Festival de los Spurs (145 puntos) y desastre de Lillard y McCollum
Los Warriors ganan dos partidos seguidos por primera vez en la temporada y los Rockets mantienen su buen tono con un triunfo trabajado en pista de los Kings.
La última jornada antes de Navidad en el Oeste dejó una actuación a la antigua de los Spurs, un desastre ilógico de los Trail Blazers, que estropearon unas sensaciones que iban en ascenso, otro triunfo de los Rockets ante unos Kings que vuelven a descolgarse y un partido en la Bahía del que salieron felices los Warriors y hundidos los Wolves, ahora mismo el equipo en peor situación de la NBA (once derrotas seguidas).
GRIZZLIES 115-SPURS 145
Grizzlies y Spurs llegaban, por impensable que pudiera parecer en el inicio de temporada, a la víspera de Navidad con las mismas victorias (11) antes de un duelo en el que los texanos (115-145) jugaron con una brillantez ofensiva que hacía tiempo que no enseñaban: tope de la temporda en puntos y asistencias (36) y la mejor actuación de tiro de cualquier equiop en todo lo que llevamos de curso (67,4%).
Los Spurs ganaban ya de 19 en un primer cuarto en el que acabaron 31-46, lo que más ha recibido jamás en un parcial unos Grizzlies que tampoco habían encajado nunca 145 puntos. Con solo 3 fallos en sus primeros 22 tiros, los de Popovich vieron como el público local empezaba a jalear con ironía sus escasos fallos: 79% en el primer cuarto, 73,8 en una segunda parte en la que firmaron un 7/12 en triples. LaMarcus Aldridge anotó 40 puntos con un 17/25, cogió 9 rebotes y repartió 5 asistencias y DeMar DeRozan firmó un 10/11 en tiros para 26 puntos y 10 asistencias. Dos estrellas en entredicho que se permitieron un día de felicidad total. En los Grizzlies, desarbolados, 19 puntos y 4 asistencias para Ja Morant.
KINGS 104-ROCKETS 113
Los Rockets se acercan a la cabeza del Oeste (21-9) y marchan a un excelente ritmo, todo lo contrario que unos Kings que suman cuatro derrotas seguidas (12-18), que no han ganado desde que volvió De'Aaron Fox y que se están liando justo cuando se habían metido de lleno en la lucha por los playoffs.
Russell Westbrook sumó 28 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias, y James Harden acabó con en 34+5+5, pero lo más destacado para los de D'Antoni fue una defensa que apareció cuando se estaba complicando mucho (solo +6) un partido que los texanos parecían tener atado poco antes. Pero solo anotaron 16 puntos en un último cuarto en el que metieron tres canastas (tres triples) de 17 intentos y se salvaron a base de apretar atrás ante un Fox que sumó en ese parcial 19 de sus 31 puntos pero que falló cinco tiros libres en los últimos seis minutos. Los Kings solo acertaron con un 65% de sus lanzamientos de personal y se quedaron en un 7/30 en triples, personificado por los fallos de Harrison Barnes (0/4) y un Buddy Hield (1/8) cuyo mal momento (con Bogdanovic de baja por lesión) es un problema tremendo para unos Kings que son ahora décimos del Oeste y llegan a Navidad a seis victorias del 50%. Mala cosa.
TRAIL BLAZERS 94-PELICANS 102
Sorpresa en Portland, donde los Blazers se quedaron sin sumar la quinta victoria seguida y se estrellaron en casa ante unos Pelicans que han ganado dos de los últimos tres partidos (8-23 total) y que jugaron un partido serio (bien Favors, Holiday, Ingram y Moore desde el banquillo) pero que, esta vez, se limitaron a aprovechar los fallos de un rival negado, que llega a Navidad con un muy, muy decepcionate 14-17.
Carmelo Anthony sumó 23 puntos y 9 rebotes, Hassan Whiteside 11, 16 y 4 tapones pero Damian Lillard y CJ McCollum tuvieron una noche horrible: el escolta anotó 22 puntos con un 2/10 en triples y falló todos los tiros que podían haber acercado la remontada final, uno tras otro. Y el base se quedó en 18 puntos con un 6/21 y un 0/10 en triples inédito en su trayectoria en la NBA (había hecho un 0/8 como rookie). Un mal día en el peor momento para un equipo que intenta levantar el vuelo para no verse fuera de los playoffs, lo que sería un fracaso absoluto. Los Pelicans, mejor antes del duelo navideño ante los Nuggets, un partido que se ganaron por la elección de Zion Williamson, que sigue sin debutar y sin plazos exactos sobre su fase de recuperación.
WARRIORS 113-TIMBERWOLVES 104
En la Bahía, después de cinco años a un nivel histórico en el que las victorias se apilaban por pura inercia y solo se pensaba en los anillos, de pronto cualquier noche es motivo de fiesta si los Warriors ganan. El nuevo y rutilante Chase Center vibra en partidos hace no tanto intrascendentes, y el equipo da un pequeño paso adelante mientras Draymond Green, tres veces campeón, asegura que la victoria ante los Wolves ha sido una de las que, en Regular Season, más feliz le han hecho en toda su vida. Su compromiso en este año de transición está siendo, desde luego, digno de elogio.
Por primera vez en la temporada, los Warriors enlazan dos triunfos. Desde luego están mejor, con Green y Damion Lee poniendo defensa donde antes no había nada y D'Angelo Russell (30) y Burks (25) lanzando un ataque que vuelve a tener sus (modestas) armas. La noche se complicó al final (de 82-58 a 109-104) pero los de Steve Kerr aseguraron su octavo triunfo (7-24) a costa de unos terribles Timberwolves, que siguen sin Karl-Anthony Towns y que han perdido ya once partidos seguidos (10-19) y están siendo uno de los grandes chascos de la temporada. Andrew Wiggins anotó 22 puntos para un equipo que está fallando cuando parecía a punto de construir una personalidad y en el que están a un nivel muy pobre Robert Covington y el rookie Jarrett Culver, elegido en el número 6 del pasado draft.