Ricky y los Suns asaltan Boston pese a los ¡11 triples! de Marcus Smart
Partido loco y gran victoria en el Garden de unos Suns que van a más. Decisivo Mikal Bridges. Los Celtics, en un bache claro: seis derrotas en ocho partidos.
Fue una locura, un partido insensato, del que no se pueden sacar muchas conclusiones más allá de que fue muy divertido y los Suns acabaron ganando a los Celtics en el Garden (119-123). O sí se pueden sacar, porque hay líneas generales que enlazan con la narración gruesa de un choque en muchas cosas histérico: los Celtics están mal. Suman seis derrotas en ocho partidos y tres seguidas antes de recibir el lunes a los Lakers en el primero de los dos grandes clásicos de la temporada. En ese tramo están por debajo de la media de la liga en defensa (donde más se centran las críticas) pero también en ataque. Si en los 31 primeros partidos se habían visto en desventajas de al menos 16 puntos tres veces, en los diez últimos (también en este) les ha pasado en seis ocasiones. Una barbaridad. Lo bueno es que en 27-14 llegan al ecuador de la temporada mejor que la pasada (25-16), algo que ya habrían firmado en septiembre. Lo malo, que la dinámica es peligrosa y están ahora cuartos del Este con Pacers y Sixers en su cogote. Hace un suspiro, marchaban 25-8 con los Bucks no muy lejos.
Y los Suns están bien. Han ganado cuatro de cinco y han recuperado el tono competitivo después de ocho derrotas seguidas que pusieron en jaque su temporada. Como la cola de los playoffs del Oeste está muy barata, no tienen el octavo puesto lejos y, lo que es más importante para valorar el impacto del año I de Monty Williams, han ganado ya 18 partidos (18-24) por los diez que llevaban hace un año a estas alturas. De hecho están a una victoria de las 19 totales de la pasada campaña. Las tres anteriores a esa ganaron 21, 24 y 23, así que estamos a un paso de que esta sea, ya, la mejor temporada de los de Arizona en un lustro.
Ahora, el partido: los Suns se escaparon contra unos Celtics sin Kemba Walker (molestias en una rodilla) ni Jaylen Brown (esguince en un pulgar). Ahí se les fueron muchos puntos... y muchas ideas a los de Brad Stevens, que tampoco compensaron con defensa sus hasta cierto puntos comprensibles problemas en ataque. A partir del 10-26 en los primeros nueve minutos, el partido se jugó con la sensación de que los Celtics llegaban, llegaban... pero no terminaban de llegar. Cuando pasaron a ser superiores, no impusieron la lógica porque habían cedido demasiado terreno material... y emocional: los Suns se aferraron a un triunfo de enorme prestigio que peligró pese al 95-109 a falta de 3:41. Los Celtics convirtieron un 104-114 en un 111-114 con un minuto por jugar, y en la posesión decisiva Mikal Bridges anotó una gran canasta que esquivó la última bala local. Bridges, el primer dato loco de un partido muy loco, no había pasado de dos triples en su temporada y media en la NBA y en Boston anotó 6, con un 6/8 que le puso en 26 puntos para adornar lo que normalmente es un tremendo (y decisivo) trabajo defensivo. El alero y Saric (13 puntos, 11 rebotes, 5 asistencias), ya habían puesto un clavo en el ataud del Garden con dos triples cuando los Celtics rugían (85-90) en el inicio del último cuarto.
Pero hubo más: Devin Booker acabó con 39 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias en una cancha legendaria donde hace tres años metió 70 puntos y, en gran parte por eso, donde nadie tiene mejor promedio anotador (36,2). DeAndre Ayton terminó con 26 puntos y 15 rebotes tras su 26+21 en Nueva York y sus medias del curso rondan ya el 17+12. Y Ricky Rubio, tras su partidazo en el Madison, estuvo muy discreto (8 puntos, 2/9 en tiros) pero repartió 9 asistencias frente a unos Celtics que tardaron en entrar en faena y cayeron heridos por sus propias contradicciones cada vez que tuvieron la remontada a tiro.
Pero hubo más: Marcus Smart anotó 35 puntos y repartió 8 asistencias; desde luego el tope anotador de su carrera con, además... once triples. Para frotarse los ojos. Smart, que está en la primera temporada en la que anota más de dos por partido y que en su carrera suma 1,4 por noche, batió el récord de triples en un encuentro de toda la historia de los Celtics, con un increíble 11/22 que le convirtió en tan sólo el undécimo jugador de siempre que llega a ese número en un partido. En los 3.272 encuentros que han jugado los Celtics desde que se implantó la línea de tres, según el periodista Sean Grande, solo Buddy Hield (en noviembre) había llegado a once triples. Por el lado verde, el tope eran los nueve de Antonie Walker en enero de 2001, hace casi 19 años.
Un partido en el que entre Smart y Bridges anotaron 17 triples con un 17/28 no llama en principio a sacar conclusiones lógicas, pero las hay. Más allá de cómo se llegó a ese resultado final, la extraña y muy divertida noche del Garden dejó la sensación de que los Suns van a más, y les queda alguna vida en la pelea por el octavo puesto de Oeste (al menos para los muy optimistas), y de que los Celtics están en un tramo valle de la temporada, justo en el ecuador y con tiempo de sobra para corregirse... pero necesidad de hacerlo cuanto antes. al fin y al cabo, perdieron en un partido en el que Marcus Smart anotó (11/22) diez triples más que Devin Booker (1/4). Y mañana llegan los Lakers a la ciudad.