Dwight Howard ha conversado con su compañero Jared Dudley en un directo de Instagram, en el que Kobe Bryant y la relación que tenía con él el pívot ha protagonizado gran parte de la charla. Hay que irse al año 2012 para llegar al momento en el que empezó todo. Los Lakers fichaban a Dwight Howard y formaban el siguiente quinteto: Steve Nash-Kobe Bryant-Metta World Peace-Pau Gasol-Dwight Howard. El objetivo era evidente, querían ir a por el anillo. Pero el experimento estuvo muy lejos de salir bien.
No ayudaron varias cosas. La edad de Nash, el sistema de D'Antoni (que llegó con la temporada ya empezada) y que no sacaba todo el rendimiento a varios jugadores, especialmente a Pau. Tampoco ayudó la espalda de Howard , de la que se había operado hacía unos meses, ni su cabeza, como él mismo reconoce ahora. " Afronté esa temporada queriendo dar la mejor versión de mí mismo y ser la estrella del equipo. Era más joven que él y es lo que sentía en aquel momento. Fue muy difícil para mí y para Kobe comunicarnos. Creo que estábamos en dos etapas mentales diferentes" , asegura Howard, dando a entender que su mentalidad no fue la más adecuada teniendo en cuenta el equipo al que llegaba.
Sin embargo, ha querido negar los rumores que hubo en su momento de que entre ambos existía una mala relación personal. Según él, sus problemas se circunscribían únicamente al terreno profesional: "No puedo hablar por Kobe, así que hablaré por mí mismo. En la temporada que jugué aquí creo que hubo muchos egos, cada uno intentando imponer la forma en la que quería que funcionase el equipo. Kobe y yo tuvimos nuestros desacuerdos y nuestros momentos. Y una vez que dejé el equipo todo el mundo decía que nos odiábamos, pero no era así. Estaba molesto por cómo habían salido las cosas en la pista, pero no le odiaba" .
De lo que también habló con Dudley fue de su regreso a Los Ángeles, a donde hasta hace no mucho ni se planteaba volver por cómo fue la primera experiencia: "Estaba realmente molesto por cómo terminaron las cosas y recibí tantas críticas por marcharme que pensé que nunca volvería. Llegué a odiar este lugar. Pero con el tiempo pensé que lo mejor era olvidarlo y dejar que todos esos malos recuerdos se fueran. Al principio fue difícil, pero una vez que lo hice fue como la mejor sensación del mundo. Me sentí libre". Eso le ayudó a no dudar cuando recibió la nueva oferta de los Lakers: " Simplemente pensé que no me iba a comer la cabeza con nada. No me iba a importar ni los puntos que anote, ni los rebotes que coja, ni los minutos que juegue, ni si recibo elogios o si mi nombre va a salir en el periódico".