos casi consecutivos que nos permitieron cerrar bien el partido. El recuerdo es maravilloso: me siento a falta de cuatro minutos con la gente gritando "MVP, MVP…". Un placer sentirlo, vivirlo y escucharlo. He tenido la enorme suerte de que muchas aficiones gritaran mi nombre: la del Baskonia, la de Chicago, la del Madrid, la de la selección argentina… Estoy agradecido por el cariño de la gente.