Lockouts, atentado en Boston... ¿cuándo se ha parado la NBA?
El coronavirus ha suspendido la NBA de forma indefinida, pero no es la primera vez que los equipos no juegan los 82 partidos de temporada regular.
Inédito. Eso es lo que está ocurriendo ahora en el mundo entero, pero también en la NBA, una competición longeva, cuna del deporte norteamericano durante décadas (junto a la NFL, la MLB...) y que se enfrenta ahora a algo a lo que nunca antes se había enfrentado. El coronavirus ha llegado a Estados Unidos, Donald Trump ha cancelado todos los vuelos procedentes de Europa y lo que empezó como una enfermedad desconocida en Wuhan, está ahora presente en una infinidad de países y ha evolucionado de epidemia a pandemia en cuestión de semanas.
El deporte se ha parado prácticamente a nivel mundial, y el baloncesto norteamericano, tras diversas reuniones el pasado miércoles acabó cediendo en unua maniobra exprés tras el positivo de Rudy Gobert. La NBA se suspendió de forma indefinida cuando todavía había partidos en juego y el segundo caso, también de los Utah Jazz (esta vez Donovan Mitchell) no ha tardado en aparecer. Lo que parecía impensable, un parón total, se ha acabado produciendo en la mejor Liga del mundo, que tampoco es inmune a un virus que se sigue propagando con velocidad y que solo está controlado, de momento, en China, donde las estrictas medidas han permitido que el número de contagiados deje de ascender.
Como ya hemos dicho, la NBA nunca se ha enfrentado a nada parecido, pero sí ha tenido que solventar situaciones complicadas a lo largo de su historia que han amenazado con suspender una temporada en su totalidad o que ha provocado que no se disputen todos los partidos de la misma. Las medidas nunca han afectado a los playoffs, pero eso no quita que haya habido situaciones excepcionales que la competición, que en estos momentos peligra más que nunca, ha conseguido solventar de una forma u de otra.
Ya hubo un amago en 1991, cuando Magic Johnson fue diagnosticado con VIH. En esta ocasión la NBA siguió su curso y en ningún momento se planteó su suspensión, pero la noticia pilló por sorpresa a casi todo un país y hubo momentos en los que nadie supo reaccionar. No hubo un parón como el actual, pero es conveniente mencionarlo, puesto que la sociedad norteamericana en general y la competición baloncestística en general fueron puestas a prueba. Magic se perdió los tres primeros encuentros por, oficialmente, una infección estomacal, y conmocionó al mundo deportivo en una rueda de prensa el 7 de noviembre de ese año y se retiró anticipadamente (aún tendría un breve regreso en la 1995-96). Eso sí, fue seleccionado para el All Sttar y lo disputó en contra de la opinión de algunos jugadores como Karl Malone. Fue MVP de dicho encuentro y aún formó parte en verano del Dream Team. No hubo suspensión, pero la noticia fue un desafío bien resuelto por el progresismo de David Stern solo unos años antes de empezar con el aperturismo de una Liga que el año pasado tuvo a un esloveno y un griego como Rookie del Año y MVP de la temporada respectivamente.
Aunque no vamos a hablar exactamente de eso en lo que sigue, sí es un buen preludio para explicar tres situaciones concretas en las que la NBA vivió un auténtico desafío. En las tres, la temporada fue incompleta y no se disputaron los 82 partidos que tradicionalmente acompañan a la Liga, aunque en dos de ellas, este hecho perjudicó a la totalidad de las franquicias y en la otra a solo una, los Boston Celtics. A continuación, repasamos algunos casos resueltos de aquella manera pero que pueden establecer un pequeño precedente de cara a la actualidad, absolutamente inédita por el coronavirus y que se enfrenta a un desafío que trasciende más allá de los límites de la propia competición.
El lockout de la 1998-99
Aunque no todo el mundo lo sepa, en la NBA ha habido cuatro cierres patronales, aunque solo en el de la 1998-99 y la 2011-12 se suspendió una parte de la temporada y no se jugaron los 82 partidos. Antes de este ya hubo dos que supusieron una dura negociación resuelta a tiempo y que no perjudicó a la temporada. Uno en 1995, cuando temas como el tope salarial, el dinero que perciben los novatos, la agencia libre o el reparto de ingresos estuvieron en una fuerte disputa que duró del 1 de julio al 15 de septiembre pero que se solucionó meses antes del inicio del curso, el primero que Michael Jordan jugaría completo desde su retorno a la Liga (durante la 1994-95) y el del 72-10 de los Chicago Bulls. Otro, en 1996, justo un año después y tras esa temporada histórica que dio a Phil Jackson, Jordan, Pippen y compañía el anillo tras derrotar a los Sonics por 4-2 en las Finales. El bloqueo en esta ocasión apenas duró unas horas del 10 de junio de ese año, cuando el sindicato de jugadores y David Stern negociaron sobre qué parte correspondía a quién de los 50 millones de ingresos televisivos de esa temporada. El comisionado accedía a que el 50% fuera para los salarios de los baloncestistas, que pedían más. Los 14 millones adicionales que les concedieron cerraron la negociación tan solo unas horas después de haber declarado la huelga.
El lockout de la 1998-99 sí que supuso una verdadera crisis. Las pérdidas que la NBA arrastraba desde hacía unos años provocó la negociación de un nuevo convenio colectivo entre Billy Hunter, representante de los jugadores, y el comisionado David Stern. Como siempre, los jugadores pedían más para ellos y los propietarios para las franquicias, por lo que el conflicto, largamente postergado, era inevitable. La Liga se paró desde julio de 1988 a enero de 1999. El día, 6 de ese mismo mes, tras divisiones en el sindicato de jugadores, Hunter y Stern llegaron a un acuerdo y se jugó una temporada sin All Star y con tan solo 50 partidos, algo inédito hasta entonces. En total, el bloqueo duró 204 días.
Hay muchas teorías sobre lo que se pudo perder en el parón, que tuvo su origen, por cierto, en el contrato de 6 años y 126 millones que los Wolves, utilizados luego como cabeza de turco, ofrecieron a un por entonces jovencísimo Kevin Garnett. Por un lado, Jordan esperó a que se anunciara el inicio de la temporada para retirarse por segunda vez. Por otro, la tibia respuesta por parte de los aficionados provocó que los ingresos se redujeran ese año sin la leyenda de los Bulls, que regresaría a las pistas en 2001 con la camiseta de los Wizards. La NBA se dio cuenta de que había vida después de Jordan con la llegada de la fiebre amarilla de los Lakers y todo lo que ello supuso, en el 2000. Y mientras tanto, en 1999, los Spurs se hacían con el primer anillo de su particular dinastía con Tim Duncan siendo nombrado MVP de las Finales. Phil Jackson, a punto de regresar a los banquillos con los de púrpura y oro tras un año parado, no dudó en calificar ese curso, de 50 partidos y sin All Star, como la temporada del asterisco. Gregg Popovich nunca se lo perdonó.
El lockout de la 2011-12
La historia se repitió algo más de una década después. Con Billy Hunter metido otra vez en faena, esta vez junto a Derek Fisher y de nuevo contra un David Stern que ya contaba sus años para marcharse, el principal conflicto fue, como siempre, el salario de los jugadores. El problema fue la división respecto al salario de los baloncestistas, especialmente los de la clase media, y la estructura del límite salarial al que deben acogerse las franquicias según el convenio NBA. Los propietarios propusieron reducir la renta de los jugadores del 57% que percibían con el convenio de 2005 a un 47%. Pero estos no aceptaban menos del 53%. Los propietarios querían que se aumentara el impuesto de lujo para impedir que se superase el límite salarial y así forzar la competitividad, pero la clase media de la Liga argumentó que esto afectaba a sus ingresos y no a los de las estrellas, que seguirían percibiendo lo mismo.
La huelgra se inició en 1 de julio (no hubo traspasos ni movimientos durante el verano) y duró hasta el 26 de noviembre, cuando ambas partes acordaron que la renta estuviera entre un 49 y un 51,5%. Un punto intermedio que no impidió que la temporada pasara de 82 a 66 partidos. Era la segunda vez en la historia de la NBA que una campaña se veía reducida y que tuvo a varios jugadores firmando con otros equipos en el tiempo que duró el parón y para no perder la forma, como fue el caso de Serge Ibaka y el Real Madrid. Esta vez sí hubo All Star en un curso baloncestístico que coronó finalmente y tras muchos intentos, a LeBron James. Esta vez nadie habló de asteriscos. Ni siquiera Phil Jackson, que se retiró en la temporada inmediatamente anterior a ambos parones, tanto el de 1999 como el de 2012 (también estuvo inactivo en la 2004-05). Esta vez, eso sí, el Maestro Zen se iba para no volver.
El atentado en la Maratón de Boston 2013
La desgracia llegó a la ciudad de Boston un 15 de abril de 2013, cuando dos artefactos explosivos de fabricación casera estallaron en Boylston Street, cerca de Copley Square, justo antes de la línea de meta del mundialmente conocido Maratón de Boston, matando a tres personas y dejando heridas a otras 282. Los responsables del atentado terrorista fueron los hermanos Tamerlán y Dzojar Tsarnaév. El primero de ellos fue batido por la policía y el segundo fue detenido varios días después y condenado a pena de muerte bajo el sistema federal estadounidense. Y, entre todo esto, el encuentro de la NBA que iba a enfrentar ese mismo día a Celtics y Pacers fue suspendido.
Aunque no es el mismo caso que los lockouts ya mencionados, el hecho marcó un antes y un después en la historia de la NBA. El partido no fue aplazado y no se disputó en otra fecha, por lo que ambas franquicias acabaron la temporada regular con un récord que indicaba 81 partidos y no 82. Algo extraño y que no se había observado nunca y que dejó a los Celtics con un 41-40 y a los Pacers con uno de 49-32. En el caso de Boston el encuentro no tenía incidencia, ya que tanto los Hawks (44-38, sextos) como los Bucks (38-44, octavos) tenían un récord que, hubiesen ganado o perdido los verdes, no habría cambiado la clasificación. No es así en los Pacers, que quedaron por delante de los Nets, cuartos del Este, por media victoria. Si hubiesen caído el récord habría sido el mismo y habrían quedado una posición más atráss, ya que cayeron en los tres duelos individuales que disputaron contra Brooklyn esa temporada. Y se habrían enfrentado a Bulls y no a Hawks, en primera ronda. Cosas del destino.
En la presente campaña hemos visto un caso que nos ha hecho recordar al de ese Celtics-Pacers jamás disputado. La muerte de Kobe Bryant provocó el aplazamiento del partido que iba a enfrentar, apenas unos días después, un Lakers-Clippers. Los de púrpura y oro no estaba psicológicamente preparados para afrontar el duelo tras el fallecimiento de la estrella angelina, y la NBA accedió a aplazar el duelo, que no se ha disputado una vez se han parado máquinas. Por otro lado, y también en relación con el terrible hecho, se especuló mucho sobre una posible suspensión de la jornada en la noche del 26 al 27 de enero. Muchos criticaron que no se aplazaran los duelos de ese día, aunque hubo quién argumentó que era muy complicado encontrar fechas suficientes para que se realizaran. Lo cierto, es que es muy complicado que los Raptors, que jugaban en San Antonio, pudieran regresar desde Canadá a Texas en otra día. Una dificultad parecida debió de existir para posponer ese Celtics-Pacers de 2013. Al fin y al cabo, nunca se disputó.
El coronavirus de la 2019-20
La mayor de todas las crisis. La NBA se enfrenta en esta ocasión a un elemento externo, desconocido y a una situación en la que nunca se ha visto envuelta. El coronavirus ha llegado a Estados Unidos y, si todos sigue la progresión que ha tenido en China, luego Italia y ahora España, de aquí a un mes, que es el tiempo mínimo de suspensión anunciado, pueden estar en una situación mucho peor de la que se encuentran. Nos adentramos en un terreno desconocido: con menos de un mes para que terminara la temporada regular, por primera vez en la historia de la competición peligran los playoffs. Esto no es un lockout que retrasa el inicio y te obliga a hacer menos partidos. Ahora, la NBA se enfrenta al mayor de sus desafíos y a un parón más lleno de incertidumbre que nunca. La negociación esta vez no es posible. Toca esperar y ver como se resuelve uno de los hechos más peligrosos de los últimos tiempos. Uno que puede dejarnos, literalmente, sin un ganador del curso baloncestístico 2019-20. Insólito se queda corto.