Alerta roja: los 'baby Hawks' dejan casi hundidos a los Blazers
El vigente finalista del Oeste está contra las cuerdas. Sigue sin encontrar formas de ganar sin Lillard y ve ya muy lejos el octavo puesto. Trae Young, 15 asistencias.
Hace poco más de un mes, Damian Lillard parecía la reencarnación del Stephen Curry de 2016 (el del primer MVP unánime de la historia), los Blazers parecían haber enderezado el rumbo y la temporada parecía a tiempo de ser salvada para un equipo al que las lesiones han tratado a palos durante toda un curso que arrancó con un 5-12 durante el que los de Oregón parecieron cualquier cosa menos un vigente finalista del Oeste. Todavía lo son, pero después de perder en Atlanta (129-117) su presencia en playoffs parece muy seriamente comprometida: 26-35, solo 10 victorias fuera (10-22) y ahora undécimos del Oeste, a tres partidos y medio del octavo, los Grizzlies, con Pelicans y Spurs por delante y los Kings en empate técnico.
Con 21 partidos por jugar, su suerte parece echada, aunque todavía les queda una bala que está irremediablemente vinculada al regreso de Lillard, cuya lesión de ingle justo antes de All Star Weekend está siendo finalmente lo que parecía desde el principio: letal para su equipo. Sin él sabían que cada victoria iba a ser oro, pero solo han amasado una, en casa y con mucho sufrimiento contra los pobres Pistons. Por lo demás, cuatro derrotas (tres ahora seguidas) que dejan contra las cuerdas a un equipo que sigue sin noticias sobre los posibles regresos de Zach Collins y Jusuf Nurkic. Y que, otra muestra de su mal fario, perdió por un esguince de tobillo en Atlanta a Anfernee Simons, que era (10 puntos en 16 minutos) el único jugador capaz de aportar algo de vida a un banquillo fantasmal.
Pero con todo y con la coartada de las lesiones por delante (dicho está), los Blazers tienen que jugar mejor. Desde luego tan necesitados y en pista de unos Hawks que solo suman, con esta, 19 victorias (19-43) aunque han ganado cuatro de los cinco que han jugado desde el parón del All Star y han empezado, eran el peor equipo de la liga, a meter triples: 37 entre los triunfos contra Brooklyn y Portland. Con prometedoras sensaciones de sus rookies top 10, Cam Reddish ante los Nets y esta vez De'Andre Hunter, que sumó un 6/9 desde la línea de tres para 22 puntos. Con los dos aleros aplicándose en defensa y metiendo tiros liberados y Huerter por fin sano (19 puntos), los Hawks (todavía sin Capela) están en su primer muy buen momento de la temporada, liderados por Collins (24+10+4) y un Trae Young que se quedó en un 1/8 en triples pero acabó con 25 puntos y 15 asistencias... y un buen golpe de Ariza, al que no le gustó que el base intentara su ya habitual caño entre las piernas.
Pero golpes al margen, y el tercer cuarto tuvo unos cuantos, los Blazers no pueden quedarse en 8 triples con un 28% (8/28) ni permitir 18 con un 43. Son matemáticas: 30 puntos de diferencia ahí. Además, dieron 20 asistencias menos (34-14) y se fueron a 17 pérdidas, muchas de ellas no forzadas por la defensa rival. Pese a los puntos de McCollum (35 con 5 asistencias), el equipo de Stotts no ha logrado que la baja de Lillard no parezca definitiva para sus aspiraciones. Y eso era, ni más ni menos, lo que necesitaban para mantenerse en la lucha por un octavo puesto que empieza a parecer una quimera. Lo será si no reaccionan, literalmente, ya.
Los Spurs con vida... de milagro
En esa pelea, que va camino de acabar siendo dramática, se sostienen de milagro los Spurs, que ganaron a los Magic (114-113) en otra demostración de que este tiene toda la pinta de ser el curso en el que se quedan sin playoffs... y sin ser el equipo que se clasifica para ellos 23 temporadas seguidas. La victoria, pírrica, les deja en 25-33, por delante de los Blazers y a tres partidos del octavo. Pero mientras hay vida hay esperanza, y hay algo de vida a pesar de un final en el que el equipo de Popovich se lió con un saque de banda, perdió la bola y concedió una transición rápida que acabó con una bandeja algo forzada pero cómoda falla da por Fournier, que había sido (23 puntos, 5 triples, 5 asistencias), el mejor del equipo de Florida, que perdió una buena ocasión de asentarse en el séptimo del Este a costa de los Nets. Una plaza que, al menos esquiva el marrón que sería, y tal y como pintan las cosas, jugar a siete partidos contra los intratables Bucks.
Los Spurs dieron otra lección de como complicarse contra equipos que también van muy justitos. No metieron ni una canasta en los últimos 3:48 del tercer cuarto y se vieron por detrás en el último, 90-96 a falta de ocho minutos y 107-111 a falta de dos, antes de que entre DeRozan, Forbes y los fallos de su rival tomaran el aire que casi se les escapa en la última acción. Al menos, y por cuestión casi de pura suerte, esta vez les salió cara la moneda al aire que son los finales igualados para un equipo que sigue sin LaMarcus Aldridge, se quedó sin Poeltl y contó con 16 puntos de DeRozan, 20 y 9 rebotes de Lyles y 15 con 7 asistencias de Dejounte Murray... Poca cosa, pero una victoria es una victoria y tal y como está el asunto, los Spurs no pueden poner mala cara ante ninguna.