El campeón llama a la puerta: los Raptors ya son terceros del Este
Derrick Rose brilla en Atlanta y sigue llamando a la puerta del All Star. LaVine suma 21 puntos en el último cuarto y 42 totales ante los Cavs. Los Sixers ganan con muchos apuros.
Cuidado con los Raptors. Les han pasado todas las desgracias posibles, han tenido lesionados a todos los jugadores importantes y están, con todos ya de vuelta, 28-14, terceros del Este a solo un partido y medio de distancia del segundo, Miami Heat. Otro monumento al excepcional trabajo de Nick Nurse, un entrenador que en Minnesota (112-122) recuperó al último lesionado, un Fred VanVleet que regresó con 29 puntos y un 7/8 en triples para llevar al equipo a la tercera victoria seguida, pleno desde el regreso de un Marc Gasol esta vez discreto y sin puntería (0/4 en triples): 4 puntos, 4 rebotes, 4 asistencias.
Nurse pudo usar por fin su teórico quinteto tipo: Lowry VanVleet, Anunoby, Siakam, Marc. Los dos primeros reventaron el partido desde el backcourt, 28 y 29 puntos con un 12/16 combinado en triples. Con esa unidad de nuevo en acción, al campeón le queda un banquillo más largo de lo previsto cuando empezó la temporada: Ibaka (12 puntos, 6 rebotes), Norm Powell (20 puntos), Hollis-Jefferson, McCaw, Terence Davis, Boucher...
Ante los Wolves, los Raptors pegaron el estacazo en el último cuarto (de 84-89 en el inicio a 95-115 en el ecuador) después de ir a remolque en el primer tiempo tras encajar 39 puntos en el primer cuarto, 14 del rookie Jarrett Culver (acabó con 26) y 11 de un Andrew Wiggins que completó el primer triple-doble de su carrera (18+10+11). Pero los Wolves, a pesar de eso y de tener de vuelta a Karl-Anthony Towns, y a pesar de competir a un nivel digno casi todas las noches, suman cinco derrotas seguidas, incapaces de cerrar bien los partidos, y se caen casi definitivamente en el Oeste (15-27). Towns se quedó en 12 puntos y 6 rebotes, demasiado poco para su equipo, con un 1/7 en triples y solo cuatro tiros que no fueran desde la línea de tres.
Derrick Rose deslumbra ante Trae Young
Dos equipos que están teniendo una temporada muy complicada se enfrentaron en Atlanta en un partido al que llegaban ambos con una sonrisa, cosa rara, y que acabó con un ganador muy claro: los Pistons, que arrollaron (103-136) después de ganar también en el Garden. En Boston con un 60% en tiros, esta vez con un 59 y la anotación más alta de un curso en el que nada les ha salido como pretendían... salvo Derrick Rose. El veterano base sigue con su resurrección y apura sus opciones de volver a ser all star, esta vez con 27 puntos y 9 asistencias. Suma siete partidos seguidos, e iguala la mejor racha de su carrera, con al menos 20 puntos y 5 pases de canasta.
El banquillo funcionó: 22 puntos de Markieff, 25 de Mikhailiuk y 14 de Galloway. Además, Andre Drummond sumó 16 puntos y 17 rebotes contra el equipo que negoció su traspaso y se echó atrás antes de soltar una primera ronda. Los Hawks venían de ganar en San Antonio por primera vez en 21 años y notaran la bajada de tensión, además en back to back y tercer partido en cinco días. Sin defensa, tampoco estuvo súper Trae Young (16 puntos, 8 rebotes, 7 asistencias). Collins sumó 20 puntos y Hunter, 19.
Los Sixers sufren y los Bulls remontan
Aunque ganaron, los Sixers salieron del Madison con las malas sensaciones de casi todos los partidos (llevaban seis derrotas seguidas) a domicilio. Al menos, salvaron la papeleta (87-90) y ganaron fuera de Philadelphia por primera vez desde el 23 de diciembre, que se dice pronto, y después de que un triple de Tobias Harris les sacara del lío en el que se habían metido ya en el último minuto, 87-86 después de un parcial de 10-2 de los Knicks. Ben Simmons sumó 21 puntos, 7 rebotes y 8 asistencias, RIchardson 18 puntos y, la mejor noticia, Korkmaz volvió a brillar desde el banquillo: 17 puntos, 3 triples. Pero a los Sixers hay que exigirles mucho más de lo que demostraron, con el agua al cuello, ante unos Knicks liderados por Marcus Morris (20 puntos, 6 rebotes).
En Chicago, los Bulls remontaron un partido loco (118-116) a los Cavaliers, que llegaron a ganar por 19, que estaban 17 arriba al descanso (56-73) y con +15 (87-102) antes de un último cuarto en el que anotaron 14 puntos (31-14)... por los 21 que logró él solo Zach LaVine. El escolta acabó con 42, 6 rebotes y 5 robos y propulsó a unos Bulls nefastos durante tres cuartos. Kevin Love (29+5+6) falló un gancho forzado para empatar y los locales completaron un pequeño milagro al ritmo de LaVine, que (al menos él) brilla en el estilo de sálvese quien pueda de Jim Boylen: 10 partidos seguidos con al menos 20 puntos para el escolta, que sueña con ser la representacion local en el All Star Game que se jugará en menos de un mes en Chicago.