UCAM MURCIAL 56-BILBAO BASKET 57
Bouteille pudo más que Booker en el nervioso Murcia-Bilbao
Un canastón del francés desde siete metros a 15 segundos para acabar con su defensor delante decantó un compromiso de tanteo ridículo. El escolta norteamericano y Eddie, muy solos.
Bouteille pudo más que Booker. Puestos a echar un pulso entre jugones, porque colectivamente el Murcia- Bilbao fue una patata, el francés se sacó un canastón en un uno contra uno ante Townes que decantó la balanza. Fue un triple lejanísimo, inesperado a todas luces porque quedaban cinco segundos de posesión y aún dejaba 15 para maniobrar al rival antes del bocinazo final. Una virguería, que sucedió a dos de Booker y Eddie, las estrellas de Sito Alonso, que tomaron las riendas en el tramo final de un choque dañino para la vista. Al técnico madrileño se le pone la cosa muy fea tras siete derrotas consecutivas, pero ya se sabe que dijo que está feliz con la confianza que nota en el club. Mumbrú tiene en el saco ya toda la cosecha de hace dos años, cuando se descendió (8) y aún no ha concluido la primera vuelta.
El partido fue digno de una resaca de Nochevieja. A tanteo ridículo. El segundo cuarto era como para poner a ambos en la sala de espera para ingresar en la LEB. Un pasaje del terror, con fallos estrepitosos, tiros fuera de guion y contraataques por parte de los locales malogrados por tirar ‘alley-oops’ sin venir a cuento en lugar de jugar a asegurar. Mumbrú no acababa de dar con el base que marcase un ritmo decente, ni Rousselle ni Schreiner, así que Brown, al menos por velocidad de reacción, entregó algo más de coherencia. Estaban ahogados. Pero nadie sujetó a Booker cuando empezó con su catálogo de unos contra uno con el mundo por montera. La defensa planteada por Sito era buena, hacía jugar al director de orquesta contrario en la zona central del campo, quemando media posesión en botes sin sentido alejados del aro. Era una verbena postvacacional, un partido turronero navideño de esos que se hacen infumables.
Antes de eso, de saque, el Bilbao decidió salir en una zona 2-3, tal vez para hacer pensar a un UCAM que anda con el agobio del descenso a cuestas. Rojas, un jugador que siempre tiene alguna acción de esas en la que el rival sale dolorido, apareció con la misión de estar muy pegado a Bouteille y lo hizo bien. Este se tiró seis minutos sin anotar. El Bilbao estaba horrible pero la diferencia andaba sobre un punto, lo cual era una buena noticia. Vivía del rebote ofensivo y su tarjeta en el triple era para el sonrojo: 0/11 en 15 minutos. Booker metió cinco puntos seguidos y propició la máxima ventaja local: +6. El RETAbet estaba en el partido en la medida en que conseguía conectar con Balvin, un coloso en la pintura. Pero el equipo carecía de la verticalidad necesaria en un choque de despropósitos.
A mitad de travesía, Booker llevaba ya 14 puntos y eso era un tesoro incalculabre en una tarde destinada a intercambiar errores. El cuadro vizcaíno aguantó el arreón universitario (+8), pero no acababa de dar último paso. En cinco contra cinco daba grima verlo y para un movimiento que hizo bueno, de Rafa Martínez, pitaron falta en ataque a Lammers por moverse en el bloqueo. El acierto en el tiro libre también les mantenía con vida. Parecía que era clave no descolgarse y llevar al Murcia a un cara o cruz en el que le matase la angustia. Un 0-6 permitió al cuadro visitante liderar el marcador en el minuto final del tercer cuarto, tras un posteo de Sergio Rodríguez resuelto con pasos que no vieron los colegiados. Lo tenían en el punto de cocción deseado.
Meter una canasta era como un parto que duraba meses, había que aplicar cuatro ataques o cinco minutos en ocasiones para celebrar una. ¡Qué sufimiento! En los tres primeos actos, 28 de 94 en tiros de campo, ahí queda eso. Bueno, lo de menos era el arte, aquí lo que vale son los triunfos para no caer en la angustia. Comenzó el último acto con canasta de Sulejmanovic y la máxima diferencia de los muchachos de negro: +4, aunque la tónica seguía siendo más defensiva que de ataque. Lammers empezó con su rosario de txapelas y ayudó mucho en la defensa vasca del 'pick and rol', con el pívot a mitad de camino y un exterior siguiendo al hombre-balón. El Murcia se quedó clavado en los 40 puntos. Daba pinta de que con 60 serías el rey. Entre Booker y Eddie hacían 33 de los 43 puntos del UCAM, una locura. Toda esa dependencia estaba bien masticada por el rival, que no se volvía loco por su producción y solo trataba de bajar porcentajes a ambos.
Los pupilos de Mumbrú perdonaban la vida, eso sí, a los murcianos. Cinco arriba en el tramo final. Encendió la mecha roja Booker. Si durante 38 minutos aquello había sido un bostezo continuo, el final adecentó las casi dos horas de juego. Booker y Bouteille, los dos mejores de cada formación, maquillaron la tarde con su clase en el sorbo final. Los dos equipos decidieron jugársela a la defensa (Sito puso a Tumba cuando no tenía el balón) y al talento individual de tres hombres. Un 10-3 puso el 53-51. Brown siguió con su labor de hormiguita y forzó un campo atrás de Booker. Este y Eddie metieron dos cestas desde el arco para el 56-54 a 1:07 para concluir. Entonces se sacó su obra de arte de la chistera Bouteille, a 15 segundos para que cayera el telón. Fue un saque de banda, Schreiner se la dio a Bouteille que condujo la bola hacia el lado derecho tras una finta en el bloqueo de Lammers y un aclarado. Cuando un equipo está en dinámica muy negativa pasa lo que le ocurrió al UCAM: en busca del triunfo final, en una misma posesión, Booker fallo un tiro de dos, Townes uno de tres y Luz una bandeja casi sobre el claxon. Esa desafornutada acción resume lo que es un equipo de los bervios en la actualidad. Miribilla se sigue aferrando a la Copa.