"Hasta hace poco no éramos una opción, pero sí que lo somos"
Anna Montañana es exjugadora de baloncesto (129 partidos con la Selección) y ayudante de Paco García en el Montakit Fuenlabrada de la ACB.
Anna Montañana se convirtió el 11 de febrero de 2018 en la primera mujer en sentarse en un banquillo ACB. Dos años después sigue haciéndolo en cada partido del Fuenlabrada.
- ¿Se considera pionera?
- Si pionera es ser la primera, sí, pero no es algo de lo que me sienta orgullosa. Me gustaría que hubiera habido otras antes y que fuéramos más ahora.
- El otro día escribió en Twitter que le molestaba que le siguieran preguntado por su experiencia con los chicos.
- Fue en plan gracioso. La gente no lo hace con mala intención. Al principio era normal, pero lo he seguido escuchando. Quiero ser entrenadora y lo soy. No es algo pasajero: vine para quedarme.
- ¿Cómo le ha cambiado la vida en este tiempo?
- Mi vida siempre ha girado en torno al baloncesto y lo seguirá haciendo, aunque ser entrenadora te ocupa las 24 horas, siete días a la semana durante nueve meses. La cabeza descansa pocas veces. Aunque sea tu pasión, es muy exigente.
- ¿La visión femenina ofrece un plus?
- Hay aspectos diferentes en cómo trabajamos. A mí me gusta entrenar igual a chicos y chicas, pero creo que somos más comprensivas, aunque no se puede generalizar. Nos caracterizamos por nuestro esfuerzo, nuestra perseverancia... No sé si lo veo así por ser mujer o por ser como soy.
- Se retiró en 2015. ¿Se imaginaba llegar hasta donde lo ha hecho?
- Cuando me saqué el título de entrenadora dije que quería llegar a la ACB. Siempre he sido un poco soñadora pero, a lo mejor, sí que ha ocurrido antes de lo que pensaba.
- ¿El deporte es un ámbito cerrado a la mujer?
- Hemos ganado en consciencia. Damos pasos adelante, pero venimos de tan atrás... En los dos años que llevo en el Fuenlabrada, el baloncesto español no ha cambiado. El americano, sí. Becky Hammon fue la primera, pero ahora mismo hay más asistentes. También hay cargos directivos y está Michele Roberts. En Europa, aparte de mi caso y el de una chica en Francia, no conozco más. Los números ofrecen la realidad.
- En la Liga Femenina hay dos: Aranzazu Muguruza y Madelén Urieta.
- Hasta hace poco no formábamos parte de la ecuación, no éramos una opción. Eso es lo que hay cambiar, porque sí lo somos. Tenemos que empujar. Nunca he pensado que yo pudiera tener limitaciones, siempre he ido a por mis sueños.
- En ninguno de los deportes de equipo femeninos de España hay una seleccionadora.
- ¿Eso quiere decir que no hay ninguna mujer que pueda ser primera? No sé si creérmelo. También es verdad que estamos sometidas a una presión extra, a demostrarlo dos o tres veces más.
- ¿Tenemos más referentes femeninos?
- Sí. Las redes sociales han ayudado y la divulgación es más rápida y fácil. Se tiene que mejorar, eso sí, la labor de márketing.
- El Valencia es un club que trata igual a su equipo masculino y femenino. ¿Es el ejemplo a seguir?
- Totalmente. El respaldo al deporte femenino va anclado con su filosofía, sobre todo con la de Juan Roig que tiene cuatro hijas. Ha invertido en cosas normales en el masculino: comunicación, una mascota, un speaker... el producto es atractivo.
- La Liga Femenina se ha convertido en el buque insignia, a nivel de clubes, de la FEB.
- La desaparición del Ros y la crisis hicieron mella, pero estamos en un buen momento, donde las españolas están volviendo y en los equipos hay más estabilidad.
- ¿Es feminista?
- Parece que es malo decir 'soy feminista', que está mal visto, pero significa buscar la igualdad de oportunidades. Y yo lo hago. En eso, tenemos que empujar todas.
- ¿Qué significa para usted el 8 de marzo?
- Un día que debe desaparecer en el futuro, pero aún tenemos cosas que reivindicar. No es sólo una tema de los hombres, nosotras tenemos que ganar en confianza, empuje... Seguir dando pasos con la ayuda del hombre.