John Beilein podría tener las horas contadas como entrenador de los Cleveland Cavaliers. Según han informado Adrian Wojnarowski y Brian Windhorst, el técnico de los Cavs se va a reunir a lo largo de este lunes con el general manager de la franquicia de Ohio, Koby Altman, para decidir si sigue o no en su puesto. La posibilidad de que deje el banquillo no es una descisión de última hora, sino que ya habrían discutido esta posibilidad antes del parón del All Star.

Beilein, según fuentes cercanas al propio entrenador, se siente infeliz e incluso desgraciado con la situación que está viviendo en su primera experiencia en la NBA. Hay que recordar que el técnico que acaba de cumplir 67 años es toda una institución en el baloncesto universitario y famoso por sus sistemas de ataque. Precisamente eran esas dos cosas las que habían hecho confiar en él a los Cavs, que pretendían crear una cultura propia a partir de una plantilla en general bastante joven. Pero las cosas no han salido como esperaban.

El punto álgido de los problemas llegó cuando en el mes de febrero y durante una sesión de vídeo hizo un comentario que en Estados Unidos se considera racista por llamarles thugs (pandilleros) a sus jugadores, lo que allí se identifica con grupos de jóvenes negros en barrios deprimidos de las ciudades. Posteriormente tuvo que pedir perdón a su plantilla. Ese fue el último golpe a una relación que ya estaba tocada por una serie de decisiones que habían hecho a los jugadores perder la confianza en el liderazgo de su técnico. 

En el plano deportivo, los Cavs son últimos del Este (12-43), algo que no descartaban en los despachos por estar en plena reconstrucción. Sin embargo, Beilein ha dejado claro que no es capaz de hacer que sus tácticas universitarias conecten con la idiosincrasia de una plantilla de NBA. Ni antes, ni durante, ni después de los partidos. J.B. Bickerstaff, asistente del todavía entrenador de los Cavs y que ya ejerció como interino en Houston y Memphis, suena como sustituto. Parece que era el elegido hace tiempo para llevar a cabo la transición entre Beilein y el próximo técnico, pero ni él ni nadie pensaban que la decisión se pudiese precipitar de esta manera. Sin embargo, tanto la directiva del equipo de Cleveland como el propio entrenador han llegado a la conclusión de que la situación no tiene vuelta atrás.