NBA | LAKERS 111 - ROCKETS 121
Los gigantes Lakers tampoco frenan a los pequeños Rockets
Cuarto partido sin jugadores interiores y cuarta victoria para los Rockets. Robert Covington debutó con tres jugadas decisivas.
De perdidos al río han debido pensar Daryl Morey y Mike D'Antoni. Después de varios años de decepciones y una temporada con más dudas que certezas, la lógica marcaba un cambio de ciclo en Houston, al menos en lo que se refería al estilo. Pero los dos hombres que llevan las riendas de este proyecto, lejos de virar el rumbo, lo que han hecho es poner los motores a toda máquina. Si van a morir, que sea haciendo en lo que ellos creían. Y así, llevamos cuatro partidos en los que el small ball de los Rockets, uno de los más reconocibles de la NBA, se ha transformado en un súper híper mega small ball nunca visto y que, para sorpresa de propios y extraños, de momento sólo conoce la victoria.
Al principio, con Clint Capela lesionado, fue un poco por las circunstancias. O eso pensábamos. Después del cierre de mercado nos hemos dado cuenta que todo estaba planeado. El pívot está en Atlanta, los dos que quedan en plantilla (Chandler y Hartenstein) no cuentan y veremos si acaban la temporada en el equipo, y P.J. Tucker ya ejerce con regularidad de 5 titular, un jugador de 1,96. Anoche, tratando de parar a Anthony Davis, se cargó de faltas en seguida. Entre Danuel House (1,98) y el recién llegado Robert Convington (2,01) se fueron pasando el marrón. Da igual. Ahora mismo lo que pase en la pintura no les importa demasiado. Estos Rockets juegan a otra cosa. Literalmente. Incluso para ellos.
Suponemos que a los rivales les costará interpretar esta nueva versión del juego. También al propio equipo de Houston, aunque victorias como la de hoy en el Staples les ayudan sin duda. "Ganar aquí es bueno para nuestra confianza. Si salimos de Los Ángeles superados sin duda habría hecho que nos cuestionásemos si estamos preparados para defender esta nueva fórmula", explicaba D'Antoni tras el encuentro. A pesar de que los Lakers no pararon de meter el balón dentro y de que Anthony Davis se puso las botas (14/21 para 32 puntos sin un sólo intento desde el perímetro), los Rockets continuaron con su plan (porque tampoco tienen otro) y no se despegaron en ningún momento del partido. E incluso obligaron al rival a cambiar el guión habitual: entre McGee y Howard sólo estuvieron 20 minutos en cancha.
Más extraño fue que lanzaron 42 triples (10 más que los Lakers), metiendo casi la mitad (45,2%) pero sin que Harden participase demasiado en esa fiesta. Bueno, ni en esa ni en ninguna, porque después de dos partidos de 40 puntos La Barba se quedó en 14 (con 7 rebotes y 7 asistencias) y sólo 10 tiros de campo. Así que estos Rockets tan bajitos, que mueven y mueven el balón por fuera hasta que encuentran al hombre liberado ante uno de los equipos más físicos y altos de la Liga, también gana sin que Harden sea protagonista principal y casi ni secundario. El principal fue Westbrook, que con su 41+8+5 se convirtió en el tercer jugador en la historia en llegar a los 20.000 puntos, 7.000 asistencias y 6.000 rebotes después de Oscar Robertson y LeBron James.
El secundario de lujo fue Robert Covington, que debutaba con los Rockets y no lo pudo hacer de mejor manera. En sus 30 minutos en pista sumó 14 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias, 2 robos y 2 tapones. Uno de estos últimos fue la primera de tres jugadas clave que ayudaron a su nueva franquicia a llevarse el encuentro. Un tapón a Anthony Davis a falta de 3:30 que iba a acompañar poco después por dos triples que dejaban el partido en las manos de los texanos. Todo esto con Darren Collison sentado al lado Jeanie Buss en la grada, el hombre que parece el gran objetivo Laker una vez cerrado el mercado de fichajes con evidente decepción en las filas angelinas.