CELTICS 110-ROCKETS 111

Van muy en serio: Westbrook y los Rockets asaltan el Garden

Partidazo en Boston. Los Celtics forzaron la prórroga de forma milagrosa y pudieron con Harden... pero no con Westbrook y el tremendo físico de los nuevos Rockets.

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Con muchos aciertos y errores groseros, con mucho nivel físico, con acciones increíbles... tremendo partido de baloncesto en el Garden, donde los Rockets (110-111) ganaron en la prórroga, sumaron su sexta victoria seguida, callaron a los que decían que faltaban triunfos de relumbrón en esta racha y demostraron que han enderazado el rumbo a tiempo con su órdago a pequeña y que van a por todas. Ahora están ya (39-20) a un partido del segundo puesto del Oeste... mientras que la derrota deja los Celtics a uno del segundo del Este, un duelo mano a mano con los Raptors con el factor cancha en una hipotética semifinal de Conferencia en juego.

El gran partido de la noche del sábado no decepcionó, desde luego. Y los Celtics, tras la derrota, fueron cartografiando ante la prensa las coordenadas de estos nuevos, casi ilógicos e indigestos para casi todos los rivales Rockets: mucho físico, muchísimo físico en defensa con su quinteto pequeño, y un ataque con más espacio para Russell Westbrook que obliga a los rivales a elegir veneno. Jaylen Brown reconoció que habían puesto demasiado empeño en secar a James Harden... pero que en el bando rival había otro MVP por ahí suelto. Total, que Harden se quedó en 21 puntos con un 4/17 en triples y en 8 asistencias con 5 pérdidas pero Westbrook se fue a 41 puntos con un 16/27 en tiros y, otras de las claves de su excelente mes de febrero, solo dos triples lanzados (1/2). A eso se une el trabajo de House, Tucker y Covington y tenemos la fórmula del éxito ultra small que ha revitalizado a un equipo que pareció con poco que decir en la primera mitad de temporada. Tucker (13 rebotes, 3 tapones) y Covington (16 puntos, 16 rebotes, 3 tapones), siguen compensando con tono físico, cambios contantes y ayudas inteligentes su falta de centímetros (más una ventaja que un problema, por ahora) y ese nuevo formato (entre los dos, además, siete triples), ha reconfigurado a unos Rockets que, ahora mismo, parecen capaces de ganar a cualquiera.

Todo esto sería igual de cierto si, como pudo pasar, los Celtics hubieran ganado. No porque llegaron a tener 17 puntos de ventaja en el primer tiempo (esfumados con un 0-13 tras el descanso: de 64-53 a 64-66) sino porque tuvieron un millón de oportunidades en una prórroga en la que no anotaron durante los últimos 02:49. Enlazaron seis fallos y una pérdida y enviaron al limbo todas sus ocasiones, la última en un ataque final en el que no pidieron tiempo muerto y agotaron posesión hasta acabar en una acción forzada de Brown. Stevens, otra vez, habló del físico de los Rockets en las jugadas de saque de banda para justificar que no pidiera ese tiempo muerto para ordenar su último balón. Y dijo, resignado, que había ganado el equipo que más lo había merecido. Y, seguramente, el que debió ganar antes de una prórroga forzada de forma increíble: con 95-101, Harden falló tres tiros que podrían haber sido definitivos en el plazo de casi un minuto y, ya en los últimos segundos, Marcus Smart anotó un triple, Tatum tiró a fallar desde la línea de personal (con 101-104), Smart tocó el rebote y este cayó en manos de Brown, que anotó un triple frontal para forzar la prórroga. Pero a los Rockets, pese a los errores de Harden (que anotó los tiros libres del triunfo después), les quedaba otra vida. Ahora siempre es así... o eso parece.

Los Celtics, con solo cuatro puntos del banquillo, jugaron muy forzados por la energía defensiva de los texanos (39% en tiros). Jayson Tatum acabó con 32 puntos, 13 rebotes y 5 asistencias pero pareció fundido en el tramo decisivo. Brown metió 22 puntos y Smart 26 con 7 asistencias, 4 robos... y un 5/15 en triples. Los verdes llevan cinco derrotas seguidas contra los Rockets, un equipo que ha dado un volantazo tremendo, se lo ha jugado todo a la versión más radical de su fórmula y, por ahora, están teniendo un éxito incuestionable con los playoffs ya a la vuelta de la esquina. Cuidado.