La tiranía de Campazzo da al Real Madrid su 28ª Copa

Después de las dos finales más polémicas que se recuerdan y de dos años sin títulos, el Madrid es campeón de Copa otra vez. Y lo es por KO. Tumbó al Valencia el sábado y este domingo al Unicaja, a merced ambos de un reincidente MVP, Facundo Campazzo, y de un bloque muy sólido y certero (17 triples). El 28º triunfo en el palmarés que abre distancia con el Barça (25). La mayor paliza en una final desde 1983 (+27).

El Real afrontaba la Copa como en los orígenes de la era Laso, sin ser el favorito número uno, cuando el técnico aún no sabía que se iba a convertir en su campeonato fetiche. Comenzó a serlo en febrero de 2012 al arrancar el trofeo de las entrañas del Sant Jordi, en territorio Barça y ante los azulgrana, el primer éxito de la nueva era, la primera Copa blanca en 19 años.

Esta vez, en Málaga, el sorteo, Mirotic, una mala racha propia y un juego irregular, devolvían al torneo un aire de imprevisibilidad. Todo era posible, también que el Madrid diera de nuevo un estruendoso golpe sobre la mesa en trinchera adversa, la del Unicaja. De Barcelona al Carpena, de Copa en Copa, el trazo firme de un círculo perfecto que sigue dibujándose. Sexto título del Madrid en nueve participaciones, 22 partidos ganados de 25 disputados. Los mismos seis trofeos que logró entre 1975 y 2011, en 37 ediciones. Y la 19ª conquista del Lasismo en 26 finales de 35 posibles tras 523 victorias en 676 encuentros (77,3% de éxitos, 39-11 este curso). Una barbaridad imposible de creer hace una década, cuando la sección llevaba otra deriva. Una peligrosa.

Felipe Reyes, siete Copas

Es fácil imaginar a Laso con un puro en la boca, al estilo Hannibal Smith en el Equipo A, diciendo aquello de “me encanta que lo planes salgan bien”. Pero la realidad no es un guion perfecto, hace falta cintura. Si ante el Valencia la presencia de Campazzo y Tavares, también de Randolph, se alargó muchísimo, sin rotación en puestos clave, en la final al minuto y medio Edy cometía la primera falta. Se sentaba y… al regresar en el segundo acto, la segunda rápida. De nuevo Reyes a pista, más de 14 minutos en la primera parte, algo novedoso este curso. Reboteó, luchó y defendió, +18 con él en cancha entonces en el que podría ser, si hay retirada, su adiós a la fiesta del baloncesto español. Séptima Copa, como Navarro, 35 victorias, más que nadie, y 27 trofeos totales (incluida la Selección).

El capitán aportó para que el Unicaja no aprovechara la larga ausencia de Tavares, de hecho, los de Casimiro se sintieron más cómodos con Thompkins y Randolph de pareja interior. La torre lo veía desde el banco, el otro gigante, de menos de 1,80, no. Campazzo devoraba rivales, mordía atrás (¡qué difícil es de superar y cómo ralentiza al enemigo!) y en ataque, pura paciencia, pase, pase, pase y… zas, asistencia o tirito cómodo. Encontró un poderoso aliado, la manita incorrupta de Carroll. Incluso más que eso, su actividad y movilidad en toda la pista: 13-26 para cerrar el primer cuarto y 14-35 después de sendos triples de Rudy y otro de Thompkins.

Campazzo y Carroll

El Facu se daba una tregua y el equipo, como en semifinales, volvía a pararse a la misma altura del choque, con protagonistas parecidos y casi durante el mismo tiempo. En realidad, solo arrancó con la reentrada del base argentino. Atrás quedaba la respuesta de raza de Brizuela (12 de sus 22 tantos en ese tramo) para contagiar a una grada teñida de verde. Sus compañeros no la metían en una piscina, ni bajo el aro ni de tres (llegaron a firmar 1 de 15).

Quedaba ver en la reanudación si tocaba confirmación madridista o reacción heroica. Y vimos un aluvión de lo primero hasta un escandaloso 59-92. Más Campazzo (13 puntos, 13 pases y 29 de valoración) y más Carroll (20 tantos), genial Boom Boom en ¿otra despedida? Y gran entrada en escena de un descansado Tavares. Rebotes, tapones y… puntos (12) y asistencias (2). El copón que le faltaba. De un tiempo a esta parte, la hora la da el Madrid. Rey de Copas.